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[Guía] Gilneas y los Huargen

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Gilneas y los Huargen

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  • Índice

    • Historia de Gilneas:

      • Colonización de la península de Gilneas

      • Fundación de Gilneas y la Revuelta de Aderic

      • La Guerra Tirasiano-Gilneana de Independencia

      • La Segunda Guerra

      • La Tercera Guerra: Guerra Civil Gilneana

      • La Plaga Huargen

      • La Gran Purga: Respuesta Alquímica

      • La Invasión de Gilneas

    • La Sociedad Gilneana:

      • El Gobierno Gilneano

        • La Corona y las Casas Nobles:

          • La Casa Real Cringris

          • La Casa Crowley

          • La Casa Ashbury

          • La Casa Marley

          • La Casa Godfrey

          • La Casa Filargenta

      • El Sistema de Servidumbre

      • Las Ciudades gilneanas

      • Las mesnadas gilneanas

        • Las fuerzas profesionales

        • Las levas nobles

      • La Ciencia Gilneana

        • Ingeniería

        • Alquímia

        • Arquitectura

      • La Economía Gilneana

      • Las Tradiciones Gilneanas

        • La Iglesia de la Luz gilneana

        • Las brujas de la Cosecha

      • Los Huargen

        • La fisionomía huargen

        • "El Brebaje"

        • La vida como huargen: Las barriadas de los Marcados.

      • Preguntas comunes sobre el rol.

        • De Luz, Magia y Huargen

        • Druidismo y Brujas de la Cosecha

        • De Gilneas y Paladines

        • El Brebaje y yo: El rol

        • Servidumbre, rol, y ejército gilneano.

 

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Introducción

 

Orgullosos e independientes, los gilneanos son uno de los reinos más antiguos de la humanidad, y nunca dudan a la hora de recordar este hecho a sus coetáneos. Con un carácter forjado en la oscura y montañosa región de Gilneas, los gilneanos tienen el cinismo como bandera.

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Pero su orgullo fue su caída. Aislados y solos, se encuentran actualmente entre la espada y la pared. Su futuro pendiente de un hilo. Pero sin acobardarse, lo enfrentan con la cabeza bien alta, pues si alguien puede superar esas adversidades, es el pueblo gilneano.

 

 

Colonización de la península de Gilneas

 

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Las tribus confederadas de los gilnea hacen frente a la caballería arathi invasora

Tras la derrota de las tribus Amani gracias al heroico sacrificio de Lordain y sus valerosos soldados, el Imperio de Arathor, bajo el mando de Thoradin el Unificador, vio un crecimiento sin igual, sus gentes, empujadas a explorar en las cuatro direcciones tras haber visto que sus enemigos ancestrales, los trols, habían sido derrotados en batalla con ayuda de sus aliados los elfos.

Aunque los trols siempre serían una molestia en las tierras del Imperio de Arathor, tardarían siglos en volver a alzarse con la contundencia suficiente como para amenazar a la humanidad. Fue en esta epoca de exploración y descubrimiento que los humanos entrarían en contacto con los pueblos enanos, en la parte central de Azeroth (Continente que a futuro sería renombrado como Los Reinos del Este, tras la Tercera Guerra), y que muchas nuevas ciudades fueron fundadas, nuevos terrenos colonizados.

Uno de estos terrenos fue la península de Gilneas, un terreno montañoso, lleno de escarpadas cordilleras y profundos valles lluviosos de climas fríos y niebla sempiterna, bosques de oscuras hojas y duras cortezas habitados por toda clase de criaturas salvajes como los inmensos ettin.

Pero de todo esto, tal vez lo más relevante fuesen los habitantes que ya existían en este lugar. A diferencia de las tribus que habitaban alrededor del Lago Lordamere, los humanos que vivían en Gilneas jamás habían entrado en contacto con sus vecinos arathi, y no se habían doblegado ante el poderío de Thoradin el Unificador.

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Sería sobre el año 2300 A.d.P, ya muerto el fundador del gran Imperio de Arathor, que los primeros exploradores y colonos arathi llegarían a las montañas de Gilneas y se encontrarían a estos habitantes nativos, primitivos humanos incluso para los estándares de la época, que vivían en tribus bajo sendos sacerdotes que adoraban a los espíritus de sus ancestros, las Lunas y los espiritus animales de los bosques. Artesanos de la orfebrería, expertos en manipular el oro, en la batalla lucían pantalones de grueso cuero tintado de brillantes colores, más sus pechos los lucían desnudos, normalmente pintados con pinturas de guerra que variaban de color en base a la tribu del guerrero.

 

Los primeros contactos con estos nativos no fueron violentos, pero en cuanto los arathi comenzaron a talar los bosques y alzar sus casas en las tierras de estos clanes, estos respondieron con el bronce en la mano, para expulsar a los invasores de sus tierras sagradas. Rápidamente, la espiral de violencia desencadenada por las tribus de los gilnea, nombre por el cual les conocían los arathi, les acabó superando, pues aunque su ferocidad y conocimiento del terreno superaba con creces la de estos humanos invasores, estos pertenecían a un poderoso imperio, organizado, cuyos guerreros lucían duras mallas y espadas de hierro, bajo las cuales las armas de bronce de los gilnea se doblaban y quebraban sin oponer resistencia.

La guerra tomaría un tinte de genocidio tras la primera década, cuando toda pretensión de rendición por los gilnea llegó a oídos sordos, y rápidamente los colonos vieron en su ofensiva una excusa para invadir sus tierras, destruir sus aldeas, y apoderarse totalmente de sus terrenos ancestrales.

No sería hasta el año 2270 A.d.P, tras más de tres décadas de matanza y masacre, que los sacerdotes de la aun no nata Iglesia de la Luz intervendrían para detener el derramamiento de sangre. Aun harían falta muchos años de intervención entre los sacerdotes, los líderes de los colonizadores, y el Emperador de Arathor, pero con el tiempo, las luchas disminuirían hasta detenerse.

Por desgracia, por aquel entonces, los gilnea no eran más que una pequeña sombra de lo que habían sido. Su rica aunque sangrienta y brutal cultura, e historia, habían sido prácticamente destruidas. En las décadas venideras, las pocas tribus restantes se replegarían a los bosques más profundos de la península de Gilneas, donde con los pasos de los siglos, se integrarían lentamente al resto de la población gilneana, absorbiendo estos parte de sus tradiciones animistas y naturistas, marcando por siempre la cultura del pueblo de Gilneas y diferenciandola de las de los otros reinos humanos.

 

 

Fundación de Gilneas y la Revuelta de Aderic

 

No hay punto más importante y que sea mayor señal de orgullo para los gilneanos que su capital, Gilneas, una gran urbe, que no es la más antigua de Gilneas, pero si la que con los años se convertiría en la capital de facto, más rica e importante, por su posición central a todo el reino.

Fundada en el año 2180 A.d.P, la ciudad de Gilneas marcó un punto de inflexión en lo que sería el pueblo gilneano. Aun parte del Imperio de Arathor, la existencia de un punto central de unión, intercambio comercial y social, hizo que entre los diversos colonos, originariamente provenientes hacia apenas unos siglos de distintas tribus del Imperio, comenzasen a fermentar en un caldo de cultivo que daría nacimiento al sentimiento propio de pertenencia a esa tierra. Jamás se llegó a hablar de nación, más para los habitantes de Gilneas estaba claro que lo que les unía entre ellos era superior que lo que les unía con los habitantes de Arathi o incluso Tirisfal, por no hablar de los altivos hechiceros de Dalaran.

Sin embargo, estos sentimientos que con los siglos fueron naciendo en todas las ciudades-estado fundadas durante la época de oro, tardarían mucho en fermentar hasta el punto donde la situación geopolítica desencadenase en los sucesos que llevarían a la independencia de Gilneas.

Estos hechos ocurrirían alrededor del año 1500 A.d.P. La independencia de Lordaeron se había hecho ya efectiva hacía cuarenta años, alzándose el Reino norteño como digno rival del decadente Imperio de Arathor. Tal había sido el traspaso de poder, que todos los descendientes de Thoradin el Unificador se habían trasladado con el paso de los siglos a Lordaeron, convirtiendose su Ciudad Capital en capital de facto de la humanidad, siendo el lugar de nacimiento de la Iglesia de la Luz. El emperador de Arathor durante los años que culminarían con la independencia de Gilneas, se conocía por el nombre de Dalen II Aterratrols, que había ascendido al trono con apenas once años tras el asesinato de su hermano mayor por asesinos trols.

Por desgracia para el joven rey, su reinado llegó en un periodo de intensa tensión política e inestabilidad en el imperio, pues tras la independencia de Lordaeron otros muchos territorios que habían crecido en poder a expensas de las provincias centrales del Imperio en Arathi, como Dalaran al sur del Lago Lordamere, Alterac en las montañas que le dan nombre, o la propia Gilneas, veían el momento de alzarse como reinos independientes.

Fue Gilneas la que siguió los pasos de Lordaeron en su lucha por la independencia. Los sucesos que llevaron a que la llama se extendiese no podrían haber sido más inesperados para el joven emperador. Las arcas imperiales se vaciaban tras décadas de guerra y conflicto, tanto con los rebeldes del Imperio, la propia guerra de independencia de Lordaeron, y las tribus de trols del bosque, que tras siglos como mera molestia habían comenzado a resurgir con fuerza de sus bosques.

Los ejércitos y los nobles del Imperio exigían grandes cantidades de dinero, y estas no se obtenían de otra manera que no fuesen los impuestos. Desde hacía décadas que la carga fiscal en los territorios de la periferia imperial había aumentado exponencialmente llegando al punto de la asfixia de sus habitantes. En Gilneas, el detonante seria un inocente impuesto a una planta nativa de la zona que se exportaba a todo el Imperio, usada en toda clase de deliciosas infusiones. Todo un cargamento directo a la capital Imperial sería quemado en Nueva Beston, una de las ciudades más antiguas de Gilneas, al norte de la capital de la región, cerca de donde a futuro se construiría el gran muro de Gilneas.

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Esta señal de protesta, dirigida por el Jarl al cargo de la ciudad, Lord Aderic, sería respondida con brutalidad por un contingente imperial enviado desde Arathi para castigar la insurgencia. Aderic fue encerrado en su propia mansión, acusado de rebelión, y sentenciado a la horca en el patio de la propia ciudad que había ayudado a convertir de una mera villa de leñadores a una incipiente urbe comercial.

Sería con ayuda de un noble menor bajo su vasallaje, de apellido Crowley, que Aderic huiría de su prisión en dirección al sur. Lo que inicialmente no fue más que una protesta contra los altos impuestos de la capital, rápidamente se extendería hasta llegar a prácticamente toda Gilneas. Aunque la división entre los propios gilneanos era grande, fue el discurso en el mercado de Gilneas capital que Aderic conmovió a sus compatriotas a tomar cartas en el asunto y seguir los pasos de Lordaeron en pos de una Gilneas independiente.

Los fuegos de la rebelión no nacieron con fuerza. Numerosas ciudades, aldeas y poblaciones Gilneanas no creían que eso fuese lo mejor para su pueblo, y la campaña de reclutamiento de Aderic fue dura, teniendo que ganarse a la vez el corazón de sus hermanos y hermanas, así como evadir las tropas imperiales que le perseguían a él y a sus compañeros rebeldes. No fue si no por la inestimable ayuda de Lord Crowley, la mano derecha de Aderic durante toda la revuelta, que estos consiguieron prosperar donde otros habían caído.

Tras años de guerrilla, la Independencia de Gilneas se culminaría en la batalla de las colinas de Piroleña, donde las tropas imperiales bajo el mando de Uther Fausker, comandante imperial de Arathor, se vieron superadas tras que la reducida y mal equipada fuerza de Lord Aderic no fuese si no una distracción para movilizar a las tropas imperiales fuera de su posición fortificada.

El verdadero ejército rebelde, oculto en el cercano Castillo de Lady Filoargenta, la cual había declarado públicamente su lealtad al Imperio, pero que había sido convencida hacía tres semanas por Aderic y Crowley para unirse a la causa rebelde, marchó y atacó por la retaguardia en una carga contundente a las superiores fuerzas imperiales, que no tardaron en declarar una retirada desorganizada , abandonando el Bosque de Argénteos para nunca regresar. En esta batalla fallecería Lord Crowley, amigo y casi hermano de Aderic, el cual comprometería a su hija con el hijo del Lord, el nuevo Lord Crowley, como señal de unión y amistad eterna entre ambas casas.

Fue tras esa batalla que Lord Aderic, conocido desde entonces como Cringris, en referencia a las melenas plateadas de los grandes lobos que habitan los bosques donde se culminó la independencia de Gilneas, proclamaría a sus hermanos y hermanas que al fin eran libres.

El estado de Gilneas como reino independiente sería firmado y negociado en el Tratado de Costasur, en terreno neutral de Lordaeron, en el año 1496 A.d.P., donde Lord Aderic Cringris, elegido rey por sus compatriotas, firmaría la rendición del Imperio de Arathor bajo puño y letra del emperador Dalen II Aterratrols. Desde entonces, todo territorio al sur del Bosque de Argénteos, desde el Castillo de la casa Filargenta, pertenecería a Gilneas. En recompensa por sus servicios inestimables, el nuevo Rey de Gilneas concedería a la familia menor de los Crowley las tierras del norte de Gilneas, ascendiéndola como una de las casas más importantes del reino.

Aunque en esa época las fiestas no fueron generalizadas, pues el clima de Gilneas tras la guerra de independencia seguía siendo inestable, con muchos partidarios pro-imperiales disgustados con la nueva situación, con el paso de los siglos del Día de la Independencia , el cuarto día del cuarto mes de cada año, sería una de las fiestas más importantes en toda Gilneas.

 

 

La Guerra Tirasiano-Gilneana de Independencia

 

Los sucesos estarían sin embargo condenados a repetirse apenas unas décadas después. Fundado en el año 1778 A.d.P., el puesto comercial de Kul'tiras era una urbe mercantil creada por marineros Gilneanos que con los años crecería hasta convertirse en una ciudad cuyas flotas mercantiles recorrían los mares del continente de Azeroth, llevando y trayendo mercancías entre todos los reinos.

La historia entre Kul'tiras y Gilneas sigue muchos paralelismos, siendo el primero de todos ellos el exterminio de la población nativa de Kul'tiras, los Drust, que sin ser humanos, tenían cierto parecido con los colonos gilneanos. Sin embargo, en esta ocasión la Iglesia de la Luz no llegó a tiempo para intervenir, y cuando se dio a conocer en el resto de Gilneas que el archipiélago de Kul'tiras estaba habitado, hasta el último del pueblo de los Drust había sido ya exterminado.

Este sería el primer punto de conflicto entre los marinos gilneanos de Kul'tiras y las tierras continentales, pues la Iglesia de la Luz exigió que los líderes responsables de tal derramamiento de sangre innecesario respondiesen ante la justicia Imperial por la matanza desatada. Aunque el conflicto siguió varios años más, al final los responsables evitaron toda repercusión pagando una simple multa.

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Con el paso de los años, el poder de Kul'tiras creció, pasando el que originalmente era un mero puesto comercial a ser conocida como la ciudad de Boralus, una ciudad-estado en todo menos en nombre. Cuando Gilneas logró su independencia, los marinos de Kul'tiras vieron su oportunidad y apenas veinticinco años después de la firma del Tratado de Costasur, declararon unilateralmente su independencia de Gilneas.

La respuesta de Gilneas intentó ser contundente y decisiva, pero habiendo dependido durante siglos de las flotas gilneanas en Kul'tiras para la mayor parte de su comercio marítimo, pese a su mayor potencia militar terrestre, la recién independiente Gilneas no contaba con la capacidad para para invadir el archipiélago de Kul'tiras.

Lord Aderic Cringris contrató una gran flota de transporte goblin, e hizo amago de desembarcar en las costas de Kul'tiras, pero las tácticas navales del Capitán Valiente, famoso marino mercante y ex-oficial de la flota Imperial hicieron que los navíos rebeldes atrapasen a la flota de transporte goblin, muy superior en armamento y número, contra los afilados acantilados del estrecho de Boralus, donde incapaces de maniobrar, los barcos goblin cargados de soldados gilneanos chocaron unos contra otros y contra las afiladas rocas, convirtiendo lo que parecía un desembarco glorioso en una masacre, con más de media flota goblin hundida.

Tras semejante victoria decisiva, el ya envejecido Aderic supo reconocer su derrota y firmó la independencia de Kul'tiras. Esto hizo que Gilneas perdiese su mayor punto naval, y desde entonces, toda pretensión de tener relevancia alguna en los mares de Azeroth desapareció por completo, quedando su comercio maritimo por siempre dañado, quedándose su capacidad naval en apenas unas pocas flotas pesqueras. Serían estos sucesos los que en general llevarían a que con los siglos, Gilneas se volviese cada vez un reino más uraño, desconfiado de las intenciones de sus reinos vecinos, a los que veía como poco más que competidores.

El gran precio por la flota goblin hizo que Gilneas entrase en una profunda crisis económica e inestabilidad, tanto política como social, que desencadenaría en una serie de conflictos militares y civiles, que durarían prácticamente hasta la muerte del primer Rey Cringris. Pese a su gobierno tumultuoso, Aderic es recordado como "El Libertador", padre del Reino de Gilneas.

 

 

 

La Segunda Guerra

 

Por su contexto e historia, Gilneas siempre fue una tierra autárquica, desconfiada de los extranjeros. Y esto no se hizo más cierto que en el reinado de Lord Genn Cringris, criado desde niño con estas ideas por su padre Archibald.

Ante las primeras noticias de invasores extrazerotianos en el sur, Gilneas no reaccionó si no con directa negación. Sin embargo, cuando Ventormenta cayó y las flotas de refugiados dirigidas por Lord Lothar llegaron a Lordaeron, se hizo evidente que la amenaza era real y que tarde o temprano llegaría a sus fronteras. Esto se hizo aun más evidente cuando llegaron las noticias de que los reinos enanos de Khaz'modan habían sucumbido ante la Horda Orca.

Gilneas era por aquel entonces un poderoso reino de segunda categoría, compitiendo con Kul'tiras y la debilitada Stromgarde, aunque claramente en inferioridad ante la superioridad hegemónica de Lordaeron. Tanto Alterac como Ventormenta, sin embargo, eran reinos pobres y débiles, el primero por su situación y el segundo por su juventud.

Dalaran, sin embargo, siempre había funcionado distinto a los demás reinos. Había permanecido como una ciudad-estado, con apenas unas pocas aldeas y colonias en islas lejanas para sus necesidades y experimentaciones mágicas, e incluso su independencia del Imperio de Arathor se había realizado sin derramamiento de sangre. Cuando los Archimagos de Dalaran se presentaron en la corte del Emperador de Arathi y le anunciaron que deseaban ser independientes, este no pudo si no aceptar. En señal de buena voluntad, le regalaron varios artefactos arcanos al Emperador de los Humanos, como gesto para no socabar la poca autoridad que le quedaba. Desde entonces, Dalaran había sido feliz en sus pretensiones arcanas, alquilando los servicios de sus hechiceros por importantes sumas a las otras monarquías humanas, fuera de la política entre reinos.

Pero todos y cada uno de ellos, grandes y pequeños, fuertes y débiles, se veían amenazados por la invasión orca, que ya había arrasado medio continente. De Lord Therenas Menethil II, lider de facto de la humanidad y Rey de Lordaeron, llegó la propuesta de una alianza contra los invasores arcos.

Genn Cringris se opuso inmediatamente, apoyado por el rey de Alterac, Aiden Perenolde. Gilneas se consideraba lo suficientemente poderosa como para poder resistir a la amenaza orca sin ayuda de los que consideraba sus rivales.

Fue sin embargo el emotivo e inspirador discurso del por aquel entonces sacerdote Turalyon, que incluso Genn se vio movido a aceptar la Alianza de Lordaeron. Fue en Ciudad Capital que los reyes humanos firmaron su unión militar contra la amenaza orca.

La segunda guerra sería un conflicto brutal y violento, que hizo arder en llamas todo el norte de los reinos del este, desde Costasur hasta las tierras de los Martillo Salvaje, pasando por las tierras de Stromgarde, los bosques del Alto Reino Quel'dorei y el propio Reino de Lordaeron. En todo este conflicto, la ayuda de Gilneas fue si no apenas testimonial, pues los orcos jamás llegaron a aproximarse lo suficiente a Gilneas como para amenazarla directamente.

Pese a que costosa, la guerra se saldó con una victoria para los aliados. Fue acabado el conflicto, que la frágil alianza rápidamente comenzó a mostrar lo precario de su unión. Con la traición de Alterac, estalló un conflicto sucesorio donde Genn Cringris vio la oportunidad de poner un rey marioneta, y se enzarzó en una lucha política con Lordaeron. Así mismo , la decisión del Rey Therenas II de internar a los orcos en vez de exterminarlos, y la solicitud de dinero a los otros reinos para construir una fortaleza permanente que vigilase el Portal Oscuro no sentaron bien en las cortes gilneanas.

Por otra parte, la Iglesia de la Luz de Gilneas se enzarzaría en un conflicto teológico con el resto de la eclesiarquía, pues el Obispo de Gilneas declararía que la Orden de la Mano de Plata, si bien necesaria por el contexto, había cumplido su papel y debía ser disoluta al instante, los paladines obligados a deponer las armas, pues que la Luz, la energía dadora de vida, que era pura bondad, contase con guerreros santos dedicados a acabar con esta, fuese cual fuese su forma, era un sacrilegio y una herejía contra los principios más básicos de la Luz, cuyos servidores debían dedicarse a la sanación del espíritu y el cuerpo, no a los enseres de la guerra y de la matanza. Fue por esto que el Obispo de Gilneas excomulgaría a los paladines Gilneanos y obligaria a que estos abandonasen el reino, deteniendose ipso facto los proyectos para instaurar cuarteles de la Mano de Plata en Gilneas, como se estaban construyendo en el resto de reinos humanos.

Todo esto llevaría al rápido enfriamiento de las relaciones entre Gilneas con el resto de reinos, que culminaría con la decisión de Genn Cringris de alzar un muro que los separase del resto del mundo. Claramente, Gilneas no necesitaba la ayuda de nadie, y cortar el contacto con el mundo por tierra y por mar solo les evitaría que extranjeros interesados trayesen sus conflictos a sus tierras.

Por desgracia para Cringris, no todos en Gilneas opinaban como él, y esto llevaría a uno de los conflictos de Gilneas más sangrientos de su historia.

 

 

La Tercera Guerra: Guerra Civil Gilneana

 

Desde que Cringris anunció su intención de aislar Gilneas del resto del mundo, alzando un inmenso muro en el norte del reino, e iniciando bloqueos maritimos en los pocos puertos gilneanos que existían, el reino entró en un estado de contenida expectación.

Muchos nobles intentaron convencer a Cringris de que desechase tales ideas, entre ellos Lord Darius Crowley, amigo y aliado ancestral del rey de Gilneas, Protector de las Marcas del Norte, que había luchado directamente junto a sus tropas en la segunda guerra. Pero el veterano rey se alzaba convencido de la certeza de su decisión, influenciado por interesados nobles como Lord Godfrey.

Vincent Godfrey había sido un veterano consejero y aliado de Cringris. Había sido Godfrey el que sugirió que Gilneas no enviase más que una pequeña fuerza de apoyo para quedar en buenos términos con el resto de naciones en la segunda fuerra, frente a las insistencias de Lord Crowley por ayudar con toda la potencia militar de Gilneas en una guerra que podría suponer el fin de la humanidad.

Así mismo, cuando Genn Cringris se aproximó a Lord Godfrey con la idea del muro, que originalmente pasaría por las tierras de Lord Marley, las más norteñas de todo Gilneas, Lord Vincent a consejó al rey de Gilneas que lo mejor sería que el muro cruzase por las tierras de Lord Crowley, argumentando que era un estrecho natural, mucho más defendible, y que ahorraría gran cantidad de dinero al reino, pues el muro sería más estrecho, sin sacrificar por ello capacidad defensiva.

El Rey Cringris, que pese a orgulloso jamás fue considerado por nadie obtuso, era perfectamente consciente de que ese movimiento estaba siendo propuesto como táctica política para debilitar Lord Crowley, ancestral mano derecha del rey de Gilneas, en un movimiento que haría que Lord Vincent Godfrey se alzase como el segundo noble más poderoso del reino.

Pese a todo esto, el rey de gilneas supo ver que había verdad en sus palabras, y por tanto, aceptó cambiar la posición del Muro.

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Pero Genn había infravalorado la voluntad de Crowley por luchar por lo que creía que era justo, y beneficioso para Gilneas, y el hecho de que más de la mitad de sus tierras y las de otros nobles menores se quedasen aisladas del resto del reino, sería lo que acabaría conduciendo al conflicto armado de la Guerra Civil Gilneana.

Las protestas verbales y luego escritas de los nobles del norte de Gilneas, bajo el liderazgo de Lord Crowley, fueron ignoradas por el Rey. Cuando las obras del muro empezaron el año 12, bajo la guía de uno de los arquitectos gilneanos más famosos de la historia, Ingran Merton, comenzaron las primeras protestas que darían paso a una rebelión. Así mismo, grandes cantidades de población marcharon al exilio, sin deseo alguno de quedarse encerrados y aislados bajo el mando de lo que muchos creían era un rey enloquecido por los años.

Al principio los conflictos eran desorganizados, realizados por los propios habitantes que veían como se iban a quedar aislados del resto del mundo. Cargamentos de roca eran interceptados, albañiles eran asesinados y colgados, etcétera, hasta que las consecuencias se hicieron llegar por las fuerzas de Cringris. Cientos de campesinos rebeldes fuegon colgados y ahorcados, acusados de insurrección y rebeldía.

Este sería el detonante que llevaría a que Lord Darius Crowley y a sus seguidores nobles considerasen la vía diplomática agotada, y se alzasen oficialmente en armas contra la tiranía de Cringris, pues no iban a permitir que sus tierras quedasen aisladas del resto del reino y de sus señores de iure, cediendose de facto al reino de Lordaeron.

Por desgracia para los rebeldes, Cringris estaba totalmente convencido de acabar su proyecto, que consideraba su obra magna y final como rey de Gilneas, en su mente, sería recordado como un heroe a la altura de Aderic, pues ese muro significaba salvar a Gilneas de la influencia de gobernadores extranjeros. Esto hizo que movilizase grandes cantidades de tropas de todo el reino hacia el norte, para extinguir a la conocida como "Rebelión de la Puerta Norte". Crowley y sus aliados se vieron superados, sus rebeldes capturados, masacrados u obligados a dispersarse.

Fue así como el rey consiguió restaurar el orden, con los nobles rebeldes escondidos, evitando su captura, hasta que en el año 15 D.d.P, el muro de Cringris fue culminado, dejando fuera del reino a varios de los nobles rebeldes que apoyaban a Crowley y se habían refugiado en reinos vecinos, así como a gran cantidad de gente.

Pero pese a que el orden se había restaurado momentáneamente, los efectos del muro se hicieron notar rápidamente. Pese a que Gilneas jamás había sido una tierra dada al comercio, por su incapacidad naval y su carácter autárquico, el muro no hizo si no agravar todos los problemas que sacudían a la península. Según pasaron los años, y los habitantes de Gilneas comenzaron a añorar el contacto con sus seres queridos situados más allá del muro, muchos comenzaron a sentirse encerrados en su propio reino. Incluso gente que jamás había abandonado su aldea, villa o ciudad, y que no tenía intención de hacerlo nunca, se sintió contrariada cuando esa capacidad le fue quitada sin consultarselo.

Esto haría que la inestabilidad social que antaño había sido meramente concentrada en los rebeldes de la Puerta Norte se extendiese por toda Gilneas. Esto acabaría estallando en el año 18 cuando una protesta en la capital gilneana dirigida por Lorna Crowley, hija de Lord Darius Crowley, el cual aun estaba escondido, acabó con una represión brutal por las tropas reales, acabando con la muerte de cientos de protestantes y el encarcelamiento de la hija del Protector de las comarcas del Norte, la cual evitó la horca por su amistad personal con el hijo y heredero de Cringris.

Esto motivó a que su padre saliese de las sombras y proclamase de nuevo una rebelión contra Cringris, pues el tirano no había más que demostrado su incapacidad para gobernar. De seguír en el trono, llevaría a Gilneas a sucumbir a la ignominia , la ignorancia, y consumirse encerrados en la jaula que ellos mismos habían construido. La guerra civil estalló en todo el reino, hermanos y hermanas se mataban en el campo de batalla, la mayor parte de la población civil jamás llegó a decidir bando, viendose reclutados a la fuerza en base a la lealtad de sus señores nobles, con matanzas indiscriminadas de aldeas enteras por el mero hecho de ser del "Bando opuesto".

En el medio de esta guerra civil, la Iglesia de la Luz de Gilneas intentó interceder tras su fracaso en los años previos por evitar que el clima social llevase a una guerra civil. Muchos sacerdotes dieron sus vidas para proteger a heridos de guerra y a refugiados, convirtiendose monasterios e Iglesias en puntos neutrales donde soldados que habían estado combatiendo entre ellos en el campo de batalla eran sanados y atendidos por los sacerdotes.

Muchas vidas se perdieron en la guerra civil, grandes personalidades, artistas, filósofos y sabios murieron antes de tiempo. Las rencillas fratricidas se extendieron de norte a sur, y muchos vieron en la guerra la excusa para saldarse las patéticas rivalidades con sus vecinos que habían estado arrastrando desde hacía años. Esto hizo que Gilneas cayese en su época más oscura. Una época tan oscura, que impidió que estos viesen lo que sucedía más allá del muro hasta que fué demasiado tarde.

Era el año 20, la guerra civil Gilneana aun en pleno apogeo, cuando las fuerzas del príncipe Arthas desembarcaron en Lordaeron, culminándose con la muerte del Rey Therenas Menethil II y la destrucción de Ciudad Capital. La plaga de no-muertos se extendió sin cuartel por todo el norte de reinos del este, y grandes reinos caían bajo su avance sin previsión de ser detenidos. Pese a que el Muro de Cringris permaneció cerrado incluso cuando los refugiados se agolparon bajo este, viendo los vigías en lo alto como cientos de personas suplicaban ayuda para ser masacrados por manadas inmensas de no-muertos, el Rey de Gilneas tenía ojos y oídos más allá de la gran muralla defensiva, y supo que por magnífico que fuese, su Muro no sería suficiente para proteger a su reino de la amenaza no-muerta.

Fue por esto que , en plena guerra civil, ordenó a un amigo de su casa, el Archimago Real de Gilneas Arugal, del Kirin'Tor, que encontrase una solución al problema no-muerto. Pese a que inicialmente Arugal aseguró al rey que lo haría, con el paso de los meses, tras la caída de Quel'thalas, y la consiguiente caída de Dalaran, Arugal comenzó a desesperarse, dandose cuenta de que la amenaza no-muerta era infinitamente más peligrosa y poderosa de lo que nadie había predicho. Nisiquiera el poder combinado de los magos de Dalaran había sido suficiente para soportar la ofensiva de la Plaga. ¿Qué iba a hacer él, un archimago, poderoso, pero solitario?

La respuesta le vino en unos viejos tomos, escritos milenios atrás y recopilados, escondidos en una vieja biblioteca en las ruinas del castillo de la Casa Filoargenta, que ya había encontrado su fin a manos de la Plaga. Estos tomos eran obra de un mago, o archimago de la antigüedad, conocido como Ur, el cual parecía haber estudiado las magias que usaban los gilnea en tiempos inmemoriales, y había conseguido, aunque de manera breve, conectar con un plano alternativo, en el cual había logrado percibir la existencia de una extraña raza de violentos hombres lobo en estado de letargo. Aunque las investigaciones de Ur eran inconclusas, Arugal, siendo un experto conjurador como era, creyó que podía acabarlas por su cuenta.

Avisó a su amigo Genn de lo inestable del experimento, y que podría tener consecuencias imprevisibles y desastrosas, pero con el avance hacia el sur del grueso de las fuerzas de la Plaga (Que sin saber Cringris, marcharían para enfrentarse en la batalla del Lago Lordamere contra los ejércitos de los reinos libres), el rey de gilneas le dio la orden inmediata de que procediese.

Fue asi como Arugal, en las ruinas del Castillo que desde entonces pasaría a conocerse como "Colmillo Oscuro", llevaría a cabo un ritual que cambiaría para siempre el destino de Gilneas.

Inicialmente pareció ser un éxito. Los no-muertos al sur del Bosque de Argénteos desaparecieron, y sus incursiones a las bases del Muro no sucedieron más. Pero Cringris no recibió noticia alguna de Arugal desde que este realizó el ritual. Dando por perdido a su amigo, se centró de nuevo en la guerra civil que desangraba Gilneas, dando por solucionada la crisis de los no-muertos.

Pero el veterano rey no podía estar más equivocado.

 

La Plaga Huargen

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Los primeros avistamientos ocurrieron en las regiones al norte del reino, a la sombra del gran Muro de Cringris. Algunas aldeas y puestos fronterizos informaron de como los profundos y oscuros bosques de la región se llenaban de aullidos por la noche, cosa que no se había escuchado en Gilneas desde que la caza había extinguido a los lobos del reino hacia más de un siglo.

Los informes de los aullidos fueron sucedidos por la desaparición de aldeas enteras, campamentos de rebeldes escondidos en los bosques. Pronto, antes de que nadie pudiese hacer nada para impedirlo, la zona norte de Gilneas, principal reducto de la fuerza rebelde, se había convertido en una gran matanza. Enormes manadas de lo que parecían ser bestias similares a los lobos, pero capaces de erguirse sobre dos patas, recorrían los bosques, asaltando caravanas armadas, aldeas, e incluso villas amuralladas sin reparo alguno, masacrando poblaciones enteras.

El miedo se extendió, generalizado, aunque en los campos de batalla del sur del reino no se hiciese mucho caso a estas historias, en su fuero interno, Cringris sabía claramente el orígen de este mal que asaltaba su reino.

La guerra continuó dos años más, mientras las fuerzas rebeldes se veían mermadas incansablemente, los monstruos de la noche por el norte, las fuerzas realistas por el sur. Esto fue lo que llevó a que en un movimiento desesperado, Lord Crowley y sus lealistas introdujesen armas en la propia ciudad capital de Gilneas, e intentasen un levantamiento dentro de sus propios muros para derrocar al tirano Cringris de una vez por todas. El ruido de los disparos y el acero chocando entre ellos inhundó las calles de Gilneas durante dos días y una noche, pero al final ,las tropas rebeldes fueron atrapadas, y sus líderes apresados.

Cringris no ejecutó a Lord Crowley, pues sabía que era considerado un heroe entre gran parte de la población, incluso la que apoyaba al rey, así que por intercesión de su hija Lorna, apoyada por los dos hijos del propio Rey, Liam y Tess Cringris, decidió encerrarlo en las prisiones de Gilneas, junto algunos de los nobles más importantes que le apoyaban.

Para aquel entonces, los avistamientos de huargen habían llegado ya a los terrenos centrales del reino, e incluso algunos en el sur, por lo que Cringris decretó un alto el fuego que los rebeldes libres aceptaron de buena gana, a mediados del año 22. Gilneas se enfrentaba a una crisis mucho mayor, que amenazaba con exterminarlos a todos.

 

 

La Gran Purga: Respuesta Alquímica

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Apenas firmado el alto el fuego, y que los rebeldes, o la mayoría, entregasen sus armas, los esfuerzos de las debilitadas fuerzas de Gilneas se centraron en acabar con esta amenaza que había descendido sobre ellos sin previo aviso. Por aquel entonces, ya se extendía el rumor de que aquellos que sobrevivian a los brutales ataques de las bestias, pero eran heridos y mordidos por estas, acababan mutando con el paso del tiempo, matando normalmente a su familia y seres queridos antes de huir al bosque y unirse a las inmensas manadas que ya recorrían el reino.

El rey promulgó un decreto real, dando permiso a que todo hombre y mujer adulto portase ballesta, arco o rifle, independientemente de su condición, de su servidumbre, o de su vasallaje, y se amuralló con empalizadas hasta la villa más alejada. Aldeas enteras en posiciones vulnerables fueron evacuadas, miles de personas abandonando sus hogares en busca de la relativa seguridad de las aldeas y nucleos de población más grandes y mejor defendidos.

Pero esto no fue suficiente. Manadas enteras se arrojaban contra los muros de las ciudades, escalandolos a toda prisa en plena noche, infectandola desde dentro antes de que se pudiese organizar las defensas. La Iglesia de la Luz intentaba sanar a los que sobrevivían a los ataques, pero ni siquiera la sagrada energía era capaz de detener la inevitable conversión.

El Rey Cringris, consciente de que en este momento de crisis su pueblo necesitaba un liderazgo fuerte, dirigió personalmente numerosas cacerías contra estas bestias. Pero lejos de los pasatiempos nobles donde una docena de individuos de alta cuna perseguían zorros con la ayuda de perros, estas cacerías eran campañas militares, con docenas o cientos de soldados y cazadores, acompañado por sus consejeros y nobles leales.

Las pilas de cadáveres se acumulaban en los bosques, y el olor a pelo quemado duraba semanas, pero por cada bestia lobo que mataban, dos más aparecían, y las bajas entre los grupos de cazadores eran demasiado altas para ser sostenibles a largo plazo.

A esas alturas, hasta el último erudito del reino estaba enfrascado en una búsqueda frenética para una solución. Desde sacerdotes, médicos, cirujanos, astrólogos y magos. Los cuerpos de estas criaturas lobo se vendían a precios astronómicos, fuese por experimentación, o por otra clase de usos más turbios, pues en esos días apocalípticos, más de una persona sucumbió a la desesperación, iniciando toda clase de cultos enloquecidos que auguraban la segunda venida del gran lobo, u otras mamarrachadas.

Pero había unos que contaban con ventaja. La Hermandad Real de Alquimistas, bajo el mando de Krennan Aranas, probablemente uno de los mayores alquimistas de la humanidad, trabajaba sin tesón bajo ordenes directas de Cringris en búsqueda de una solución. Y a diferencia de todos los demás, fue con Krennan , y solo Krennan, con quién Cringris compartió el verdadero origen de esta plaga que asolaba sus tierras.

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Fue así que mientras otros se peleaban por estudiar los humores internos de los cadáveres de las bestias, leer los flujos arcanos de sus cuerpos, o estudiar las alineaciones de los planetas en el cielo, la solitaria figura del gran alquimista real se aventuró a los profundos bosques del sur del reino, entre la bruma y la montaña, para ponerse en contacto con algunos de los últimos descendientes de los gilnea, conocidos comúnmente en las tierras más civilizadas del reino como "Brujas de la cosecha", ermitaños uraños pero benévolos, que ayudaban de manera un tanto errática a las poblaciones vecinas en tiempos de sequía o plaga.

Fue así que en el último día del tercer mes del año 24, al borde del colapso, que Krennan Aranas se presentó ante Cringris con un brebaje. EL brebaje.

Un compuesto, espeso, amarillo, obtenido de ingredientes que solo el gran alquimista real y sus aprendices más leales conocían. Tenía un brillo propio, que engatusaba a la vista, pero eso era de poca relevancia para Cringris. A estas alturas, solo deseaba que funcionase.

Y funcionó. Aunque no como se esperaba. Las pruebas con huargens (Como por ese entonces ya se les conocía) salvajes capturados en los bosques no dieron ningún resultado positivo. De hecho, llevaron a que por poco se desechase el brebaje. No fue hasta que los alquimistas reales consiguieron un sujeto que se había transformado hacía apenas unos días, pero cuya familia (Y él mismo) había tenido la precaución de encadenarlo en su sotano antes de que tal cosa sucediese, que pudieron comprobar que efectivamente, el brebaje funcionaba.

Pero cuando se lo dieron, este no abandonó su forma bestial y regresó a su forma humana. Tras unos minutos de convulsiones, y otros largos de inconsciencia, cuando la bestia volvió a abrir los ojos, estos transmitieron la mirada de un ser racional, no de un animal salvaje. La expectación de todos, Rey, Alquimistas, y familia se vio recompensada cuando, con una voz rasposa, gutural, que reflejaba el esfuerzo que estaba realizando el sujeto de prueba, este logró hablar, preguntando qué había sucedido.

Rápidamente se ordenó la producción del brebaje en cuanto fuesen capaces de realizar los alquimistas. En las siguientes semanas, y meses, los detalles del alcance y potencia de esta nueva substancia se pusieron a prueba con nuevos sujetos, para discernir exactamente su funcionamiento e impacto en las criaturas y gilneanos infectados.

Al parecer no era una solución definitiva, y su administración regular era necesaria para no sucumbir de nuevo a la bestia interior. Pero eso era suficiente. Con el paso de las semanas, algunos de los primeros sujetos que fueron suministrados con el mismo, llegaron incluso a regresar a su forma humana, aunque siempre de forma temporal, y en cortos espacios de tiempo.

Pero tal cosa era secundaria mientras las manadas de huargens salvajes siguiesen arrasado el reino. El descubrimiento del Brebaje, sin embargo, había supuesto un punto de inflexión. Inmunes al contagio, pues ya habían sido infectados, y con sentidos mucho más agudizados que los de un humano, estos huargen conscientes substituyeron a los perros de presa de las cacerías. A pesar de su utilidad, los humanos infectados fueron tratados desde el principio con temor y superstición, convertidos en no más que una herramienta para un fin.

Y así comenzó una época oscura que se conocería como "La Gran Purga". Poca gente celebraba las cacerías cuando estas regresaba, agotadas, heridas, y con menos cazadores que antes de partir, pues todos eran conscientes de que lo que estaban matando antaño habían sido sus familiares, amigos, vecinos, y seres queridos.

Al principio, el Rey dio ordenes de esforzarse en capturar y administrar el brebaje a los huargen, pero según la plaga se iba controlando, y los cazadores ascendían hacia el norte del reino, que a esas alturas había sido totalmente controlado por los huargen, cada vez menos y menos eran susceptibles a los efectos de la medicina, la mayoría habiendo permanecido en forma salvaje durante meses o incluso años.

Es por esto que los últimos lapsos de la Gran Purga fueron los más oscuros y violentos, construyéndose pilas de cientos de cráneos de huargen, los cielos de Gilneas oscuros por las nubes que causaban las piras para quemar los cuerpos. Las cazas que comenzaron como un deber sombrío al inicio, acabaron degenerando en matanzas en las cuales incluso grupos de nobles se regodeaban, cazando huargens como tradicionalmente habían cazado zorros o jabalíes. 

 Cuando la Gran Purga concluyó, la población de Gilneas se había visto severamente reducida. Lo que era peor, aproximadamente uno de cada diez gilneanos, estaba infectado por la enfermedad huargen, y necesitaban del brebaje para no sucumbir a sus instintos. Hombres, mujeres ,e incluso algunos niños, los que habían sobrevivido al trauma de la transformación tras haber sido infectados, luchaban contra una oscuridad interior que amenazaba con tomar el control de sus cuerpos.

Aunque las manadas de huargens salvajes nunca desaparecieron del todo, sobre todo en las zonas más al norte de Gilneas, estas fueron lo suficientemente controladas como para que los ojos del rey y sus nobles se centrasen en otro problema más incipiente.

¿Qué hacer con todos los gilneanos infectados?

 

 

La Invasión de Gilneas

 

El debate se extendió por toda Gilneas, y desde las altas cámaras nobles hasta la taberna más mugrienta, todo el mundo discutía respecto a qué hacer. Muchos proponían el exterminio total de los infectados. Otros, les rompían la nariz a los que transmitian esas ideas, pues alguno de sus familiares estaba infectado.

Durante meses, se contuvieron a los infectados en algunas de las villas que habían quedado desiertas. Las murallas que se habían construido para mantener a los huargen a raya, ahora usadas para mantener encerrados a la población infectada hasta decidir que hacer con ellos. El propio Cringris no llegaba a decidir qué hacer. Mientras que sus alquimistas trabajaban a todas horas para construir la infraestructura de producción y distribucción necesaria para entregar el brebaje necesario a tanta gente, el líder de gilneas se veía a cosado con toda clase de ideas. Por un lado, Lord Godfrey era un firme defensor de la idea del exterminio. Aunque reconocía que le supondría un gran dolor, argumentaba que era un sacrificio necesario si deseaban que Gilneas pudiese recuperarse con los años. Por otro lado, los propios hijos del rey, acompañados de la hija del traidor Crowley, se oponían firmemente, creyendo en una posible cura definitiva.

Lo que decantaría el debate en el reino ería una bula promulgada por la obispo de Gilneas, Marha Tulvan, que había ascendido como cabeza religiosa de la Iglesia en Gilneas en plena crisis huargen, hacia apenas dos años. En el año 26 la autoridad religiosa de Gilneas decretó que los humanos infectados seguían siendo hijos de la Luz, y como tal, sus vidas eran tan sagradas como las de todos los demás, prohibiendo expresamente cualquier idea de exterminio.

Dentro de la propia Iglesia había habido un gran debate respecto a como entender la enfermedad huargen, pero estos se solventaron cuando en medio de un concilio en la capital, se presentó el diácono Aubertes McWonell, un rango medio de la Iglesia, que se había dado por muerto desde hacía un año.

Pero no era así. Infectado y usado como perro de presa, había conseguido llegar ante la presencia de sus coetáneos religiosos con ayuda de varios contactos y amistades para demostrarles que, incluso bajo la enfermedad de los huargen, la Luz acudía a su llamado, tan pura y hermosa como siempre.

Esto fue prueba irrefutable, incluso para los religiosos más estrictos, de que esta enfermedad huargen no era más que una plaga, no una "Maldición" como otros habían descrito, y que el deber de los fieles siervos de las enseñanzas de la Luz era encontrar su cura, sanar y proteger al enfermo y al desvalido.

Fue así que se decretó el confinamiento de los Marcados, como se les conocía, a vistas de encontrar una cura definitiva para su condición. Se alzaron grandes murallas, y se construyó toda una infraestructura en algunas de las ciudades más grandes de Gilneas, especialmente la capital, y los Marcados fueron movidos e internados en estas poblaciones. Aunque la idea original era que fuese temporal, con el paso de los años y la falta de una cura definitiva, estas barriadas amuralladas fueron convertidas en guettos, en prisiones en todo menos en nombre, donde los Marcados subsistian como podían en un entorno de miseria y pobreza.

Pero como su padre le enseñó, la vida no dio apenas tregua a Cringris. Fue a mediados del año 28 que un bajel con los colores azul y dorado de Ventormenta llegó a las costas de Gilneas, con un mensaje directo para el Rey Cringris. Al parecer, más allá del muro y del mar, los otros reinos humanos se habían comenzado a aliar bajo un supuesto Imperio, con el fin de restaurar el legado de Thoradin el Unificador y hacer frente a las amenazas que auguraban el colapso de la humanidad.

Paparruchas, Cringris había sobrevivido toda su vida sin ayuda, y sabía que eso no era más que una triquiñuela , como lo había sido la Alianza de Lordaeron, para subyugar a reyes considerados débiles por aquellos más fuertes. Gilneas se alzaría orgullosa y sola, como siempre había hecho.

Pero no todos en el reino pensaban así. Las noticias fueron un vaso de agua fresca para la garganta reseca de los rebeldes del norte. La idea de derribar el muro, de reincorporarse al resto del mundo, era demasiado tentadora como para ignorarla.

Y fue así como, de nuevo, estalló la inestabilidad interna en Gilneas, y Cringris se enfrentó a otra crisis con un final muy incierto.

El 11 de la segunda etapa en la estación primaveral del año 30, una nueva tormenta iba a sacudir los cimientos de Gilneas. El viejo lobo no se sorprendió cuando le llegó la noticia de los barcos Imperiales acercándose a las costas, ni tampoco movió un solo musculo de su rostro cuando le comunicaron que al fin, tras meses de lucha, los Renegados habían logrado derribar el gran Muro.

La aparición del Imperio supuso para algunos una oportunidad. Lorna Crowley, hija de Darius Crowley, que aún permanecía en prisión tras su traición, se convirtió en una figura política influyente a favor de la anexión al imperio, la liberación de su padre y otros nobles con la intención de hacer frente a los renegados.  De no haber sido por los hijos de Genn, quienes mantenían una relación amistosa con ella desde que eran apenas infantes, Lorna habría sufrido el mismo destino que su padre.

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La Sociedad Gilneana:

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Gilneas es una tierra de contrastes, y tal vez uno de los mayores sea la dicotomía entre su avance relativo en comparación a otros reinos humanos, pero su regresión social frente a sus competidores. Mientras que el sistema feudal de gobierno ha sido substituido por métodos más centralizados en todos los demás reinos humanos, salvo Stromgarde, aun permanece en Gilneas con fuerza, fruto de su descentralización natural causada por la orografía tan escarpada que ha hecho que establecer la autoridad real y debilitar a los nobles haya sido tarea imposible.

Esto hace que, frente a las tierras de los reinos Imperiales, donde las gentes de a pie disfrutan de mayores libertades personales y de movimiento, como vasallos de la corona, siendo los nobles figuras debilitadas en relación a la autoridad real, en Gilneas muchos campesinos aun estan subyugados a un señor feudal, que si bien encargado de su protección, tiene práctica libertad total para tensar la cuerda de las exigencias e impuestos a su gusto.

Pero no todo es oscuro en Gilneas, y durante los siglos, el gran poder de los nobles ha hecho que estos tendiesen a enzarzarse en toda clase de conflictos. El aislamiento relativo de las distintas regiones de Gilneas ha hecho que los grandes conflictos armados fuesen substituidos por escaramuzas más ligeras, y que la competencia se trasladase a otros campos más allá de las armas. La ciencia, las artes, los nobles Gilneanos han invertido grandes cantidades de dinero en tener en su posesión los mayores avances respecto a sus compañeros de sangre azul, con el fín de ganar prestigio para sus casas. Encerrados en sus palacetes y fortalezas en las lomas de montañas o en los extremos de escarpados acantilados, más de una familia noble convirtió su hogar ancestral en una gran obra arquitectónica, con inmensos observatorios, astrolabios de varios metros de altura adornando las paredes, etc...

Por su parte, el pueblo Gilneano es orgulloso y tenaz, de conocido carácter cínico, tienden a sospechar del extranjero e incluso del compañero, asumiendo casi siempre dobles intenciones. Uno de los dichos que más siguen los gilneanos no es otro que el clásico "Si algo es demasiado bueno para ser cierto, no lo es".

 

 

El Gobierno Gilneano

 

La autoridad absoluta en Gilneas es la del rey, pero la figura representada tradicionalmente por la dinastía Cringris ha sido siempre mucho más débil que sus compatriotas en otros tronos humanos. Los nobles han conservado gran poder, incluso tras siglos donde los otros reinos se reformaron progresivamente hacia unas formas de gobierno más centralizado.

Esto se traduce en que a la hora de la verdad, si bien los distintos nobles son vasallos del rey, estos controlan sus tierras en baje al contrato de servidumbre feudal, y tienen control jurídico sobre sus tierras, frente a la Ley Imperial que rige al resto de reinos humanos.

 

La Corona y las Casas Nobles:

Gilneas es una tierra con historia que se remonta eones atras, a un tiempo oscuro oculto tras las nieblas del tiempo. Pero incluso en este contexto, los nombres de numerosas dinastías han resonado en la sombría península, grandes heroes, o infames villanos, cuya sangre ha fluido por las venas de algunas de las figuras más influyentes de toda Gilneas.

 

La Casa Real Cringris

"Nunca aceptes la mano que te tiendan, hijo. Siempre es mejor que te sostengas por tus propios medios. Es lo que distingue a los grandes de los sumisos."

La que ha sido casa real de Gilneas desde su independencia. Su fundador, Lord Aderic Cringris, no era más que un administrador, un burócrata y patriarca del Imperio de Arathor, que llevaría a su pueblo a decidir su destino por ellos mismos.

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Su emblema ha sido siempre la figura de un lobo oscuro sobre fondo amarillo, representando los lobos que siempre acecharon en el reino de Gilneas y que impregnaron la cultura popular del reino, con cuentos como la leyenda de Caperucita Bermella y el Lobo Feroz, hechos para evitar que los niños se perdiesen solos en los peligrosos bosques del reino. Pese a que los lobos de Gilneas fueron extinguidos por la caza hace más de un siglo, nadie habría esperado que la imaginería del lobo regresase con tanta fuerza y como lo hizo.

  • Líder actual: Lord Genn Cringris, Rey de Gilneas
    • Miembros relevantes: 
    • Liam Cringris, Príncipe Heredero de Gilneas
    • Tess Cringris, Princesa de Gilneas
    • Lord Archibald Cringris, padre de Genn Cringris, antigüo Rey de Gilneas †
    • Lord Aderic "El Libertador" Cringris, Primer Rey de Gilneas †
    • Lady Mia Cringris, Reina de Gilneas

 

 

 

 

 

La Casa Crowley

 

Mano derecha de la casa real de Gilneas, los Crowley han sido sus mejores aliados y sus peores enemigos, dependiendo de la época. Su sentido de la justicia es por pocos cuestionado en el reino, y son considerado heroes serviciales, carentes de la ambición egoísta que mueve a muchos otros nobles. Luchan y sangran por lo que creen que es justo y beneficioso para Gilneas, incluso a costa de su propio perjurio. Muestra de ello es la rebelión de la Puerta Norte, que acabó con el patriarca familiar, Lord Darius Crowley, dando con sus huesos en las prisiones de la capital, quedando su hija a cargo de las tierras familiares y todo lo relacionado con la gestión de su título.

Protectores de las regiones del Norte, desde que se construyo el muro y gran parte de sus tierras y nobles menores a su cargo quedaron aislados del resto del reino, han visto su posición como segunda casa del reino destruida, en favor de la casa Godfrey.

  • Líder actual: Lorna Crowley, Heredera de la Casa Crowley y Regente.
    • Miembros relevantes: 
      • Lord Darius Crowley, Señor de la casa Crowley.

 

La Casa Ashbury

 

Los Barones de Ashbury son, pese a ser una nobleza relativamente menor del Este de Gilneas, líderes de las mayores plantaciones de té de todo el reino, lo que les ha convertido en una de las casas más ricas de todas. Su amistad y servicio leal hacia la casa Godfrey se remonta a tres generaciones atrás, cuando Lady Ashbury, hermana del patriarca de los Ashbury en el año 45 A.d.P se comprometió con el Lord Godfrey de la época.

  • Líder Actual: Lord Fernand Ashbury, Barón de Somhtonia
    • Miembros relevantes: 
      • John Ashbury, Heredero de la baronía de Somhtonia
      • Elias Ashbury, Hijo segundo de Lord Ashbury, sargento segundo de Los Dragones.
      • Malton Ashbury, Hermano de Lord Fernand Ashbury

 

La Casa Marley

 

La casa Marley era dueña de las tierras más al Noreste de Gilneas, en frontera directa con el reino de Lordaeron, y vecinos de la casa Filargenta. Siempre fueron grandes defensores de la Alianza de naciones de los reinos del Este, y cuando vieron que sus tierras iban a quedar aisladas con el muro de Cringris, se unieron sin dudarlo a la rebelión de Crowley.

Ganaron su nobleza junto a los Crowley, pues el patriarca Marley, famoso pastor de las tierras donde se asentaría por milenios su dinastía, fue clave a la hora de enseñar los caminos de pastoreo secretos a las tropas rebeldes independentistas de Aderic Cringris. Por tal vital servicio, fue recompensado con tierras , que le llevarían a consolidar su posición como nobles tres generaciones después.

Tras el levantamiento del muro, se quedaron aislados, y sucumbieron a la Plaga de No-muertos, extinguiéndose.

 

 

La Casa Godfrey

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La mansión de la casa Godfrey se encuentra en plena ciudad capital de Gilneas, conocida comunmente como "La Corte de los Buhos", pues los anteojos que lucen los miembros de la casa Godfrey han calado en el imaginario popular, fruto de problemas de visión hereditarios que se arraigaron en la casa y nunca han decidido abandonarla.

Pero los rivales políticos de los Godfrey saben que ese nombre es más apropiado de lo que parece, pues la casa Godfrey es famosa por haberse labrado fortuna y poder mediante movimientos políticos en los momentos más oportunos, siempre atentos, a todas horas, de lo que hacen sus rivales. Antes del aislamiento de Gilneas, los Godfrey eran administradores reales del comercio de Gilneas. No había barco o carromato que entrase al reino sin que los Godfrey se llevasen un leve pellizco monetario, incluso caundo no les correspondía.

Fueron los movimientos políticos del Lord Godfrey actual los que hicieron que el muro de Cringris cambiase su posición original, en un movimiento que destrozó definitivamente la hegemonía de los Crowley como protectores del Norte, puesto que desde entonces han usurpado la casa Godfrey.

Sus tierras no tienen nada reseñable. Un condado relativamente pobre en la zona más norte de Gilneas, devastado por la Plaga huargen. Pero el poder de los Godfrey ha venido siempre de sus intrigas palaciegas en las cortes nobles y reales de Gilneas. Es conocido que los Godfrey nunca pisan sus tierras, dejando que administradores intermediarios se ocupen de ello, como a ellos les parezca.

El emblema de la casa Godfrey es un buho de plumas oscuras bajo una flor dorada, que representa la buena fortuna y sabiduría de la casa.

  • Líder actual: Lord Vincent Godfrey, Protector del Norte, Conde de Chemnitz, Mayordomo de Gilneas
    • Miembros relevantes:
      • Victoria Godfrey, Heredera de la casa Godfrey
      • Vincent Godfrey Jr., Hijo menor de Lord Vincent Godfrey

 

La Casa Filargenta

Los Filoargenta han sido siempre administradores de las tierras más al sur del Bosque de Argénteos, dominando desde su castillo milenario, el más antiguo de toda Gilneas. Administradores del Imperio de Arathor, la decisión de la matriarca Filo Argenta por cambiar bandos y apoyar a la revuelta de Aderic fue vital para asegurar la derrota de las fuerzas imperiales en la batalla de las colinas de Piroleña.

Por esto, sería recompensada con la Baronía de Piroleña por el recien nombrado Rey Aderic Cringris, título que ostentaría su familia durante más de mil quinientos años, hasta que en la tercera guerra, agentes durmientes del Culto de los Malditos infiltrados entre la guardia de su castillo, asesinasen a toda la familia, niños incluidos, mientras dormían, extinguiendo la casa.

Su castillo sería posteriormente usado como centro de experimentación por el Archimago Arugal, el cual encontraría su muerte a manos de las tropas renegadas en el año 29 D.d.P . Desde entonces ,el renombrado como Castillo Colmillo Oscuro se ha convertido en centro logístico y de mando de las tropas renegadas en su campaña de invasión a Gilneas.

 

El Sistema de Servidumbre, los feudos, el vasallaje y los alodios (campesinos libres)

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Las formas de la vida en Gilneas pueden resultar bastante opresivas en su distinción de dominantes y dominados. Las dinámicas de la población distinguen claramente a dos grupos muy bien diferenciados y atados entre sí. Las casas nobles y sus sirvientes directos, y los campesinos, que quedan divididos entre aquellos que son libres (conocidos como alodios o villanos) y los que pertenecen al sistema del feudo, estando atados a un señor, los siervos.

Es complicada la diferenciación entre todos estos grupos, la forma de vida de estos campesinos no es realmente mísera, los campesinos mayormente aceptan a sus señores, y no conocen un sistema que les de más sustento que este. Sin embargo, en épocas de carestía la furia del pueblo llano se puede traducir en la quema de castillos y en acuchillamientos masivos a aquellos que han sido considerados adalides de su desgracia. Los señores normalmente intentan apretar al campesino el máximo, antes de su rebelión. De forma habitual, los pueblos viven una vida tranquila, a pesar de sus cargas, surgen mercaderes que comercian entre los distintos feudos, artesanos (diferenciados de los campesinos en que no les ataban diversas obligaciones que a los campesinos si, llamadas corveas), milicias, juristas…

Pese a esto, no todo haitante de Gilneas es siervo , sólo los que están atados a las posesiones de los señores lo son, y trabajan sus tierras. La servidumbre es algo muy beneficioso para los señores, puesto que se apropian de fuerza de trabajo y las atan a sus posesiones. Pero también resulta un beneficio para los siervos, puesto que obtienen un medio de vivir y protección. Pese a todo, gran parte de la población Gilneana no es sierva de nadie, entre ellos, personas pertenecientes a gremios como el de los constructores, que son viajantes, muchos artesanos, gente del pueblo llano suficientemente rica para haber salió del sistema de servidumbre, milicias, habitantes de una ciudad, habitantes de pueblos libres sin señor…

Pese a todas estas implicaciones, el sistema de servidumbre no resulta totalmente nocivo. La tenencia de tierras por parte de los siervos significó en una mejora de su vida, puesto que con ella pueden negociar sus condiciones en las relaciones amo-siervo, no se les puede rendir por hambre ya que suelen tener recursos, y aún en los momentos más crudos es complicado que a una fuerza agrupada de siervos se la expulse del feudo, ya que es muy difícil encontrar nuevos trabajadores que exploten la tierra. Por ello mayormente los castigos de los señores serán físicos y directos, para evitar los agrupamientos de siervos que puedan suponerle un problema.

El señorío es una porción de tierra que un señor concede a un vasallo a cambio de un juramento de fidelidad y ayuda mutua y en la que este último ejerce tanto su uso como su ley. Normalmente comprende un compendio de tierras que puede abarcar simplemente desde una villa pequeña, hasta lo que conocemos como un ducado. Estas tierras permiten que el señor se mantenga de sus rentas y producciones. El juramento que se da entre los dos señores se conoce como “juramento de vasallaje”. Normalmente en él están presentes los dos interesados, señor y vasallo, la iglesia y los ricohombres que se de en el caso. El juramento se realiza con una procesión de todos los beneficios y obligaciones mutuos que se van a conseguir con ello, y es tradición que se culmine con un beso en la boca y la entrega de algún arma que represente el dominio sobre las nuevas tierras del nuevo señor, así como una vara de mando.

Hay feudos que no están atados a este juramento de fidelidad, y son los que tienen la iglesia. La iglesia puede ejercer como señora en algunas zonas, al cargo de un abad que se encargaría de la administración de estas tierras, tal como lo hace un noble. De la misma forma el concejo de una ciudad puede ejercer de noble en las tierras correspondientes a sus ciudades.

Distingamos entonces las partes de un feudo. Usaremos las típicas de un feudo comprendido por un castillo, una villa y sus tierras de alrededor.

Este feudo podemos dividirlo primero en las tierras de explotación:

  1. Tierras de Manso: Son las tierras que se ceden a los campesinos. Virtualmente son propiedad del señor. Este las cede a quienes van a trabajarlas, y estas normalmente ya quedan atadas a esta familia, por lo que formalmente son tierras de la familia del campesino, las cuales pueden heredar sus hijos tras el pago de un impuesto. Estas tierras tienen que pagar diversos impuestos al señor por su posesión, que pueden ser impuestos de especie (trigo por ejemplo) o directamente en monedas.

  2. Reservas del señor: Son tierras que directamente explota el señor y suelen ser prácticamente la mitad de las tierras de todo el feudo. El señor las explota mediante las “corveas”, las corveas son obligaciones que tienen los siervos del feudo, que le deben al señor tantos días al año trabajando en la reserva, dependiendo de lo que hagan. Las corveas no son sólo una obligación sobre la agricultura, sino que pueden ser obligaciones de otro tipo, como por ejemplo la obligación de acudir a la llamada del señor como tropas, cosa que veremos más adelante, o la obligación de ejercer de carretero llevando bienes de una villa a otra perteneciente al mismo señor.

  3. Terrenos comunales: estos son terrenos que todos los campesinos comparten, por ejemplo para cultivos comunes o para realizar labores como separar la paja del trigo. El señor impone normas sobre el uso de estos espacios.

  4. Bosques, puentes, caminos y molinos: Estas zonas son propiedad del señor que impondrá normas a conveniencia para su uso. Normalmente en el caso de los molinos o los puentes se impondrá un impuesto a su uso, y en los bosques se regulará que clase de animales se pueden cazar. Cazar animales prohibidos en un bosque señorial es un delito grave, que puede ser penado incluso con la muerte.

Socialmente podemos dividir el feudo en

  1. Señor: Como bien sabemos, el señor es el que ejerce todos sus derechos sobre el territorio, es el máximo exponente de su ley, y la figura militar. Decide prácticamente todo lo que se ejerce en sus tierras. En la práctica tanto los campesinos como los demás habitantes estarán constantemente negociando con el señor sus obligaciones y recompensas. Un señor puede estar representado como el típico noble, un abad de la iglesia o el concejo de una ciudad. Habrá feudos peores o mejores, dependiendo del que señor les toque, con más derechos o menos, así como más ricos o menos. Aunque normalmente casi todos van a la par

  2. Sirvientes del señor: Llamamos así a todos esos grupos sociales que están directamente al servicio del señor y gozan de una posición privilegiada. Como sus milicias y soldados, sus caballeros, los escribas y todo lo que tenga que ver con la administración de su feudo.

  3. Artesanos y burgueses: Son aquellos miembros de lo que llamaríamos tercer estado, que no son nobles pero gozan de una posición más privilegiada. Son los herreros o los dirigentes de ciudades pertenecientes al señor, campesinos enriquecidos y diversos obreros que tienen especialidades en sus trabajos, y a los cuales se les elimina del sistema de corveas, se les perdona, a cambio de pagos de impuestos especiales que se pueden permitir, o en el caso de los herreros directamente sin impuesto, ya que su función es tan importante para el funcionamiento del feudo que los perdona de ejercer otra función.

  4. Campesinos: Estos son el arquetipo de los siervos y ya hemos hablado de ellos. Se dedican al trabajo de la tierra dentro del señorío, labran campos, arreglan edificios, cazan para su señor…

Por partes, un feudo típico se puede dividir en:

  1. Castillo, abadía, concejo: La parte principal del feudo donde se asienta el señor. Allí convive con sus caballeros entre las murallas y defensas. También estarán aquí el alojamiento de sus guerreros

  2. Villa, ciudad, lugar: Como hemos dicho un feudo puede abarcar un ducado. Las villas y las ciudades entrarían dentro del mismo.

Como contraparte al feudo, se encuentran en gilneas diversos pueblos o sitios que son propiedad de los propios campesinos. Se conocen como tierras alodiales. Normalmente son pequeños pueblos o villas que se autogobiernan a través de un concejo en el que todos los vecinos acuden para poner en común los puntos a discutir. Los señores intentan constantemente hacerse con estas tierras aún libres, y poco a poco cada vez quedan menos.

También hay que diferenciar el feudo de lo que son las tierras del rey, conocidas como realengo. Estas tierras están al servicio de la corona y funcionan de una forma parecida a los feudos, aunque en estas se suele tener menos presión por parte del señor, y la gente vive algo mejor. El rey administra su realengo como los señores sus feudos, a través de magistrados (administradores) que ejercen el gobierno en sus dominios.

Con la guerra, el contrato social de la servidumbre se ha roto. La carestía provoca muchas rebeliones, apaciguadas por la cercanía del enemigo. Las producciones de alimentos están al mínimo debido a los reclutamientos masivos, y todo el mundo está preparándose para la guerra. Muchos son los campesinos que han decidido dejar a un lado a sus señores, uniéndose a la causa imperial por las mayores perspectivas económicas y de libertad, o que ven al imperio como la única forma de sobrevivir al embate no muerto.

 

 

Las Ciudades Gilneanas

Las ciudades Gilneanas no han alcanzado la riqueza de sus homólogas imperiales. El encierro y la falta de comercio se ha traducido en una mayor pobreza dentro de las mismas. En muchas ocasiones, salvo las más importantes, no tendrán siquiera pavimento, y la diferencia de las mismas y un pueblo grande será difícil de localizar.

Una ciudad típica gilneana se compondrá de un núcleo poblacional grande y de las tierras de alrededor, que serán explotadas por los habitantes de la misma. Estas tierras pertenecen al concejo de la ciudad, y a su vez la ciudad pertenecerá a el rey o uno de los señores. Normalmente las ciudades tienen muchas más libertades que las villas o los pueblos, ya que al poseer una mayor fuerza y fuente de ingresos están en mayor capacidad de negociar sus libertades con sus mandatarios. El concejo normalmente lo componen los hombres más ricos de la ciudad, con la asistencia de las gentes de la misma, sin representantes del poder del señor o el monarca. Este concejo es el que determina y recoge los impuestos, maneja las disputas y organiza el entramado de la ciudad.

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En la ciudad la organización suele ser bastante caótica, aunque se hacen verdaderos esfuerzos por hacer un entramado correcto de las calles, en lo cual los Gilneanos suelen ser muy buenos. La limpieza es un factor fundamental, y los ingenios Gilneanos están dispuestos para esas cosas, en muchas ocasiones mucho más avanzadas que la de sus homólogos imperiales. Los habitantes de la ciudad los componen grandes masas de campesinos venidos del campo, no siervos, que se alojan en edificios comunales, aparte de los propios habitantes de la ciudad. La nobleza ha comenzado a llegar a las ciudades, sin embargo, no es algo que se deje mucho ver en ellas, ya que, a diferencia del imperio, en gilneas aún no se ha dado el éxodo masivo hacia la ciudad, ni esta da tanto beneficio y poder como los señoríos que los nobles poseen. Dentro de las ciudades encontramos a los grandes gremios de Gilneas, como el de alquimistas o ingenieros, las pocas universidades que hay en este reino, las catedrales y los mayores centros comerciales, que se encontrarían anualmente fuera de las murallas de la ciudad.

Dentro de la ciudad, los pocos nobles que hay en ella se han construido grandes casas fortaleza, prácticamente amuralladas, con numerosos pasadizos, y las peleas se producen de constante entre las diferentes casas por el control de los territorios de la ciudad, que les permiten las grandes contrataciones de campesinos para sus tierras, así como mayores puestos de poder en el concejo.

Las tabernas también son un elemento típico dentro de las ciudades gilneanas. Famosos son los vinos e infusiones que se producen en esta tierra y los gilneanos no escatiman en consumirlos. Son centros de reunión donde se cuecen la mayor parte de las intrigas llevadas a cabo en estos tiempos.

Respecto a los pobres, las gentes viven hacinadas muchas veces en grandes edificios dentro de las ciudades, de los cuales no son propietarios sino arrendatarios del mismo concejo, o de esos nobles que tienen la propiedad de los edificios. Forman casas comunales, donde el concepto de vecindad está muy arraigado y se ejerce la ayuda mutua, más en los tiempos que corren.

Las ciudades han tenido que aumentar su tamaño para dar cabida ahora, al mal que pesa en el reino. La maldición huargen ha creado grandes guetos, una muralla dentro de las murallas, donde se lanza a todo aquel que presente síntomas de la maldición. Esos guetos cerrados son un gran gasto para los concejos, que se quiebran la cabeza para que las puertas no se abran y la maldición se expanda por sus tierras. Dentro, los malditos esperan la llegada de suministros y viandas médicas, los criminales se han hecho un hueco dentro y tratan de rapiñar mediante el contrabando las pocas monedas que les quedan a esas gentes. Guardias, pocos, patrullan las calles vestidos con armaduras de cazar osos, grandes trabucos y picas. Pero son pocos y prácticamente solo entran cuando hay que repartir la medicina de los alquimistas gilneanos, que podrá mantener la maldición quieta por un tiempo. Pero las poblaciones de estos guetos cada vez son mayores, y con la guerra está llegando a un punto demasiado peligroso, donde puede ser que la población maldita sobrepase, sin medicina, las barreras impuestas, y ocurra una verdadera catástrofe.

 

 

El ejército gilneano

Gilneas no tiene ejército como tal. Las grandes casas nobles, y el propio rey, no han visto la necesidad de levantar tropas permanentes en su territorio. Es por ello que siguen manteniendo las viejas costumbres, algo que por otra parte es muy típico de este pueblo. El ejército gilneano se compone de unas tropas semiprofesionales. Llamadas mesnadas, u hombres de armas, y levas, campesino reclutados para la ocasión.

Las mesnadas Gilneanas

Los hombres de armas, como su nombre indica, son personas dedicadas enteramente al oficio de la guerra. Con el conflicto en ciernes no les ha faltado trabajo. Son lo que podríamos denominar soldados profesionales. Al contrario que en el imperio, estos ejércitos no son de “Gilneas”, sino que pertenecen independientemente al rey o a cada señor, que es quien paga su “mesnadería”, salario. Lo pueden formar tropas nobles o no nobles, y son las encargadas en la guerra de llevar la mayoría del peso. Gilneas siempre ha destacado frente a sus coetáneos humanos por el gran uso de la pólvora. Esto llegó hace aproximadamente dos siglos, tras entrar en contacto con la receta de pólvora enana, que casualmente usaba como su componente principal el azufre, un mineral increíblemente abundante en las grandes montañas y minas Gilneanas, lo que hizo que la facilidad y acceso a esta clase de armas fuese mucho más común en el reino sombrío comparado con otras tierras.

Hasta el alzamiento del Muro de Cringris, los mercenarios Gilneanos eran famosos en todas las tierras humanas, como el Regimiento de las Balas de Plata, cuya fama alcanzó el rango de leyenda en las épocas de "La Gran Purga", siendo de los mayores cazadores de huargens de todo el Reino.

Los ejércitos de Gilneas son variados, carentes de la regularidad y uniformidad que luce el Ejército Imperial, pero pese a todo, hay ciertas formas de hacer la guerra, tradiciones, y agrupaciones que se pueden detallar:

 

Caballeros Nobles

Los nobles gilneanos tienden a desdeñar la guerra como sus coetáneos. Enfrascarse en una brutal meele donde el olor a tripas y heces inhunda las fosas nasales queda fuera de su estatus superior. Esto, combinado a la amplia tradición de caza del zorro, enfatizada aun más durante la Gran Purga contra los huargen, ha hecho que las huestes de caballeros nobles gilneanos destaquen por lucir armaduras metálicas mucho más ligeras que las de los caballeros de otros reinos, como Stromgarde. Sus armas cuerpo a cuerpo tienden a reducirse a una espada ligera, prefiriendo combatir desde sus ágiles caballos de gilneas con pistolas de chispa, rifles o trabucos, causando el pánico entre las monturas que no han sido criadas para estar acostumbradas al brutal ruido de esta clase de armas.

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Es tradición que sean los hijos e hijas jóvenes de las casas nobles, que no van a heredar, los que ganen fama de esta forma, e incluso tal vez ganen tierras para sí mismos con un servicio destacado. Los caballeros nobles se diferencian de los Caballeros en que estos se rigen por los códigos de la caballería y desde pequeños son entrenados en el arte de la guerra, la caza, y la diplomacia.

Los más famosos de estos caballeros son los "Dragones"; que luciendo armaduras adornadas con plata y oro, lucen grandes penachos grises, encargados de proteger al Rey en el campo de batalla, tradicionalmente compuestos por un hijo noble de cada casa del reino, en señal de sumisión y respeto de la casa gobernante.

 

 

 

 

Caballeros

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La tradición del combate a caballo en Gilneas ha sido siempre considerablemente menor que en otros reinos. En comparación a los imponentes caballeros de Ventormenta y Stromgarde, cuyas órdenes de caballería tienen siglos de antigüedad e instruyeron a algunos de los campeones más gloriosos de la humanidad, los caballeros Gilneanos son simplemente hombres libres con suficiente dinero para pagarse un caballo y contratar sus servicios al noble o concejo de turno. A diferencia de los caballeros nobles, no se rigen por más código que el del dinero y el acero, y tienden a preferir el choque en el combate, causando terror entre las indisciplinadas levas del rival de su contratista, luciendo pesadas mazas recubiertas de pinchos hechas para abrir cabezas y esparcir sangre y sesos de la forma más horrible posible. Sus armaduras tienden a ser ligeras, compensando esto con grandes escudos , que son vitales para evitar los proyectiles de los arcabuces enemigos.

Tras la Gran Purga, un grupo de caballeros profesionales, conocidos como La Orden del Lobo, se hizo famosa en Gilneas, luciendo armaduras de un color gris oscuro, mate, sobre las cuales llevaban pellejos de huargen salvaje, con enormes martillos de guerra a dos manos. Considerados escabrosos y asesinos despiadados, teniendo en cuenta el origen de esos huargens que lucen como premio, se vanaglorian en esta fama, siendo actualmente la guardia de élite de la Casa Godfrey.

 

 

 

 

Arcabuceros

Mientras que en el resto de reinos humanos la ballesta es el arma a distancia predilecta, el arcabuz ha sido desde hace varias generaciones el arma más extendida en tierras gilneanas como herramienta de guerra, de caza y de defensa. Los arcabuceros gilneanos son expertos tiradores, y pese a que sus armas no alcancen la finura, potencia, rango y maestría de las armas enanas, si que son sensiblemente superiores a las armas de fuego de baja calidad que tienden a circular en reinos como Ventormenta. Se dice que solo la pólvora de Kul'tiras se compara a la de Gilneas, pero todo buen Gilneano sabe que los tirasianos mienten más que hablan.

 

 

Hombres de armas

Las tropas de a pie Gilneanas son variadas, su armamento y equipo depende de la especialización del regimiento, de las necesidades del señor, o de lo que le alcance su presupuesto. A diferencia de las tierras Imperiales, los Gilneanos hace tiempo que abandonaron el uso de la armadura pesada, tanto en infantería como en caballería, por dos motivos: Uno, la orografía de Gilneas siempre ha impedido grandes choques de lineas de infantería, lo que ha enfatizado que las batallas entre nobles y gilneanos sean escaramuzas a lo largo y ancho de una amplia región. Y segundo, el gran uso de la pólvora en Gilneas ha animado a abandonar las armaduras pesadas que tan comunes son entre los Caballeros Strómicos a favor de corazas más ligeras.

Esto se ve en sus hombres de armas, que armados con largas picas para apoyar a las lineas de arcabuceros, o luciendo espadas roperas y pequeñas rodelas, forman cuerpos ágiles de combatientes disciplinados. Pero a diferencia de los afamados Lacayos de Ventormenta o Lordaeron, su papel no es cargar con el peso principal de la contienda, solo mantener la linea lo suficiente y dar apoyo.

 

Artillería

 

4ZryGn6.jpgHay pocas cosas de las que los Gilneanos estén tan orgullosos como de su artillería. Esta escasea, pues la arte de su creación es recelosamente guardada por los maestros ingenieros, y más de un Noble ha ordenado matar a un ingeniero que se fue de la lengua transmitiendo los secretos que su casa había logrado recabar. Mientras que los enanos tienden hacia la artillería probada, fiable, y sólida, los Gilneanos no escatiman a la hora de experimentar con toda clase de artilugios de pólvora.


La inmensa mayoría acaban en estrepitosos fracasos, con ayudantes de campo perdiendo brazos o la vida, y el cañón es el arma de artillería por antonomasia, siempre fiable y de relativa simpleza, pero pese a todo, algunas piezas de artillería construidas por maestros artesanos ya fallecidos son el orgullo de más de una casa noble Gilneana, armas de destrucción masivas en el contexto apropiado que muchas veces se limitan a coger polvo en museos y palacios.

 

 

Las levas Gilneanas

Las levas son campesinos, mayormente pobremente armados, que tienen la obligación de acudir a la llamada de su señor. Mayormente, los contratos de vasallaje los obligan a estar 90 días fuera de casa. Con la guerra esto se ha ido alargando, lo que se traduce en un aumento del descontento, y con menos fuerza de trabajo los campos quedan sin labrar

 

Piqueros Campesinos:

Llamar picas a lo que estos pobres almas llevan sería darles falsas esperanzas. Con poco más que el valor de su propio corazón, los campesinos provistos de picas u otras armas largas son más una fuerza disuasoria que realmente efectiva. Ante una carga directa, normalmente romperán las filas, careciendo de la disciplina necesaria para mantenerse firmes unos junto a otros. Pero todo proyectil que impacte a un campesino y no a un soldado profesional, es una victoria para el señor.

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Arcabuceros Campesinos

A diferencia de los expertos arcabuceros profesionales, las armas que estos campesinos lucen son poco más que herramientas hechas para hacer mucho ruido y humo y espantar a jabalíes u otros animales peligrosos de sus tierras. Estas armas carecen de la precisión u potencia para perforar cualquier coraza decente, y los que las empuñan tienden a faltar del entrenamiento necesario para usarlas en una batalla real. Pero pese a todo, unas pocas filas de campesinos disparando ruidosos rifles entre los bosques pueden causar el caos y distraer lo suficiente a un grupo enemigo desprevenido, como para que esta ventaja sea aprovechada por soldados más competentes.

 

Yeomen

 Los yeomen, término que se usa para referirse a los campesinos que acompañan a los nobles en sus afamadas cacerías, tienden a ser campesinos ligeramente más ricos que la media, pero igualmente siervos de su señor. Tienden a contar con un estatus superior, y se ocupan de dirigir a los perros de sus amos para conducir a los jabalíes, zorros, u otros animales que estén siendo cazados , ante los morros del señorito y sus acompañantes, y que estos puedan dispararles sin mayor complicación. En la guerra cumplen varias funciones. Normalmente se les conceden los caballos más enfermizos, medio cojos, o que simplemente no son lo suficientemente buenos para ser caballos de guerra, monta o tiro. Sus labores tienden a la mensajería, y a la escaramuza montada, armados con arcos cortos y lanzas ligeras o jabalinas, acosando los flancos de los enemigos , y protegiendo los de sus amos nobles.

 

Cazador Campesino

 Portadores de la tradicional arma de caza, el arco, estos campesinos tienden a subsistir mediante la caza de conejos, ratas de campo, y otros animales inferiores considerados poco más que plagas, cazados con permiso de su señor en los bosques del feudo. Pese a que sus números se vieron severamente reducidos tras la Plaga huargen, siendo estos cazadores los más vulnerables a caer presa de sus garras, aun hoy en día se usan como fuerza de escaramuza y exploración en las levas de su señor.

 

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La Ciencia Gilneana

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No hay nada intrínseco en los gilneanos que les empuje a ir más allá que sus coetáneos. Al fin y al cabo, siendo uno de los reinos más atrasados a nivel social, y ortodoxos en el cumplimiento de sus tradiciones tanto populares como religiosas, todo podría llevar a pensar que Gilneas seria poco más que un agujero húmedo y oscuro en una península perdida.

El origen real detrás del surgir de la ciencia Gilneana por encima de sus coetáneas humanas viene por la mezcla única que se ha dado en la región. Aunque las diferencias que separan a Gilneas del resto del reinos humanos no llegan siquiera al avance que los enanos tienen frente a los humanos, es lo suficientemente notable como para ser destacada.

El carácter de independencia que siempre ha caracterizado a los Gilneanos, heredado del espíritu irreverente de los gilnea, ha hecho que tiendan a rechazar la ayuda y apoyo extranjero, desconfiando siempre de sus intenciones. Esto, combinado con un orgullo nacido de la necesidad de proyectar su fuerza, ha hecho que los Gilneanos se esfuercen por ser mejores que los demás, sin ayuda externa. Esto en muchos casos ha resultado contraproducente, reflejado en el atraso social y económico de Gilneas. Pero en otros, ha dado lugar a grandes obras.

La orografía de Gilneas es una de escarpadas montañas y cordilleras que rodean amplios valles en niebla casi constante por las grandes nubes que descienden, frías y cargadas de agua, de las altas montañas. Es un reino increíblemente rico en minerales como el mercurio y el azufre, que escasean en el resto de Reinos del Este, salvo las montañas del Khaz'Modan, y esto ha llevado a que los gilneanos usen toda clase de compuestos en sus experimentaciones a la hora de competir fuera de los campos de batalla con sus rivales.

 

 

Ingeniería

 

La ingeniería Gilneana vio su gran inicio hace doscientos años, cuando la fórmula de la pólvora enana se introdujo en el reino mediante el comercio, y los gilneanos se percataron de que llevaban milenios sentados encima de una de las reservas de azufre más grandes de Azeroth. El uso de la pólvora se extendió, y lo que en otros reinos humanos era un bien increíblemente caro y escaso hasta tiempos más recientes, en Gilneas se extendió con rapidez.

Pero la ingeniería gilneana no solo destacó de ahí en adelante. Desde hacía siglos que el estudio de los cielos nocturnos había fascinado a los Gilneanos. Las tradiciones de los Gilnea se basaban en estudiar las estrellas para predecir el futuro, rezando a sus dioses animales y a la gran luna en el cielo como deidad principal de su panteón, y esto permeó la cultura Gilneana. Fue Leonerdo Mannfred, nacido en el año 337 A.d.P, el mayor ingeniero que haya existido en Gilneas, el que inventaría el aparato conocido como telescopio, una sucesión de cristales cóncavos y convexos pulidos de tal forma que permitían ver los cuerpos celestes con una nitidez increible.

Las invenciones del gran Leonerdo no se quedaban ahí, y sus planos, de cientos de inventos distintos, se guardan actualmente en el palacio real de Gilneas, desde aparatos voladores de madera y cuero hasta tanques usando complejos sistemas de vapor que no se empezarían a poder replicar hasta siglos tras su muerte.

El vapor como fuente de fuerza de trabajo se introduciría en Gilneas en el año 29 A.d.P, tras que un grupo de científicos pagados por la casa Godfrey lograse robar estos planos al clan Yunquemar, tras más de dos décadas forjando amistad con ellos, hasta tener la confianza suficiente para acceder a los secretos de los enanos. Desde ese día, las relaciones diplomáticas entre el reino de Gilneas y los clanes enanos se cortarían de cuajo, pero Archibald Cringris, pese a su enfado inicial, rápidamente acabaría recompensando a la Casa Godfrey. Al fin y al cabo. ¿Para qué necesitaban a los enanos, si podían hacerlo por sí mismos?

Por desgracia, los planos robados estaban incompletos, y las réplicas de la maquinaria de vapor enana, que estos usan para impulsar sus tanques y maquinaria pesada con la cual dan forma a las montañas, fueron imperfectas en el mejor de los casos, completos desastres en el peor. Solo se conseguirían replicar los motores más grandes, usados para impulsar barcazas que recorren los anchos ríos de gilneas transportando grandes bloques de piedra y otros recursos. Estos barcos serían vitales para poder construir el gran Muro de Cringris.

Aunque el vulgo rara vez tiene acceso a esta clase de invenciones, reservadas para los grandes nobles y burgueses que pueden permitirsela, en el reino no escasean los grandes inventores que proveen a los nobles o ricas familias que son sus mecenas de toda clase de artilugios, desde grandes rifles de alcance descabellado, hasta complejos sistemas de calefacción interna, ya sea para sus mansiones, o para el campo de batalla.

 

 

Alquímia

 

Los Gilneanos son los mayores alquimistas de los reinos humanos, expertos en la mezcla de medicina tradicional y compuestos minerales para crear substancias que crean toda clase de efectos tanto por si mismas como en el cuerpo del que las ingiere.

Pero el mayor agente que llevó a esto fue la fundación en el año 890 A.d.P de la Real Hermandad de Alquimistas por el Rey Karlomen IV Cringris, como señal de gratitud tras que su familia fuese salvada de una horrible peste por la medicina de una humilde curandera de la capital. Esta mujer, conocida como Marría Von Kruser, sería la primera Alquimista Real de Gilneas, y se encargaría de recorrer el reino, e incluso reinos vecinos, reclutando toda clase de expertos y estudiosos para conformar el cuerpo de alquimistas reales de Gilneas.

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Desde entonces, otros nobles, siempre recelosos de permitir que el Rey tuviese exclusividad de algo en el reino, crearon sus organizaciones y cuerpos propios de alquimistas, lanzandose a una carrera por el progreso alquímico que daría toda clase de desgracias y muertes infortunadas, pero también toda clase de avances y creación de brebajes, medicinas y potenciadores, que harían que Gilneas entrase en conflicto con el Cartel Pantoque en el año 279 A.d.P, habiendo de recurrir el orgulloso pueblo Gilneano a pedir ayuda de Kul'tiras con el fin de romper el bloqueo naval que el poderoso cartel Goblin había impuesto en el Reino humano, hasta que detuviesen por completo sus pretensiones alquímicas y cediesen sus recetas y descubrimientos a los goblin.

Esta historia con la alquimia ha hecho que en general las gentes de Gilneas, normalmente recelosas y supersticiosas, hayan aceptado las boticas y laboratorios en sus aldeas y ciudades. Estos edificios destacan a simple vista. Sus paredes y ventanas normalmente están recubierta de toda clase de artilugios y maquinaria de bronce y latón, hechas para destilar y producir los brebajes que luego venden.

El Laboratorio Real de Gilneas, en la ciudad capital, es un inmenso edificio recubierto de toda clase de maquinaria esotérica, cuyas nubes de humo y vapor tintan de colores curiosos y olores intensos las calles y barrios de su alrededor, siendo en él donde se produce , en exclusiva, todo el "Brebaje" que se reparte a las ciudades centrales para paliar la sed de los Marcados.

Los miembros de la Real Hermandad de Alquimistas visten gabardinas simples de color azul oscuro o negro que les acompaña un característico sombrero alto de copa decorado con el emblema de la hermandad. Cuando cumplen varios años de servicio trabajando para la institución y consiguen crear lo conocido como una "Receta Maestra", se les otorga un reloj de bolsillo hecho con plata que simboliza su ascenso convirtiéndose así en maestros alquimistas, pero no todos aspiran o pueden alcanzar esta meta relegándose a simplemente ser miembros de la hermandad oficiales o Alquimistas aforados.

Los aprendices de Alquimistas desarrollan sus conocimientos mediante la practica en las instituciones de medicina y alquimia del reino, formándose de forma privada o bajo la tutela de los maestros. Los que no pueden pagarse las clases suelen ser contratados como ayudantes de otros alquimistas dueños de negocios que están aforados a la Real Hermandad o bajo el servicio de algún noble o concejo de alguna ciudad o villa.

 

 

Arquitectura

jReu9YH.jpgLos grandes arquitectos de la historia de Gilneas han llevado a cabo alguna de las obras más arriesgadas de la humanidad. Aunque algunas veces estas acababan de manera desastrosa, en la mayoría de los casos tras varias décadas o incluso siglos de trabajo, estas acababan dando forma a inmensas catedrales, torres con inmensos relojes, campanarios, y fortalezas en las lomas de las montañas más altas donde familias nobles se sentían seguras, por encima de todas las preocupaciones mundanas.

Probablemente los edificios más emblemáticos de todo Gilneas sean su catedral, en la Ciudad capital de Gilneas, ordenada su construcción en el año 540 A.d.P por el Rey Khuser II Cringris, y terminada su construcción en el año 490 A.d.P, bajo el reinado de la Reina Adeleine VII de Cringris. Todo Gilneano que se precie argumenta que la catedral de la Luz de Ventormenta se construyó imitando el estilo de la catedral de Gilneas capital. Cosa que todo buen ventormentino desmiente.

Pero de todas sus obras arquitectónicas, probablemente la mayor maravilla fuese el Muro de Cringris, la mayor obra jamás llevada a cabo por los humanos de Reinos del Este, construida en un tiempo record a costa de las vidas de cientos de albañiles y obreros campesinos. Encargada por el Rey Cringris al gran y afamado arquitecto de Gilneas, Ingram Merton, fue un proyecto monumental que constó al reino una cantidad ingente de dinero que aun no ha sido saneado de las cuentas reales.

Por desgracia, como las grandes obras del pasado, no estaba perdurada a durar, y tras más de cinco meses de lucha, al tercer mes del año 30 D.d.P, la gran puerta del muro se quebró bajo el bombardeo renegado, y los defensores se vieron obligados a replegarse del muro.

 

 

 

 

La Economía Gilneana

 

Gilneas siempre fue una zona que tendía a la autarquía. Aunque su producción de té y vino era famosa en todos los reinos humanos, así como su exportación de mercurio, y otros minerales como el azufre en tiempos más recientes, en general la mayor parte de su economía era interna. Pese a esto, el aislamiento ha asfixiado y matado totalmente el comercio Gilneano, colapsando su economía a una de subsistencia donde los productores controlan todo y los señores feudales luchan por apoderarse de los pocos nodos de recursos vitales que haya en el reino, al no tener capacidad de comprar al exterior materias primas necesarias, o de exportar sus excedentes.

Por esto las ciudades se han visto empobrecidas, y no son los nexos de comercio que sí representan en otros territorios humanos, enfatizando aun más el poder latifundista de los nobles de Gilneas.

Como el resto de reinos humanos, y la mayor parte del mundo civilizado, Gilneas usa el patrón de oro, plata y cobre para sus monedas

 

 

Las Tradiciones Gilneanas

 

Gilneas es un reino increiblemente tradicional, compitiendo con Stromgarde por el puesto número uno. Pero donde Stromgarde busca mantener vivas las leyendas e historias del Imperio de Arathor y de Thoradin el Unificador, Gilneas siempre ha estado orgulloso de su carácter propio.

La fascinación con el lobo siempre ha sido tradicional en Gilneas, fruto de que estos animales fueron un terror en los sombríos bosques gilneanos durante siglos, hasta su extinción. Irónico que el terror lobuno regresase con la maldición huargen. De hecho, en los primeros meses de la plaga huargen, se extendió la leyenda popular de que estos hombres-lobo habían surgido como maldición para vengar las muertes de los lobos, cuyos espiritus, furiosos, habían comenzado a poseer a la gente para recuperar el terreno que les había sido robado. Aunque tal cuento ha sido en gran parte desdeñado tras el descubrimiento de "El Brebaje", aun en las aldeas más alejadas se siguen poniendo fetiches totémicos para aplacar la furia de los espíritus lobos, influidos por los consejos de las brujas de la cosecha locales.

 

 

La Iglesia de la Luz gilneana

 

La Iglesia de la Luz de Gilneas no se diferencia mucho a nivel organizativo y oficialista de la corriente tradicional de la Iglesia de la Luz. Oficialmente, forma parte de la misma institución, bajo la autoridad del Obispo de Gilneas, que a su vez responde ante el Arzobispo de la Iglesia de la Luz.

Pese a esto, los sacerdotes de Gilneas siempre han sido famosos por su interpretación mucho más ortodoxa de los textos sagrados recopilatorios de los grandes profetas, especialmente de la Primera Profetisa de la Luz, Mereldar de Lordaeron. Es justamente por este motivo que tradicionalmente la cabeza de la Iglesia en Gilneas ha sido siempre una mujer, siendo la actual Obispo del reino la obispo Marha Tulvan, ascendida a su cargo en el año 19 D.d.P con apenas 38 años.

Fue esta interpretación tan ortodoxa de los textos sagrados lo que llevaría a intensos conflictos en las últimas décadas a los sacerdotes Gilneanos con el resto de sacerdotes humanos. Durante milenios los sacerdotes fueron protectores espirituales del pueblo humano, pero sobre todo, de la vida.

Los emisarios de la Luz llevaban estas energías benignas a todo ser herido, y protegían la vida en cualquiera de sus formas. Era común que los sacerdotes de la Iglesia atendiesen a todo herido en las batallas, incluso a trols salvajes y a criaturas como los gnolls en tierras del sur. Estas criaturas, brutales y salvajes, reconocían a los sacerdotes, y salvo líderes de guerra especialmente despiadados, tendían a respetar las figuras que embutidas en togas blancas sanaban al herido, independientemente de su origen.

Este status quo se quebró cuando la Horda orca llegó a Azeroth. No respetaban nada, no perdonaban a nadie, y los monasterios e Iglesias de Ventormenta ardieron, sus sacerdotes masacrados, decapitados, o usados como sacrificios en rituales oscuros.

Esto supuso un choque para toda la Iglesia de la Luz, que jamás había presentado tal matanza, salvajismo y violencia. Fue por esto que originalmente se consideró a los Orcos como "Helarjar", un término del común antiguo; criaturas del Vacío, el cual hasta entonces era un concepto teórico acuñado hacía mil quinientos años en el Concilio de Stromgarde, pero que los brujos orcos trajeron a Azeroth, demostrando que existía realmente.

Con los cimientos de la fe en la Luz resquebrajandose, el Arzobispo Alonsus Faol de Lordaeron fundó la Orden de la Mano de Plata, con el fin de proteger a los emisarios de la Luz en la batalla, y salvar a los inocentes y desvalidos de la amenaza de estas criaturas oscuras. Aunque inicialmente Gilneas apoyó la formación de este cuerpo militar, una vez acabada la primera guerra, y tras comprobar que los orcos eran realmente seres vivos, que sangraban y se reproducían como otras creaciones de la Luz, la Iglesia de Gilneas argumentó que la labor de la Mano de Plata había acabado, y debían disolverse.

Esto la puso en conflicto directo con el resto de la Iglesia, que acabaría con la Obispo de Gilneas, predecesora de Marha Tulvan, excomulgando a la Mano de Plata, en un movimiento increíblemente polémico, siendo retratado en el famoso "La Pena del Santo" el momento en el cual la Obispo de Gilneas echa a San Uther el Iluminado de las escalinatas de la catedral de Gilneas capital, el cual había acudido desde Lordaeron para hacer entrar en razón a la eclesiástica.

Esto nunca llegaría a ser solucionado, y desde el aislamiento de Gilneas, los lazos se cortaron con el resto de la hegemonía eclesiástica, dando aun más independencia a la Iglesia de Gilneas.

 

 

Las brujas de la Cosecha

 

Pese a que fuesen prácticamente exterminados durante la colonización de la península, las confederaciones de tribus conocidas comunmente como los gilnea acabarían por unirse a la población colona, aportando parte de su carácter a sus conquistadores. Esto se ve reflejada a un a día de hoy, pues pese a que el pueblo Gilneano es fervoroso seguidor de la Luz, aun conserva tradiciones folclóricas heredadas de los gilnea, su creencia en los espíritus animales que habitan los bosques y montañas más inexploradores de Gilneas, los cuales han de ser aplacados con ofrendas regulares, sobre todo en las aldeas de frontera.

Pese a que estas tradiciones no son tan comunes en los núcleos más civilizados y cosmopolitas de Gilneas, incluso en las grandes ciudades se tiende a ver reflejada esta influencia en las decoraciones de las casas, las formas de vestir ,y de relacionarse con el entorno.

Pero pese a esta mezcla, la mayor parte de las tradiciones, cultura e historia de los gilnea se ha perdido en el tiempo. Salvo por unas solitarias y ermitañas figuras que habitan en la espesura de Gilneas. Conocidas como Cùmhnantan-cleachdaidh, en el idioma tradicional y perdido de los gilnea, o "Brujas de la Cosecha" como normalmente se les llama, estos espiritistas viven en las partes más alejadas y aisladas de la península, donde la niebla se entremezcla con los oscuros bosques de altos pinos y la linea entre mito, leyenda y realidad se difumina.

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Las Brujas de la Cosecha son guardianes sagrados de las leyendas e historias de los gilnea, que transmiten de manera exclusivamente oral. Viven en cabañas construidas en mitad del bosque o en cuevas naturales, donde crean toda clase de brebajes y compuestos alquímicos que ni los alquimistas del rey comprenden, y comunan con energías naturales imperceptibles para otros humanos. Son los únicos capaces de interpretar las piedras rúnicas y círculos rituales que aun perduran, recubiertos de musgo, en algunas partes de Gilneas, que datan de hace miles de años, detallando la historia perdida de las distintas tribus de los gilnea.

Su número es reducido, y hace siglos que ya no quedan apenas comunidades de Brujas de la Cosecha, viviendo en solitario, o como mucho en parejas. Aquellos brujos de la cosecha que viven en solitario, normalmente tienden a adoptar a un huérfano de alguna aldea cercana, preferiblemente aquellos cuyos padres han sido "Reclamados por la naturaleza", muriendo en algún accidente de caza, y les educarán y transmitirán sus tradiciones para que estos, de mayores, ocupen su puesto y continúen una cadena que ha existido desde hace más de dos mil años.

La visión de la Iglesia de Gilneas de estos brujos y espiritistas de la espesura es hasta compasiva. Estas misteriosas figuras tienden a ayudar a las aldeas más alejadas, siendo muchas veces los únicos sanadores a los que los campesinos pueden acudir, ayudandoles a resolver conflictos con la fauna local, o a que sus cosechas sean suficientes para no morir de hambre en invierno, y por mucho que a lo largo de los siglos, muchos sacerdotes escépticos buscaron estudiar sus tradiciones, buscando si promulgaban enseñanzas oscuras, jamás encontraron nada más que un paganismo benigno y honesto, razón por la cual los Brujos de la Cosecha son aceptados en la sociedad Gilneana. Normalmente se les ve hasta con cierta burla, especialmente por las gentes de ciudad y más civilizada.

Pero en los bosques, donde las leyendas cobran vida, muchos saben que el poder que blanden y los espíritus de los que hablan estas figuras, son muy reales.

 

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Los Huargen

 

La maldición huargen supuso un punto de inflexión para el pueblo Gilneano, uno que casi les extingue y se presentó como un desafío insuperable. Pero como siempre, el pueblo gilneano prevaleció donde otros habrían sucumbido, y aunque salieron heridos y debilitados, sobrevivieron.

Actualmente los humanos infectados con la plaga huargen suponen aproximadamente uno de cada diez gilneanos, y todos están encerrados en los barrios amurallados para este fin de las cinco ciudades más grandes de Gilneas, en la zona central del reino, incluida Gilneas capital.

 

 

La fisionomía huargen

Los huargens son criaturas bípedas que se alzan una cabeza por encima del humano medio, con una musculatura que tiende a lo fibroso más que a lo ancho. Sus dientes son increíblemente afilados y duros, así como sus garras no retráctiles, a diferencia de las de los felinos.

Su olfato y sentidos son muy superiores a los de un humano, así como sus reflejos. Pese a su postura bípeda habitual, los huargen son perfectamente capaces de correr a cuatro patas, manteniendo el ritmo a un caballo a trote rápido, capaces de recorrer grandes distancias a buen ritmo sin apenas cansarse.

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Sus extremidades y garras les otorgan una gran facilidad para escalar toda clase de superficies, incluso verticales, razón por la cual numerosas ciudades cayeron en las primeras etapas de la invasión huargen pese a sus grandes muros de roca.

La transición entre humano a humano infectado, y luego a huargen, no es para nada agradable. Los huargen salvajes no infectan de manera premeditada, siempre buscando matar y devorar a sus víctimas, pero antes del festín atacarán a todo humano a la vista, razón por la cual la mayoría de los que a posteriori acabarían convirtiéndose en más huargens salvajes serían los supervivientes de los ataques que conseguirían escapar solo para verse sucumbir a la enfermedad infecciosa.

La maldición huargen se transmite mediante la mordedura, incluso un leve mordisco o roce con los colmillos de un huargen vivo, incluso en forma humana (Al parecer, muertos, pierden esta capacidad) es suficiente para infectar a la persona receptora. La transformación tarda cinco días en hacer efecto. Los dos primeros la herida se irá infectando, echando pus e hinchándose, tomando un color negruzco y haciendo que se pierda la sensibilidad de la extremidad mordida. Al tercer y cuarto día, la víctima comenzará a sufrir episodios de furia incontrolable que empezarán durando uno o dos minutos y se irán alargando y ocurriendo con más frecuencia, y una capa de espeso pelo comenzará a crecer alrededor de la zona de la mordedura.

Al quinto día, los episodios y espasmos violentos se sucederán hasta que la víctima infectada entre en una catatonia febril e iracunda de la que no se despertará, convirtiéndose al fin en una bestia huargen incontrolable que se mueve por puro instinto de caza y supervivencia.

Para aquellos que beben el Brebaje y son capaces de controlar sus sentidos, la situación no mejora en demasía. Los efectos del brebaje son intensos, y una mera ampolla es suficiente para calmar la garganta de un infectado y clarear su mente como si se le hubiese dado un jarro de agua pura de manantial a alguien perdido en un desierto. Pero duran poco, según pasen las horas esta sensación de calma irá desapareciendo, y el infectado comenzará a notar como los barrotes mentales que mantienen a la Bestia a raya comienzan a sonar, mientras esta choca contra ellos buscando salir.

Según pasen los días, el infectado se hará cada vez más consciente de la bestia dentro de él. Su carácter se ensombrecerá, y será más propensos a arrebatos de ira, concentrarse se le irá dificultando hasta que hacer las tareas más simples como una simple suma o escribir una carta le será casi imposible, con un pulso tembloroso y sentidos aletargados, embotados por la lucha interna para no dejar salir a la bestia.

En las últimas horas del cuarto día, un infectado que no haya recibido su dosis apenas será persona. Delirará, febril, aferrándose a sus últimos resquicios de humanidad antes de que la bestia acabe por tomar el control total, e invirtiendo los papeles de encarcelado y carcelero.

La transformación en huargen es rápida, un dolor increíblemente intenso pero que dura apenas unos quince segundos. La piel se estira, con velocidad una gran capa de pelo emerge de los poros, los músculos se hinchan, los huesos se estiran ,las uñas y dientes se endurecen y crecen, y la cara da paso a un morro lobuno de sendo hocico.

Aunque inicialmente imposible, con el paso del tiempo y tras un periodo de tomar regularmente dosis de Brebaje, los infectados podrán recuperar la capacidad de volver a su forma humana a voluntad, e incluso variar entre esta y su forma huargen, cosa que pocos hacen a menudo, pues la transformación es dolorosa, y es en la forma huargen cuando la Bestia se hace más presente que nunca.

Normalmente, la ropa, salvo que sea de tela y holgada, dará de si y se romperá. Existen algunas armaduras preparadas para estirarse y adaptarse al cuerpo transformado, pero estas, caras y de contrabando, solo pertenecen a aquellos Marcados lo suficiente ricos para permitírselas dentro de las barriadas, o para aquellos nobles que ocultan su condición de Marcado y viven en sus mansiones, alejados de ojos indiscretos.

Corren los rumores de que unos desalmados hicieron que un infectado se convirtiese con una armadura de placas completa, con el fin de comprobar que ocurriría. El cráneo del huargen se resquebrajó convirtiéndose en una papilla que borboteaba por los orificios del gran yelmo, matándolo casi al instante.

 

 

"El Brebaje"

Casi nadie conoce el origen de la fórmula del conocido comunmente como "El Brebaje". Fue descubierto por el actual Alquimista Real y lider de la Real Hermandad de Alquimistas, Krennan Aranas. Aranas es una figura misteriosa, de pasado desconocido para la mayor parte de la población. Lo único que se sabe es que fue criado por Brujas de la Cosecha en la espesura, pero que una vez adulto decidió no seguir su forma de vida, y se reintegró a la sociedad gilneana. De hecho, se rumorea que fue en la espesura, contactando con estos espiritistas, como consiguió encontrar la fórmula del afamado "Brebaje".

Y puede que haya algo de cierto a esos rumores, pues el Brebaje no es una pócima alquímica habitual. Tiene un brillo propio, transmite cierta calidez, y tiene un color ámbar, como la miel espesa, que le da una apariencia apetecible. Su producción se realiza única y exclusivamente en el Laboratorio Real de Gilneas, bajo estricto secreto, y de ahí se distribuye en carromatos acorazados escoltados por sendos grupos de Caballeros Nobeles al servicio del Rey, para ser repartida en las barriadas de los Marcados.

A cada marcado le toca una ampolla, que habrá de tomar e intentar aguantar hasta la siguiente dosis. Pese a todas las medidas hechas para evitar filtraciones y toda la seguridad que lo rodea, figuras poderosas son capaces de procurarse mayores cantidades de Brebaje que las que les corresponde, tal vez porque son el líder de una banda en una de las barriadas de Marcados, y se dedican a robarles sus dosis a otros desgraciados, sin reparo alguno porque eso signifique casi con seguridad una condena a muerte.

En otros casos, nobles infectados que ocultan su condición pagan sumas desorbitadas de dinero para que alguno de los caballeros nobles juramentados extravíe unas cuantas dosis en cada envío, tal vez para si mismo, tal vez para un familiar querido que no quiere que acabe sus dias entre la mugre y la miseria de las barriadas.

 

La vida como huargen: Las barriadas de los Marcados.

 

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Apodados también como Las Perreras, los barrios huargen se situan en las cinco ciudades centrales más grandes de Gilneas, siendo el más importante el de la ciudad capital . Es casi una prision, rodeada de una muralla con puestos de vigía, y cuatro puertas de metal espinosas en cada punto cardinal, cada entrada esta fuertemente vigilada por un pequeño pelotón de soldados embutidos en pesadas armaduras llenas de pinchos pensadas para defenderse del ataque de un oso.

Las partidas de Alquimistas reales entran al barrio por estos puntos de acceso, en carromatos completamente blindados, con dos tiradores sobre estos y una docena de soldados totalmente acorazados como escolta, para proteger el valioso brebaje de la población que sigue a estos carros como una triste procesión, desesperados.

Aunque la iglesia de la luz ha intentado mejorar la calidad de vida de los malditos no ha sido suficiente. En el centro del distrito de la capital se encuentra la Iglesia de San Gerebelt recién restaurada, centro neurálgico del barrio donde suele haber una mayor actividad de población ya que muchos en su desesperación buscan consuelo en la fe para aliviar sus cargas, convirtiendo así la iglesia en un refugio en estos tiempos oscuros. En su plaza se alzan las tiendas de los mercadillos y otros negocios que han logrado mantenerse a flote a pesar de la falta de recursos que padece la zona, la mayor parte de ellos basados en la compraventa de pertenencias variadas de aquellos que acaban con sus huesos en la barriada, así como se apiñan los distintos grupos de Gilneanos que habitan en ella llegando a formar variopintas facciones urbanas.

El resto del distrito es una sucesión de casas arrejuntadas entre sí que forman seseantes entramados de calles laberínticas interrumpidas de vez en cuando por alguna que otra plaza o parque. Esto ocurre en casi toda la zona menos en una pequeña parte del Norte donde residen aquellos nobles y burgueses acomodados en mejores casas e infraestructuras que la plebe, que no han sido capaces de ocultar su condición, o que carecían de los recursos para conseguir el Brebaje por su cuenta. Esta zona esta vigilada también por soldados o guardaespaldas privados que se aseguran de que nadie cause alborotos y moleste a los Gilneanos de noble porte.

 Bajo las calles se encuentran las cloacas, una extensa red de túneles que recorren la ciudad entera, por desgracia, la guardia bloqueó los accesos que daban al barrio huargen provocando numerosos problemas entre ellos el ascenso de nivel de las aguas negras cuando llueve, trayendo también consigo numerosos problemas sanitarios e higiénicos, así como la aparición de las enfermedades. Para  combatir esto, los mierderos han proliferado vendiendo los residuos como combustible.

A pesar de que dichos accesos y galerías han sido sellados con escombros no ha impedido a los contrabandistas cavar sus propios túneles de ratas que usan para sacar y meter mercancía destinado al mercado negro medio respaldados por algunas figuras nobles anónimas que sacan provecho de la situación. A pesar de que estos contrabandistas poseen accesos al exterior, muy pocos Huargen han logrado convencerlos o tener el dinero suficiente para poder salir del distrito de forma temporal, obligados a volver no solo por la necesidad de adquirir el brebaje si no por que deben de registrarse cada tres días cuando los Alquimistas llaman a la población para darles la ampolla.

 

 

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Preguntas comunes sobre el rol

 

De Luz, Magia y Huargen

La maldición huargen no tiene origen oscuro o corrupto, por lo cual los Huargen no tienen incapacidad alguna para manipular la luz. Los sacerdotes de la Luz que se han visto infectados, acabando en las barriadas Huargen, tienden a tener una vida ligeramente mejor que los que les rodean, pues se unen en grupos y se ocupan de atener las pocas capillas que hay en estas barriadas, recibiendo apoyo de la Iglesia de Gilneas, suministros, mantas y comida, que repartir entre el resto de infectados, continuando su labor para con los desvalidos incluso en esas condiciones.

De la misma manera, los huargen no tienen problema alguno a la hora de manipular las energías arcanas.

Pese a esto, la falta de brebaje causa un nerviosismo exacervado que dificultad la concentración necesaria para canalizar hechizos, cosa reflejada en las pasivas de la forma huargen.

No existen los nigromantes en Gilneas, pues esta se aisló antes de la extensión del Culto de los Malditos. Si existen brujos viles y demonólogos.

 

Druidismo y Brujas de la Cosecha

En el servidor se permite rolear Brujas de la Cosecha, es decir, druidas Huargen, tanto Marcados como humanos. Este rol es claramente distinto al resto de roles gilneanos, con unos tintes mucho más primitivos, chamánicos y ritualisticos, con gran uso de remedios naturales y conocimiento de la fauna y flora gilneana, sobre todo la que se oculta en las zonas más profundas del reino, donde pocos se aventuran, como las montañas infestadas de Ettin.

Las Brujas de la Cosecha pueden ser tanto hombres como mujeres, y tienen acceso a los hechizos de Druidismo de la rama de Restauración y Equilibrio (Solo los que usan energía natural, no Lunar o Solar) de Dificultad 12 y Dificultad 14, reflejando su proto-druidismo y manipulación rudimentaria de las energías de la naturaleza. Claramente carecen de cualquier forma druidica. El poder desarrollar habilidades de más nivel dependerá de la evolución del Lore del servidor.

De Gilneas y Paladines

Como se indica en la guía, se ha buscado una explicación plausible al porqué no existen los paladines Gilneanos, así como enfatizar las diferencias teológicas entre la Iglesia en Gilneas, mucho más ortodoxa, con el resto de la Iglesia de la Luz, más abierta a los cambios y adaptarse a los nuevos tiempos.

Es por esto que no existen los Paladines en gilneas, de ningún tipo. La Iglesia de Gilneas rechaza totalmente que sus sacerdotes tomen las armas, siquiera para la defensa personal, tomando a rajatabla su papel como sanadores de cuerpo y espíritu. Se oponen a las órdenes eclesiásticas militares, y se opondrán a la Inquisición de la Luz, dando un punto de debate interno teológico para los roles eclesiásticos futuros.

 

El Brebaje, la barriada huargen y yo: El rol

El brebaje es vital para el rol huarge. Un huargen que no bebe el brebaje se descontrolará en 5 dias, y tras dos semanas salvaje, será imposible recuperarle. El brebaje se reparte dos veces a la semana en las barriadas, el primer día de la semana y el cuarto (Lunes y Jueves). Aunque algunas veces esta repartición se hará en el propio rol, cuando esto no ocurra, simplemente se asumirá como ocurrido.

Así mismo, la barriada huargen donde rolearán los jugadores huargen será la más grande de todas, en la ciudad capital de Gilneas.

Para ir a la barriada huargen de Gilneas se usará el teleport ingame con el siguiente comando:

.tele gueto

Para visitar la versión limpia y decorada de la ciudad capital, que podrán usar personajes gilneanos sin infectar, se usará el teleport:

.tele gil00

En primera instancia, humanos gilneanos no infectados y gilneanos Marcados estarán separados en el rol, aunque habrá situaciones donde personajes no infectados podrán entrar en la barriada huargen temporalmente, por ejemplo, como voluntarios colaborando con la Iglesia para llevar suministros, medicinas, ropa, alquimistas reales que entran regularmente a tomar medidas y estudio de "campo" de los infectados,  etc... no podrán rolear vivir en las barriadas, pero si podrán acceder a ellas de manera regular.
. La idea es que se ofrezcan distintos tipos de rol, y se ha buscado que la barriada sea lo suficiente extensa para dar cábida a gran cantidad de roles sin que los huargen se sientan encerrados y aburridos. De la misma manera, a los humanos no infectados, tienen toda Gilneas, en plena invasión, para sus roles y tramas. 

Como siempre, ante la duda, preguntar.
 

Servidumbre, rol, y ejército gilneano

La explicación del sistema de servidumbre gilneano viene para dar contexto a la situación de atraso social y feudalismo del reino. No se espera que ningún personaje rolee ser siervo de un noble, atado a un atierra y sin libertad de movimiento, pues tal rol seria increiblemente limitante.

De la misma manera, al carecer de un ejército profesional, los jugadores gilneanos que busquen llevar un rol militar podrán o unirse a las distintas milicias de resistencia de Gilneas, de villas o aldeas inventadas o voluntarios de la capital bajo mando de la corona, o formar parte de la mesnada profesional de la Corona, para concentrar el rol de esta naturaleza en un punto de encuentro común.

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