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Malcador

[Alterac] Ogros desaparecidos.

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cefe40e6296135f47b2d8817eb656901.jpgLas Montañas de Alterac, una amplia extensión de cordilleras nevadas, con amplios valles verdosos entre ellas que se extienden hasta donde alcanza la vista, en el punto más central de la región norte de los Reinos del Este.

Hogar de gentes duras, es una tierra devastada por la guerra. Desde que el Reino de Alterac sucumbió en la segunda guerra, el exiguo control que los humanos ejercían en la zona desapareció. 

El balance de poder pasó de manos, volviendose los enanos Pico Tormenta de Dun Baldar como señores de facto de Alterac. Por suerte para sus enemigos, los enanos realmente nunca estuvieron interesados en controlar las cordilleras, como sí lo estaban los antiguos dueños humanos, alzando fortalezas, ciudades, villas, y controles fronterizos. Quién quiere luchar por la superficie cuando las riquezas se encuentran dentro de las montañas. 

Pero incluso en su aislacionismo, los Pico Tormenta tienen numerosos enemigos. El Clan de los Lobo Gélido, aunque relativamente pacífico y deliberadamente alejado del territorio enano, se ve muchas veces empujado hacia las tierras de estos en busca de recursos y caza, momento en los cuales las escaramuzas tienden a estallar. 

Pero incluso en esta enemistad, ha habido épocas de tregua. Y no solo de tregua, si no de colaboración, pues hay algo que enanos y orcos odian con mayor intensidad que unos a otros. Los ogros.

Los Ogros llegaron a Alterac tras la segunda guerra, y se instalaron donde antes vivian los humanos. Poblaciones enteras fueron devoradas o esclavizadas, obligadas a trabajar hasta la muerte, y las antaño orgullosas ciudadelas del pueblo de Alterac se vieron pintadas con la sangre de sus propios habitantes, grandes banderas de piel humana colgando de estas. Fue así como con su llegada, los ogros desequilibraron totalmente la zona. Trols de Hielo y Lobo Gélido se vieron empujados de zonas de caza robadas por los ogros, obligandoles a luchar contra las grandes moles humanoides, entre ellos o adentrarse en los territorios enanos para sobrevivir a los duros inviernos.

Sangre trol, enana, ogra y orca ha bañado las colinas heladas y los valles de Alterac durante más de dos décadas, y no parece que vaya a solucionarse en los años venideros.

Tal vez uno de los conflictos más famosos de estos años de guerra fuese la Batalla de Mun-Takoz, donde una partida de incursores Lobo Gélido que se encontraba en una cacería, acudió a la ayuda de una guarnición enana cuando esta estaba siendo atacada por una banda de guerra ogra. Aunque ni enanos ni orcos se dieron las gracias tras la batalla, pues solo les había unido momentáneamente la oportunidad de acabar con sus odiados enemigos caníbales, si es cierto que marcó un punto de inflexión en la visión de los Pico Tormenta respecto a los Lobo Gélido, pasando de verlos como bestias invasoras a tal vez , enemigos dignos en batalla. 

 

Es por esto que la situación reportada en Dun Baldar por una partida de Montaraces fue recibida con tanta confusión por los enanos. Hacia semanas que había rumores de una extraña niebla que descendía por los pasos montañosos, en contra de la dirección del viento. Las partidas de los Lobo Gélido la habían evitado, aleccionados por sus chamanes, y los enanos simplemente no habían entrado en contacto con ella. Pero estos montaraces, que se encontraban espiando las posiciones del Clan de los Gran Pandero (Una tribu ogra cuyo Tirano era especialmente famoso por su inmenso oso polar mascota), en las cordilleras norte de Alterac, cuyas lomas descienden hacia las tierras de Lordaeron (Ahora conocidas como Tierras de la Peste), informaron de que la Niebla había engullido el gran fortín tribal de madera y barro de los ogros. 

Ruidos de batalla resonaron por el valle, como truenos, y no fue hasta dos días después que los enanos abandonaron su campamento de vigilancia para atreverse a entrar en el fortín de los ogros. 

Este estaba destrozado, y los cadáveres ogros, apilados, cubrian el suelo ensangrentado y nevado en todas las direcciones. Aproximadamente sesenta ogros (Un fortín de tamaño medio), incluido su Tirano, habían sido masacrados. Aunque no encontraron rastro de su oso polar mascota. Tal vez fuesen meros rumores.

Según los Montaraces, la extraña niebla, que a estas alturas se asumía como mágica, había discurrido hacia el norte, por el paso montañoso que hasta hacía unos días, ese fortín ogro había estado bloqueando.

 

En Dun Baldar los Earl suspiraron tranquilos de saber que tal fenómeno destructivo había abandonado sus tierras, aunque muchos se preguntaban qué era realmente esa niebla... y lo que es peor. ¿Porqué se dirigía hacia Lordaeron?

Editado por Malcador
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