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Thala

[Isla Bruma Azur] Unas simples Saetas

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Unas Simples Saetas

Era un día como otro cualquiera, Menni se encontraba en la parte trasera de su casa, en su pequeño huerto personal, aprovechando que es buena época para empezar a plantar las Verdimeras, así para cuando llegue la primavera estarían listas para florecer, cuando una desconocida se acercó hacia allí, pero cuando se dio cuenta de su presencia la Drae se encontraba peligrosamente cerca de las atrapamoscas de Gorgrond, se sentía especialmente orgulloso de haber conseguido que crecieran allí, rodeado de todas las demás hierbas y plantas, y eran tremenda mente útiles para tener controlados a los insectos, trató de avisarle, pero llegó tarde, y para cuando llegó hasta su posición, ya se había cortado con las afiladas hojas de su cabeza, y a buen seguro se el efecto paralizador de su sabía empezaría a hacer efecto dentro de poco.  

Se acercó finalmente a la mujer, al parecer había ido a buscarlo para pedirle unas cuantas hierbas y flores, cosa que no era de extrañar, la pasión de Menni por la botánica provocaba que el tuviera algunas hierbas difíciles de encontrar por la zona, y siempre las compartía con los demás para poder hacer ungüentos, medicinas, infusiones, o simplemente para poder hacer regalos bonitos, pero antes de atender a su encargó llevó a la Drae hacia un pequeño armario donde guardaba algunas herramientas y unos ungüentos, obviamente no iba a tener plantadas atrapamoscas sin tener preparado un ungüento natural con los que paliar los posibles envenenamiento de los críos que las tocasen sin querer, una pena que la mujer se hubiera estado chupando la herida, pues se le paralizó la lengua y era incapaz de hablar, así que Menni le hizo meterse el ungüento en la boca, incluso tragarse un poco a la vez que le ofrecía agua. 

Una vez el tratamiento había sido aplicado, la desconocida Draenei le dio una pequeña lista de las cosas que necesitaba, y rápidamente comenzó a buscar entre sus plantas, algunas de esas hierbas no las tenía ahora mismo, pues no era época, pero Menni es previsor, y en su casa tenía tarros con hierbas útiles, e incluso pequeñas macetas con hierbas y flores que no deberían crecer salvajes en esa temporada. Así pues, un rato después ambos se encontraban en su casa, con prácticamente todo listo, la mujer escribió que se llamaba Fariyah, le ofreció mas agua y algo para comer. Sin embargo había un pequeño problema, al parecer Fariyah necesitaba las flores de la Saeta de Nagrand, pero Menni no había conseguido aun hacer florecer a esa maldita planta, obviamente había otras alternativas, pero si le pedía esa en concreto sería por algo, no? Así pues, le contó a Fariyah que no tenía en su huerto esa planta, pero que en varios puntos cercanos, y otros no tan cercanos de la isla, había plantado varias, buscando un lugar o condiciones propicias para su crecimiento, y así poder emularlo para poder tener un suministro de ellas, la Draenei se ofreció a acompañarlo, así pues, Menni se cambió sus ropas de trabajo por unas mas comodas para caminar por el campo, cogió un mazo de madera, pues la fauna a veces da problemas, lleno el ordre de agua y se comió un pastelito antes de partir.

El primer lugar al que acudieron no estaba lejos, una pequeña arboleda de Nogales que crecía justo después del huerto que suministraba alimento a la zona, Menni tenía esperanzas que bajo la sombra de los arboles y con las hojas caidas de los mismo, sirviera de fertilizante para las saetas, sin embargo la planta estaba reseca, mustia y muerta, un total fracaso, así que siguieron su camino hacia puntos bastante mas alejados.

Durante el camino, con Fariyah habiendo recuperado el habla, hablaron sobre plantas, sobre lo dificil que era conseguir que algunas de las que usaban a diario en Draenor consiguieran adaptarse a este mundo, Fariyah no era demasiado habladora, solo comentó que era ingeniera, que no hacía demasiado que había llegado a la zona par vivir, y era reticente a creer algunas de las ideas de Menni, como que los Draenei y las plantas son, a pesar de lo que pueda parecer, muy parecidos. Y así, tras una larga caminata llegaron a una zona fangosa, atravesada por pequeños riachuelos de centímetros de ancho y la misma profundidad, que varias decenas de metros mas adelante confluían en un pequeño arroyo que un par de Kilometros mas abajo se unían al río. Fariyah no quiso meterse entre el barro, ya se había destrozado el vestido con el paseo por el campo, no parecía tener ganas de mancharse las pezuñas de barro, Menni no tuvo ningún problema en hacerlo, solo para encontrar que la planta había crecido en tallo, incluso tenía alguna hoja solitaria y tímida, pero no florecía. Molesto con un nuevo fracaso, Menni salió del barro humedo, golpeo con poco cuidado el suelo para librarse de el, manchando el ya lamentable vestido de Fariyah.

De camino hacia la ultima zona que visitarian, Menni le enseñó unas bayas salvajes que crecían por toda la isla, y le advirtió de no confundirlas con otras bayas, muy parecidas, pero venenosas, no es que fuera a morir si las confundía, pero nadie quiere tener dolor de estomago y diarrea por comer unas pocas bayas, verdad?

Mientras continuaban su camino, Menni seguía con su soliloquio, contándole a la mujer que había plantado saetas en muchas zonas de la isla, pero hoy solo irían a un lugar más, pues necesitarían un día de viaje o dos para visitar todos los lugares y volver. Y así fue que llegaron a la entrada de una cueva donde las había plantado, y para su total gozo, ahí estaban, pegadas a la cueva, justo en el linde donde el Sol alcanza a penetrar en su oscuridad, un buen puñado de saetas crecidas y en flor, Menni no pudo con su alegría, se le escapó un grito de victoria y se puso inmediatamente a recoger las flores que necesitaba la mujer, y no tardó en ponerse a pensar por que ahí si habían florecido, investigando esa tierra, tratando de encontrar una solución. Seguramente por el grito de Menni, una bandada de murciélagos salió huyendo unos segundos después de la cueva hacia el exterior, Menni los ignoró, Fariyah se asustó, sin embargo mas se asustaría la draenei cuando un par de polillas gigantes salieron de la oscuridad en pos de la bandada de murciélagos, la Draenei se quedó paralizada, y Menni estaba demasiado absorto en sus investigaciones como para darse cuenta de lo que ocurría, y cuando lo hizo, ya era tarde, uno de los insectos le embistió, haciéndole caer al suelo y golpeándose el costado contra una roca. Fariyah se retiró de la zona un poco, no parecía demasiado dispuesta a hacer absolutamente nada, así que Menni se vio rodeado por los insectos, que consiguieron golpearle un par de veces más, sin embargo cuando su maza le pegó con fuerza en el pecho a una de las polillas, esta emitió un gorgoreo de dolor y salió huyendo, y su compañera, al verse sola, no tardó en imitarla, ninguno de los Draenei trataron de seguirlas o acabar con ellas.

Menni bebió agua, se recostó sobre la pared de la cueva y comprobó los golpes que había recibido, desde luego no era algo serio, pero dolía, e iba a dejar marca, clamó a la Luz para aliviar un poco su dolor, y esta acudió, pero débil y tímida, y fue cuando Fariyah se ofreció a ayudar, grabando la señal de los naaru con sus dedos, usando su favor para calmar por completo el dolor de las contusiones del cuerpo del hombre. Menni le dijo que no debía usar su favor para algo tan nimio como unos golpes, pero le agradeció la ayuda, cogió las saetas y emprendieron el viaje de vuelta, donde Menni concluyó que debían de haber florecido por el suelo, que los escrementos de murcielagos y otros animalos acumulados en grandes cantidades en el suelo de la cueva debían de ser determinantes, al fin y al cabo, Nagrand era una zona muy llena de vida, una pena que el suelo no fuera exactamente igual, debería preguntarle a algun experto en fauna para intentar hacer un compost adecuado para cultivar las saetas.

Fariyah se ofreció a diseñar un invernadero para Menni en señal de gratitud por todas las molestias que se había tomado, y le invitó a tomar algo en su casa, Menni aceptó la oferta, pero primero fue a su casa a cambiarse las ropas sucias por el viaje y quitarse el barro de las pezuñas, aprovechó para coger un par de plantas molidas para infusiones y un par de macetas como regalo, y así, se dirigió hacia la casa de la Draenei, que aceptó con mucho gusto los regalos, y menos mal,por que no tenía ni una sola planta decorando su casa, cosa que a Menni le pareció una locura total. Y así, tras una animada charla, el atardecer ya cayó, y Menni regresó a su casa, con su huerto y sus plantitas.

 

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Personajes y Habilidades usadas:

 

Menni ( @Thala. Master) : Maza de dos Manos, Botánica, Hierbas/sanación, Religión,  Atletismo, Reflejos, Defensa, Buscar, Esencia Sagrada

Fariya ( @Psique ) : Atletismo, Religion, Advertir/notar, Defensa, Ingenieria Draenei, Hierbas/Sanación

Editado por Thala
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