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Thorch

[Tierras de la Peste] El poblado del antiguo camino

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El poblado del viejo camino
 
El Padre Miguel insiste en conocer las identidades, de aquellos a quienes alberga la cripta incorrupta situada en Vigilia de la Luz. Se sabe que en el pequeño y cercano poblado del viejo camino había una biblioteca. Es extraño pensar que los libros puedan mantenerse, y mucho más contener información. Pero no se pierde nada con intentarlo, u si?.
 
 

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El día había transcurrido lento en esas tierras míseras y corruptas, el frío calaba los huesos de aquellos escasos pobladores que, movidos por la fe, intentaban dar vida, justo donde todo estaba muerto. El sol se veía débil y agonizantemente rojizo en los bajos del cielo oscuro por las esporas, estaba atardeciendo y pronto las damas blancas serían las únicas en el firmamento luchando por vencer la oscuridad.
Sonidos guturales parecían envolver todo el entorno, el olor nauseabundo producía arcadas en los viajeros, el aire cargado de impurezas parecía humo caliente y pestilente. En los suelos diversas sustancias tóxicas desperdigadas, recordaban al incauto donde pisar, no parecía posible que la vida triunfara en un lugar así. Los iluminados transitaban un camino abandonado, áspero, estrecho, e infecto. En donde había puentes que el azote dejó sin ríos, y los gases ponzoñosos teñían de rojo cada trozo de cielo. Crujían las hojas muertas y descompuestas, entre guijarros que ya no rodaban. Susurros clamaban en la lejanía, la luz ausente sobre la tierra.
Al final de la senda entre las sombras del ocaso, distinguieron un pequeño caserío silencioso. Justo frente a la ladera de un agonizante monte, testigo de una paz que un día pareció eterna. A medida que se acercaban una brisa tóxica se levantaba y envolvía el poblado dificultando la visual, mientras el viento agitaba el chirriar de las puertas y ventanas, a juzgar por los sonidos que se percibían. 
La fría brisa había cesado, al tiempo que el rojizo sol caía completamente del firmamento. Destellos de farolas resultaban claramente distinguibles entre las sendas del poblado, casas humildes de aspecto tosco mostraban luces y sombras en sus interiores, a través de las ventanas. Y hasta el inconfundible olor a humo, de los hogares encendidos parecía inundar el ambiente.
El viejo puente presentaba varias roturas que indefectiblemente llevarían a las oscuras aguas, aquel incauto que no mirara por donde andaba. Las maderas podridas chillaban como quejándose por el peso vivo, pero resistían. Al final dos figuras vestidas con armaduras antiguas, portando tabardos blancos y azules parecían hacer guardia impidiendo el paso, pero como no hay secretos para aquellos cuyos dones iluminados son bendecidos por la sagrada, de inmediato descubrían que eran almas en pena y no vivos los que aguardaban más allá del puente. 
Dos visiones superpuestas para aquellos con no solo los ojos abiertos, sino el alma. Por un lado, vetustos caseríos agónicos, podridos y muertos, donde la decadencia era latente. Y sobre esta imagen como si fuese una marca de agua, algo incorpóreo, las antorchas de estrechas callejuelas, algunas casas humildes, el humo en sus chimeneas, los murmullos, de cantos, llantos y risas, y alguna que otra forma humana con ropajes fuera de época, caminando raudos por el frio hacia sus hogares.
El grupo de iluminados se internaría en aquel lugar, donde la realidad y la muerte parecían fundirse. Pero también saldrían, demostrando que la fe todo lo puede. Descubrirían en el proceso que los monstruos muchas veces viven, y los difuntos inocentes permanecen atados a las cadenas que no merecieron jamás.

 

 

La Dama Írime Cantobrillante fue una de las grandes promesas de la Iglesia antes de la Primera Guerra. De origen élfico, decidió aventurarse en tierras humanas, en especial el antiguo reino de Lordaeron con esperanza de llevar su sabiduría en esta a los más desamparados. 
Más en mitad de su camino, se topó con la vieja aldea de Weslex, siendo atacada por trolls del bosque, los cuales provenían de las montañas. Bien es sabido que su pueblo había sufrido a manos de tales bestias, por lo que no dudó en llevar la Luz a los defensores y su guía. Tras horas de una cruenta defensa contra el Caudillo Trol, los testigos afirman que la Dama Írime invocó una cúpula sacra que rodeo todo el lugar. Tal hechizo sagrado curó las heridas de sus defensores y destrozó la moral trol. 
Los defensores celebraron tal victoria y mucho más tal milagro sacro, más lo que no sabían es que la vida de la Dama se había consumido después de realizarlo, pues el cansancio sumado a la energía que requería poder lanzar un hechizo de tal magnitud fue demasiado para el cuerpo de la noble elfa.
En honor a su sacrificio, se creó una cripta y su cuerpo descansa en la parte inferior, en una pequeña tumba en el lado izquierdo. Ójala la Luz abrace tu alma como tú abrazaste a los nobles defensores de Weslex. 

Página 25,Volumen 1. Relato de la Orden de los Defensores Grises. Escrito por Dhelas Cantobrillante. 

 

Los restos de la Horda aún permanecían en las Montañas. Los que no se encontraban en los campos de concentración, seguían asolando aldeas indefensas. Los informes de los exploradores tenían todos una similitud, y es que Refugio del Bosque había caído a manos de un señor de la guerra orco. 
Este había reunido una numerosa fuerza y avanzaba por el camino secundario hacia el Torreón del Sur. Lord Sebastian el Gris reunió a sus caballeros. Sir Dominic, la Dama Plateada, el Magus Ferran el-El resto de nombres parecen borrados por la antigüedad del texto y son inteligibles-. Todos fueron reunidos bajo el estandarte de la Luz y la justicia. 
Allí, en el Torreón del Sur, nos enfrentamos a la marea verde. Combatimos y resistimos con todas nuestras fuerzas. La Orden resistió, más cuando la moral flaqueaba, Sebastian atravesó las filas enemigas junto con su destrero y con espada en mano abatió al líder orco de un golpe. 
Tal victoria supuso un punto de inflexión en la batalla. Los orcos que no huyeron, murieron o fueron capturados y enviados a los campos. Lord Sebastian alzó su espada y toda la Orden se arrodilló ante él. No era un simple hombre, ni mucho menos un simple paladín...Ese hombre era un elegido. 

Página 165, Volumen 3. Relato de la Orden de los Defensores Grises. Escrito por Dhelas Cantobrillante. 

Consecuencias

1- El grupo de iluminados regresa ileso al poblado de Weslex.

2- El poblado del Viejo Camino permanece maldito, y sus almas en pena no encuentran reposo.

3- Se hallaron las crónicas de dos héroes olvidados, cuyos restos descansan en la cripta de Vigilia de la luz (ex Weslex).

 

 Participantes y habilidades usadas:

@Thorch Maestre del rol. Como Miguel. Habilidades usadas: ninguna.

@Kario Como Jared. Habilidades usadas: Advertir/notar, Detectar entes malvados, Religión, Historia, Estudio de Criaturas heréticas.

@Blues Como Lee. Habilidades usadas: Advertir/Notar, Religión, Buscar.

@Izuriel Como Eleandris. Habilidades usadas: Rastrear, Advertir/Notar, Buscar, Orientación/Navegación.

@Archibald Como Penitencia. Habilidades usadas: Religión, Defensa contra artes heréticas, Advertir/notar.

Editado por Thorch
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