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Blues

Alcyone, La curandera Errante

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Descripción Física:

Alcyone es una Draenei de alta estatura, su piel es de un azul un poco más pálido de lo usual; Sus facciones son largas, de un rostro un poco cuadrado y de aspecto severo, con mejillas algo hundidas y ojos ligeramente hundidos. Su cabello es de un castaño claro, largo por debajo de la cintura, trenzado en gruesas rastas adornadas con amuletos y ligas de colores. 

Su brazo derecho lo suele llevar como si estuviera roto, colgando entre sus ropas de colores azules y grises que son muy holgadas. Aunque puede usar el brazo de ser necesario, prefiere no forzar mucho sus capacidades. Su mano derecha es funcional en su mayoría, pero le es casi imposible realizar tareas que requieran de mucha fuerza, como trepar o cargar objetos muy pesados.  No usa armas por la misma razón y depende en gran medida de su brazo izquierdo para hacer sus tareas. Suele requerir de sesiones de sanación frecuentes para aliviar el dolor de su brazo.

Descripción Psicológica:

Alcyone es muy pacifista, recurriendo a la violencia casi nunca. Su acittud es de calma todo el tiempo, pero también distante, haciendo siempre sus cosas sin prestar mucha atención a lo que hagan los demás; se podría decir que es el tipo de Draenei que no molesta y prefiere que no la molesten. 

Utiliza sus dones casi exclusivamente para la comunicación con su entorno y la curación, aunque recurre al chamanismo curativo solo en casos de emergencia, prefiriendo siempre los métodos tradicionales de vendaje y remedios naturales hechos a base de hierbas medicinales y cataplasmas.

Un rasgo muy importante sobre ella es su incapacidad para comunicarse de manera oral, entiende y puede comunicarse de manera escrita sin problemas, e incluso puede utilizar el lenguaje de señas, aunque este ultimo no sea tan común entre su gente. Casi siempre recurre al lenguaje escrito y la mímica para comunicarse, con sus esperadas fallas y mal entendidos.

Al no poder hablar oralmente con los elementos, requiere de una concentración más profunda para entrar en comunión con ellos. Ya sea preparando rituales completos, viajando a lugares donde su presencia sea intensa o meditando en quietud total para conseguir una conexión profunda.

Tuvo un pasado como una granjera algo alejada de los centros más importantes de civilización Draenei, tiene muchos de los valores de una vida pacifica, respetando la tierra, con aspiraciones simples y metas que muchos verían como poco ambiciosas, Vive lo más que pueda en el presente, prestando poca atención a metas más grandes como conocer los secretos del mundo. 

Suele tener una percepción de los sentimientos de las personas un poco más aguda; aunque no lo parezca, puede ser muy expresiva con sus emociones, contando como se siente con un par de gestos de labios o posición de los ojos. Es muy fácil leer sus emociones para el resto. 

Prefiere una vida activa, conociendo lugares nuevos o cruzándose con nuevas caras. A donde va, es común que intercambie algunos de sus remedios por cosas como tela, herramientas u otros objetos que le sean útiles. A veces, simplemente regala sus medicinas y parte a hacer más, no suele quedarse más de unos días en un poblado, y siempre es posible encontrarla atendiendo a los heridos cuando pueda, o haciendo pequeñas artesanías como juguetes, collares de frutos o cometas de papel.

 

Datos Rápidos

Peso: 100kg Edad: 330 años Ocupación: Chaman Erante/Curandera Eventos Asistidos: 0
Altura: 2.20mts Lugar de nacimiento: Minive, Sombraluna Residencia actual: Ninguna Eventos Masteados: 0

 

Lista de Eventos:

 

 

Historia:

I

Spoiler

Era primero uno; de cara redonda, no más alto que un taburete y con una chistosa separación entre sus dientes de frontales; uno de ellos, estaba fracturado y constantemente se quejaba al comer algo frío. La segunda, era muy parecida al niño de diente roto. Era por lo menos una rodilla más estirada, y su dentadura era perfecta, pero era presa de un dolor en su pecho, y por las noches, la tos no la podía hacer dormir, y las fiebres que venían después la ponían en cama por varios días.

Sirio y Arkea, los pequeños hermanos de cara risueña, mejillas regordetas que ahora llevaban canastos repletos de abundantes frutas de color amarillo y anaranjado sobre sus cabezas. Sirio, el más pequeño de los dos, sonreía mientras contaba un chiste; Su diente fracturado ya no lo era más, una pasta de resina, dura como un hueso llenó el espacio que estaba vacío. Su hermana se curaría de las fiebres si mantenía su tratamiento, tres infusiones de hierba catriona diluidas en dos porciones de agua, y una de aceite de matalí rojo.

Tres antes de dormir, y tres más al despertar durante un mes. Eso debería ayudar a la pequeña a recuperarse.

Alcyone miró en pacífica plenitud a los jóvenes que ahora volvían a unirse a la sociedad del pueblo. Les miró ir con la anciana M’aaoba; Quien picó sus cachetes antes de cambiar un par de sus frutas por una tela blanca muy linda; y también se rió un poco cuando Sirio intentó llamar la atención de su madre, quien estaba de guardia aquella mañana y no podía ser interrumpida de su deber, eso no detuvo al muchacho de tratar de jalar su cola para la gracia de todos.

El tiempo se estaba acabando; Si la chamán, no partía ahora, pronto la atraparía el medio día, el calor de la primavera que no es clemente en la isla bruma azur, y ella deseaba partir con tiempo para poder llegar al bosque de las Amoeneas, donde crecía una buena planta para hacer empalmes.

Se desprendió de la pared que era parte de la casa de los hermanos. Se giró, y tomó su equipaje, que consistía en una gran caja hecha con mimbre tejido, ligera pero resistente; Se aseguró que los frascos de cerámica estuvieran bien amarrados a sus correas y no hicieran mucho ruido, después se llevó su vara de viaje al hombro izquierdo y comenzó su marcha.

En la salida del asentamiento, caminando ella en dirección oeste, enconttró un carro simple de madera, repleto de cestas, barriles y sacos de grano. Arriba del carro, iban montadas dos muchachas apenas en su desarrollo. Ellas saludaron a Alcyone con un amistoso buenos días, pero no hubo respuesta de la Draenei que iba de salida.

Al menos no una verbal; La Chamán hizo un gesto con su mano izquierda, que era la que tenía libre, su mano derecha reposaba, colgando de las ropas holgadas de la draenei; Por fuera, parecía que se había roto el brazo recientemente.

Las jóvenes no hicieron caso de ello, en su lugar, comenzaron a discutir entre ellas. Una de ellas juró por el exodar, que vió un animal asomándose entre las rastas castañas y gruesas que conformaban el cabello de la draenei.

 

II

Spoiler

Los ríos de aquella tierra no eran como los de Draenor. Las aguas del mundo langideciente traían con sus corrientes cacofonías rítmicas; Era como escuchar el paso de un gigante, con una oreja en la tierra y las manos sintiendo las vibraciones en las palmas.

Azeroth, en cambio, tenía una melodía diferente, a menos en lo que a ríos se trataba; Ellos eran más salvajes, atrevidos en su melodía y cantar. Estaban a reventar de peces de multitud de colores. Había vida, había ritmo, y espuma blanca contra las rocas del río, y también contra los hombros, la espalda, la cola y los cuernos de la draenei, quien se había amarrado los tobillos a un par de piedras grandes y fuertes.

No era diferente a una prenda que se quiere llevar el río, la corriente luchó por arrastrarla fuera de sus ataduras, pero la cuerda nunca cedió. Con sus brazos extendidos, parecía una estrella de mar, flotando contra la corriente del joven río; Arriba, en el firmamento, observó la transición entre el atardecer y la noche; Cuando las estrellas salen a jugar al patio que es la bóveda celeste y el sol se va, dejando la jefatura a las hermanas más pequeñas y azules.

Epsilion, la estrella más brillante de aquel crepúsculo brillaba con incansable vigor sobre las demás hermanas. Su llegada era la más esperada por la creciente del rio. Alcyone esperó hasta que el día y la noche fueran iguales en el cielo, por un lado el anaranjado del sol, y por el otro, el azul de las lunas gemelas. Cuando hubo perfecta sintonía de colores, cerró sus ojos.

Paso unos segundos de gravedad cero, flotando a la corriente del río. Después sintió un tirón en su espalda, poco a poco comenzó a hundirse, y el agua se metía por sus orejas, por su nariz.

Fue entonces que abrió completamente la boca y dejó que el agua entrara a sus pulmones, renunciando al aire por completo, pues no era bienvenido tal elemento en los dominios de los océanos y ríos.

El cuerpo pedía aire, la razón pedía clemencia, el espíritu, tenacidad. Abrió sus ojos, con la sensación de ahogarse a flor de piel, y se hundía más, y más en el agua, su cuerpo cambió de ángulo, hasta que estuvo completamente de cabeza debajo de la superficie del río, desde su punto de vista, era como si la capa que separa la profundidad de la superficie ahora estuviera debajo de sus pezuñas, era casi como pisar el cielo de estrellas.

No notó el momento en el que sus pulmones dejaron de pedir aire a gritos, ahora todo estaba tranquilo, no había diferencia entre estar bajo el agua o sobre ella, podía respirar con normalidad, había sido aceptada por el elemento del río.

Se sintió agradecida por haber sido recibida nuevamente en la casa de las aguas. Como siempre había sido callada por su mudez, nunca recibió comentarios de ser una pésima invitada. Con el agua no fue diferente.

En calma, entró en comunión con su elemento, y escuchó la historia de un pez perdido que había causado un gran problema río arriba.

 III

Spoiler

El Arijam era un grano plano, blanco y algo duro que debía ser cultivado en grandes parcelas inundadas. Requería mucho trabajo, pero era abundante y de mucho valor nutritivo; Los hijos de las estrellas sabían una forma de fermentar aquel grano y conseguir una bebida de buen gusto. En común, le llaman Arroz, pero para muchos Draenei, pasó a ser Arijam por una deformación de la palabra original.

Alcyone se encontró así misma en una de aquellas parcelas de tierra; Días atrás había sufrido fiebres y dolores en su brazo derecho, sus heridas no habían sanado bien y quizás nunca lo harían.

Los granjeros del pueblo donde había llegado para descansar se mostraron muy testarudos con dejarla trabajar en esas condiciones. Se opusieron con resistencia; y aunque no tenían mucho, ofrecieron una bolsa para dormir de buen cuero y un poco de Kaliman, que era una pasta hecha con un grano molido y se comía con un pan plano de sabor picante. Por la mañana atendían sus campos después de sus rezos diarios; y en la mitad del día, se reunían en la casa comunal para degustar de aquel platillo y refrescar el calor de la mañana.

Su pueblo, el pueblo Draenei se había hecho muy comunal debido a la desgracia. Hay quien dice que el profeta expresó que no hay desdichas sin gozo a su espalda. Alcyone encontraba la compañía como algo muy reconfortante, pero al mismo tiempo, nostálgica.

La Marisma de Zangar no fue diferente; Familias rotas se reunían en comunas, y aunque no hubiera línea de sangre, comenzaron a llamarse hermanos, padres, hijos e hijas. En la desgracia unidos, y en la paz, aún más.

La comida evocó memorias del pasado; aprendiendo a comunicarse con señas debido a su falta de palabra, también recordó su asentamiento, demasiado pequeño para ser llamado ciudad, pero aún así un hogar, su gente era buena, granjeros y artesanos del cuero, viviendo en el campo, trabajando la tierra y viviendo de poca tecnología y magia.

No era muy diferente ahora, pero al mismo tiempo, todo era radicalmente distinto.

Cuando su brazo volvió a sanar y las fiebres bajaron, consideró quedarse un tiempo en aquel asentamiento, cultivando el Arijam, conociendo a aquella gente que era su pueblo, su sangre y su familia.

Quizá después, en otro canto, en otra ocasión. Agradeció con una sonrisa la última comida que degustó en familia, lavó los trastes esa noche y escribió una carta agradeciendo por todo.

Partió en la soledad de ambas lunas hacia el bosque, no miró hacia atrás ni una sola vez.

IV

Spoiler

Tuvo fiebres y sudor frío, su cabeza era una trama tejida de muchas telas, sin color, orden ni forma. Se sintió flotar, y cuando despertó, se encontraba sola de nuevo, frente a los restos de una fogata a medio encender.

Era de noche en la Marisma de Zanganar, y las esporas que eran más bien bestias estaban al acecho, sus gruñidos revoloteaban entre las aguas; La lluvia de hace unas horas no se había calmado nada, y alcyone se sintió enferma, empapada y pérdida.

Pero seguía el zumbido, el dolor de su brazo y la punzada en la parte baja de su espalda, que estaba manchada despues de haber dormido en el barro. La impotencia era una constante en la vida de Alcyone, y ahora se encontraba completamente sola en un lugar terrible y hostil.

Levantó como pudo el campamento, se echó el equipaje en el hombro y continuó caminando en la pesada lluvia.

Con sus pezuñas resbalando entre el barro, caminó cabeza baja, su cabello corto era un completo desastre, su madre ya la habría regañado con severidad de verla así. Pero la mente insistía, y por más dura que fuese la caminata, debía seguir hacia la dirección que le guiaba su instinto.

Era algo diferente, como una cacofonía en su mente, que era lenta pero con ritmo marcado. Al principio creyó que se había vuelto loca por el dolor de la herida de su brazo derecho, pero cuando hubo otros que se sentían llamados, comenzó a pensar diferente.

Y el ruido la llamaba, y la llamaba, y mientras más se acercaba el dolor se hacía manejable. El agua ayudaba mucho, se metía en sus poros, entre la piel arrugada y los dedos doblados , aliviando la molestía, recuperando sensibilidad.

Vagó en la marisma, escondiéndose de animales salvajes echándose a los ríos, que eran lugares seguros; Con la lluvia se sentía más fuerte, y cuando el sol quemaba por las tardes, encontró refugio en los terrenos elevados, donde el viento siempre sopla fresco.

Comenzó, con el tiempo, a escuchar las señales. Los sutiles susurros de la brisa, y el palpitar del fuego en sus manos. No lo comprendía, y no tenía porque. El Tábido que había conocido antes, quien había curado su brazo le dijo “Ve y escucha”.

Escuchar hizo, y ver, vió muchas cosas. Pero pronto aprendió que no todo se ve con los ojos, ni se escucha con las orejas. Lo oculto, se percibe de una manera distinta, la tierra tiene un lenguaje, una forma. Presta ayuda, y también, puede quitarla.

Tiempo ha pasado ya desde aquella Marisma, Alcyone aprendió a comunicarse con su don. Dejo de construir refugios para la lluvia, también de protegerse contra el viento que azota. La tierra que tiembla es como un saludo muy fuerte, o un enfado muy grande. Entendió que todo tiene una vida, aunque no lo parezca. Y que los animales solo temen lo que se refleja, pues su espíritu es noble, como el de cualquier habitante del mundo.

 

Editado por Blues
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