Taiel Susurronegro

[Pepe 11]

• Nombre del Personaje
  Taiel Susurronegro
• Raza
  Tauren
• Sexo
  Hombre
• Edad
  27
• Altura
  2,30
• Peso
  210KG
• Lugar de Nacimiento
  Corazón de Kalimdor
• Ocupación
  Alquimista
• Descripción Física

  Pelaje negro como el de cualquier Tótem Siniestro, manos hábiles y rápidas con el arco, piernas largas y algo delgadas y cuernos largos y estirados hacia arriba, podríamos decir que Taiel es un tauren normal.

• Descripción Psíquica

  Callado, solitario, astuto y engañoso son las palabras que mejor describren a Taiel, entrenado como un Totem Siniestro y obligado a dejarlo todo numerosas veces en su vida, sin embargo, es capaz aún de esbozar una sonrisa y disfruta de estar acompañado por gente amigable.

• Ficha Rápida
  Si (300 palabras mínimo)
• Historia

  .-¡Vamos, si llegamos a la costa antes del anochecer estaremos seguros! 

  Esas eran las palabras que escuchaba Taiel todos los días, solo que a veces el emisor cambiaba el destino, a veces era una colina, otras veces un árbol en medio de las calurosas y asfixiantes tierras del centro de Kalimdor, y muy pocas veces, un oasis. No era sin embargo algo que pudiese cambiar, ¿Qué le pasaría si no? Abandonar a la manada y quedar a merced de los centauros, jabaespines y bestias de lo desconocido no era una opción muy atrayente, así que solo tocaba caminar. 

   Eran tan solo unas semanas desde que el jefe ordenó la partida de la tribu, y Taiel no sabía que pensar al respecto, su abuelo siempre le había dicho que abandonar el hogar ante el peligro es de cobardes, pero esta vez simplemente cerró la boca y acató las ordenes, le pareció bastante fea esta contradicción de su abuelo, pero prefirió no decirle nada, era mucho el cariño que guardaba en aquel anciano de cuerno roto, espalda dolorosa, pata coja y un poco sordo que le había recogido cuando sus padres fueron reclamados por los espíritus. 

   "El abuelo es extraño" siempre pensaba Taiel, ¿Qué otra cosa hubiese pensado de un anciano que está todo el día delirando, haciendo cosas extrañas en una tienda y bebiendo líquidos de todos los colores, olores y sabores? Pero con el tiempo se acostumbró, y menos mal que lo hizo, porque el viejo toro empezó a transmitirle su arte, el Calcu, como le solían decir. Semanas después Taiel se la pasaba recogiendo hierbas de olor horrible y sabor aún peor, pero su abuelo le decía que era para "Limpiar la mente", poco tiempo después el anciano ya hasta le enseñaba como hacerlas y qué efectos tienen, Taiel no sabía que pensar al respecto.

   Años habían pasado, aquellos que anteriormente caminaban con entusiasmo, emoción y vigor hoy sirven de comida a los buitres o se arrastran en un intento de no quedar atrás, los niños que antes jugueteaban y corrían por todos lados ahora caminan con la cabeza abajo y las manos ensangrentadas , a algunos los cuernos si les desarrollaron adecuadamente debido a la desnutrición, "No tienen el carácter forjado aún", pensaba el jefe, y él estaba decidido a forjarles uno, organizaría una gran caza, generaría valentía entre los jóvenes y alimentaría a su tribu, "Dos pájaros de un tiro".

   Es así que tan solo unos días después todos aquellos menores a los 20 años y mayores a los 10 serían convocados a una misión suicida para los inexpertos, cazar un kodo. Los batidores habían logrado ver un kodo caminando con esfuerzo sobre los montes, y las estrellas apuntaban con tristeza hacia los mismos, ¿Era una señal? No importaba si lo era o no, había gente que alimentar. Los jóvenes salieron armados con rudimentarios arcos y remendadas lanzas directos a los montes, Taiel había sido dotado de un líquido verde por su abuelo, que le dijo, con total impasibilidad, "Hoy acabarás con una vida, hijo", el joven tauren salió con emoción, pues pensaba que él sería quien mataría a la bestia, pero no sabría lo que tendría que hacer para salvarse.

   Habían pasado varias horas y las estrellas empezaban a irse, el frío azotaba con fuerza en los negros pelajes de los cazadores, y no les permitían sostener bien sus armas. Taiel repasaba a sus camaradas, en ellos veía malformaciones, rasgos de cansancio y el temblor de sus extremidades, pero veía sobretodo el terror en sus ojos, aquel terror que nadie sabe cuando vendrá, el terror de no saber que es lo que pasará. Un rugido ahogado, como si fuese una última voluntad venía de arriba, Taiel se asomó con miedo y no vio más que a otro toro, al lado de la bestia que el grupo buscaba, parece que la había vencido gracias a una trampa, pues en los pies del animal rebosaban pinchos y cuerdas. El cazador no hizo más que ir con desesperación hacia la carne para empezar a cortarla, el grupo de jóvenes se miraba entre sí e incluso algunos empezaban a irse, pero Taiel no quería hacerlo, ellos se habían esforzado igualmente por la comida, y ahora no la perderían, sacó una flecha y sin dudarlo dos veces la untó en aquel verde líquido. Cuatro segundos después un cazador se desplomaba sobre el suelo, las estrellas se entristecían y apagaban sus luces... "A comer..."