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Feyre

Mel'lyones Helsyllë

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Nombre del personaje Mel'lyones Helsyllë
Raza Sin'dorei
Sexo, edad Mujer, 170 años

 

Descripción física, Altura, peso

La joven Mel'lyones tiene una complexión delgada pero nutrida. Sorprende que una joven como ella, que siempre se caracterizó por ser bajita en temprana edad, pegó un estirón y su altura llega a sorprender dentro de la media de las sin'dorei. Por no decir, que su tez es lo suficiente pálida para no considerarse una no-muerta. ¿Y ves ese rostro angelical? No parece haber roto un plato por esos labios rosados que normalmente tiene pintados, y con una sonrisa dibujada.

Por otro lado, su cabello le llega por un poco más allá de los hombros, siendo ligeramente ondulado y pelirrojo natural. ¿Pero qué podemos decir de su vestimenta? Ese cabello rojo viene acompañado normalmente de ropajes no muy llamativos, tendiendo a oscuros. Pendientes en las orejas de distintos tipos, normalmente de aros con otros tipos. Y, hasta el momento, no posee ningún tatuaje o cicatriz que distinga su cuerpo de uno liso y cuidado. Tal vez lunares repartidos por su cuerpo.

1'78 m, 74 kg

Descripción psíquica

Todas las penurias que ha pasado Mel'lyones, le han hecho ser una persona que prefiere vivir la vida desde un punto de vista más animado. Evita como puede los momentos serios y de silencio, algo que no tolera muy bien. Por ello, suele tender a ver la vida desde el punto de vista más positivo posible, manteniendo el punto de vista objetivo siempre presente, pues tampoco es que sea chica de creer en demasiadas fantasías, aunque pueda parecer lo contrario. ¿Y qué pasa si añades que de por sí es una persona un tanto hiperactiva? No puede estarse quieta, a veces ni si quiera es consciente de ello, pero es la mejor forma, quizá, de olvidar. Pero esto también puede tener su vertiente negativa si piensa demasiado, algo no muy común si se rodea de personas.

De por sí, se puede decir que es una joven sensible, cariñosa y abierta a nuevas experiencias. Su primera opción extraña vez será la de faltar el respeto, o tratar mal a alguien simplemente. Por su crianza, o por su vivencia, dieron resultado a una dulce persona que tan sólo busca conocer a más personas y tal vez encontrar esa familia que ha perdido. ¿Que si tiene su lado serio o enfadado? Si, como muchas personas también puede enfadarse, y debido a su sensibilidad tiende a enfadarse también por cosas que le hagan a su círculo de personas. ¿Y la seriedad? Puede que tenga muy buen humor, que siempre intente estar de un lado para otro y queriendo hacer feliz a sí misma, y a aquellos que le rodeen, pero sabe cuando debe comportarse y mantener las formas.

Al igual que también sabe sus límites y no los excederá, aunque algunas cosas no es consciente de que las hace mal y puede que sin querer invada el espacio personal de alguien, sin querer incomodar a nadie. Ya que, por regla general, no pretende hacer daño a nadie que no sea sus enemigos. Esos si que pueden ir preparándose, porque puede llegar a ser bastante sanguinaria. Aunque nunca se sabrá hasta que se vea en acción.

Lugar de nacimiento Lunargenta
Ocupación Arqueóloga de El Relicario

 

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Spoiler

 

Se podían escuchar los pájaros de fondo, o al menos un recuerdo de ellos. Lejos estaba el sol de volver a salir por el horizonte, hacía poco que la luna había salido para proteger a sus criaturas nocturnas. Aquella noche se presentaba tranquila, una dulce brisa movía las hojas de los árboles y los hilos pelirrojos que formaban parte del cabello de Mel’lyones. Pero aquel cantar que mantenía a Mel’lyones en el mundo de onírico, cesó. Se formó un gran silencio y, con ello, los ojos se abrieron en busca de conocer qué había perturbado aquella tranquilidad que le rodeaba.

El silencio jamás le fue agradable.

Había sido Quiel’y, su cría de vermis de maná, una pequeña criatura tan singular como corriente por aquellas tierras. El cuerpo de la sin’dorei se fue despegando de aquel terreno cubierto de hierva húmeda, por el ambiente que ofrecía aquel pequeño lago. Una vez sentada, ofreció su mano a la vermis para que ésta fuera quien se enrollase en la misma a su gusto, luego le atrajo así y le acarició lentamente. Los ojos verdes, como esmeraldas, se posaron en el lago mientras los párpados caían ligeramente, junto a las comisuras de sus labios.

Creándose así el más nostálgico de sus rostros de aquel día.

No estaba segura de si había hecho bien en abandonar su hogar, y con ello sus costumbres. Hacía quizá varios años ya que había dejado aquel ambiente gris, apagado. Sin alma. Pronto se había quedado sin mucho de sus familiares a causa de las caídas, de los no-muertos. La guerra. Llegó a su vida y le arrebató a la mayoría de sus familiares, a penas dejando a su madre, si se podía decir que estuviera viva, porque parecía un alma en pena constante. Jamás había superado la muerte de sus hermanos, pero Mel’lyones no estaba dispuesta a sacrificar su juventud.

No iba a darle esa victoria a sus enemigos.

Siempre había sido una joven elfa que le gustó estar rodeada de libros, de conocimiento. ¡Aventuras! Todo aquello que le mantuviera lejos de los malos recuerdos, y ahora podía tener eso con mayor facilidad. Gracias al haberse introducido en el Relicario, una de sus metas cumplidas, un pequeño sueño realizado. Muchas habían sido las noches que soñaba con ver antiguas reliquias en personas, conocer nuevos artilugios. Una vida lejos de la ciudad, aunque inevitablemente todavía perteneciera en ella por su trabajo, pero había dado el paso de salir de su casa de la niñez.

Aquellos pensamientos se le pasaban por la cabeza, no era difícil en aquella pequeña soledad, pero Quiel’y se aferró más al delgado cuerpo rojizo. Los ojos de Mel’lyones se cerraron y poco faltó para caer las lágrimas por las mejillas.

—    Lo sé, no debería pensar en el pasado. Aun así, duele, Quiel. Duele mucho…

La voz sonaba tan rota que a penas pudo continuar la frase, y es que el recuerdo de aquella familia feliz se había perdido y ella debía de asumirlo. ¿Había pasado tiempo? Si, bastante, pero tenía la sensación de que había sido ayer, quizá porque nada había logrado sacarle aquellas imágenes de la cabeza.

La que tantas pesadillas le causaban.

Poco tardó en reconciliar el sueño, su cuerpo estaba demasiado derrotado tras un día en constante luto, porque era el día en el que todas las desgracias vinieron juntas.

Al día siguiente, fue a trabajar como era corriente. Todo era igual que siempre, nada distinto. Los mismos compañeros, las mismas piezas por el momento y los mismos horarios. Hasta que pasó algo distinto y Mel’lyones vio su oportunidad para darse un cambio de aires, encontrarse a sí misma y salir de aquella espiral de dolor. Pues se trataba de una avanzada que necesitaban ayuda, habían pedido por carta a personal y ya habían enviado una, por lo que Mel’lyones no dudó en ofrecerse como otra ayudante con la finalidad de demostrar que estaba preparada para salir de la ciudad.

Pero no fue hasta unos días después, en los que seguramente quienes decidiesen, que se enteró de haber sido aceptada para aquel trabajo, y quien sabía si para más en futuro. Y tal vez aquella fuera de las mejores noticias que jamás se podía haber encontrado en tantos años.

Aquella misma noche, llegó con las buenas nuevas a Quiel’y.

—    Pequeña, nos vamos a la Avanza de Al'Falador, allí nos esperan. Deben de haber tenido noticias, o no. ¡Quién sabe! Pero nos vamos de viaje.

La pequeña criatura, de poco tiempo, revoloteaba a su alrededor con energías y Mel’lyones no pudo evitar comenzar a dar saltos de alegría como una adolescente desbocada. Sólo se podía escuchar carcajadas, gruidos de vermis y zapateos de la pelirroja sin’dorei.

—    ¿Crees que veremos a no-muertos? ¿Y trols? ¿¡Te imaginas si encontramos algún hallazgo!? ¡Qué subidón!

Estaba que no podía con su cuerpo, y esta vez era de alegría.

—    Añoraba mucho esta sensación, no recordaba lo que era ser feliz. Tú no estabas aún en el mundo, pero una vez me quitaron aquello que amaba de mi vida.

No aclaró si había sido su padre, quizá algún hermano en concreto, o si hubo alguien especial en su vida. Fuera como fuese, ahí se había quedado la cosa. Con ello, unos segundos de rostro apenado, pero que volvió a un estado de felicidad, más controlado, para comenzar a preparar su mochila de viaje.

—    Tengo ganas de conocer nuevas personas, ¿sabes? Ver mundo, salir de estas murallas. Creo que incluso quiero ser alguien conocida, por mi trabajo claramente. ¿Tú que piensas?

La vermis parecía querer comunicarse con Mel’lyones mediante gruñidos y movimientos, y ella parecía entenderle perfectamente. Aunque quizá todo estuviera en su cabeza.

—    ¡Por supuesto! ¡No lo dudes! Tú también saldrás en las portadas de los libros que escriba sobre nuestras aventuras. No se me ocurriría hacerte tal traición, pequeña.

Una vez terminó, se echó sobre su cama y se tumbó boca arriba, ni se había molestado en retirar las sábanas para meterse dentro. Se retiró las botas y llevó sus manos atrás, a la nuca. Cerró los ojos y dejó que Quiel’y se posara sobre su tripa, enrollada como un cachorrito.

—    Mañana será un gran día, bueno … Realmente mañana será un tostón. ¿Sabes a cuantos días está el viaje? No lo sé, pero hace mucho que no camino tanto. Me estoy haciendo vieja.

Y luego se reiría de sí misma por aquel comentario.

—    Espero que donde quieran que estén ellos, estén orgullosos de mí.

Fue lo último que susurraría hasta caer rendida en la cama, por primera vez: sin pesadillas

 

 

Editado por Feyre
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