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SwordsMaster

Tiagus Rollers

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Nombre del personaje: Tiagus Rollers3Vmk3iv.png
Raza: Humano
Sexo: Hombre
Edad: 32 años
Cumpleaños: 08 de Enero
Altura: 1’75 m
Peso: 70 kg
Lugar de nacimiento: Villadorada, Bosques de Elwynn, Reino de Ventormenta
Ocupación: Intentar matar dragones (y fallar), intentar no perder órganos no-vitales (y fallar), intentar no morir (con milagroso éxito) y meterse en problemas (con rotundo éxito). Mercenario, pero no le gusta que le llamen así o te parte la cara. Es un héroe y los héroes no son mercenarios.
Descripción física: Un adulto moreno de constitución ligeramente delgada pero bien entrenado y de excelentes condiciones físicas. Tiene una cicatriz que le cruza de manera vertical por donde debería estar su ojo derecho, pero lleva un parche. Su cabello es negro y largo en forma de melena, grasoso y mal lavado (o quizás no lavado en lo absoluto). El aire tiende a volverse más denso en su presencia, emanando un aura similar a “Probablemente no ha tocado el agua en los últimos 12 meses”. De ojo verde y una mirada llena de energía y determinación.
Descripción psicológica: Buscapleitos de energía inacabable. A veces se dice que perro que ladra no muerde, pero no es su caso. Ladra muy fuerte y luego muerde aún más fuerte. Tiene intenciones de salvar Azeroth de todo lo que él considere un peligro desde su posición claramente objetiva y racional. Es especialmente grosero con los miembros de otras razas. Es especialmente grosero con otros humanos. Es especialmente grosero con los animales. Es especialmente grosero con las autoridades. Es especialmente grosero con las clases bajas. Le gusta los gatos y beber leche en la taberna. Pero es especialmente grosero con los taberneros.
Te parte la cara. Te mete un espadazo que te revienta. Luego te invita a comer.
A veces quiere ser gracioso pero no le sale bien.
Peligro de depresión extrema al charlar de temas muy concretos. Pero se le pasa con comida.
 

 

101 años atrás… Año 70 antes del Portal Oscuro
Teigan y Rodrick Ridley

 

-¡Vamos Teigan, llegaremos tarde a las lecciones de historia del viejo Wayne!-

Teigan y Rodrick Ridley se trataban de dos gemelos de 15 años. Aunque nobles de nacimiento, su casa había carecido de tierras o importancia desde hacía ya más de 50 años, haciendo del apellido poco más que un honorario inútil, aunque en la práctica era lo único que había hecho que su madre, Helen Ridley, hubiese sido llamada como consejera de una casa menor de Lordaeron para encargarse de la administración y las cuentas que los señores se negaban a hacer con sus propias manos tras años de orgullo y arrogancia. Helen tenía ahora 40 años y llevaba 20 de servicio a la casa de su señor, los Wilton, habiendo contraído matrimonio con un plebeyo de clase baja dos años luego de llegar y tres años luego de casarse, tuvo a sus dos hijos gemelos: Teigan y Rodrick. Desde entonces ambos niños habían crecido bajo la tutela de su madre y bajo el cobijo del señor al que su madre debía lealtad: Lord Wilton. El “viejo Wayne” se trataba del comandante de las fuerzas de la casa noble, que había crecido apegado a ambos jóvenes con el correr del tiempo y a quienes, fruto de su avanzada edad, adoraba dar lecciones de historia en su tiempo libre a ambos jóvenes mezcladas con lecciones marciales. El “viejo” Wayne tenía la esperanza de poder sacar un sucesor digno de entre ambos jóvenes para comandar las fuerzas de los Wilton cuando él ya no estuviese… Y el tiempo probaría si su juicio estaba equivocado, o en lo cierto.

 

93 años atrás… Año 62 antes del Portal Oscuro
Teigan y Rodrick Ridley

 

-Comandante Rodrick Ridley, ¿eh?- Teigan se cruzó de brazos sonriendo de medio lado a su hermano. La breve y modesta ceremonia del nombramiento de un nuevo comandante en la casa Wilton ya había acabado y los pocos que se habían acercado a ver en la hacienda de la familia ya se dispersaban. Uno de los gemelos se encontraba ataviado con su vestimenta más elegante, con un peto con grabados y un sable colgando de su cintura, además de una insignia con el símbolo de la casa Wilton en su brazo derecho que ahora lo identificaba como el comandante de sus fuerzas. -Supongo que el viejo peto del viejo Wayne no te queda tan mal- continuó Teigan mientras su hermano lo miraba con seriedad y una mirada analítica. Tras eso Rodrick se acercó un par de pasos y colocó su mano derecha sobre el hombro de su hermano.
-¿Podemos hablar?-

 

 

Ambos gemelos se habían alejado ya unos metros hacia un pequeño bosque de pinos cercano a la hacienda.
-Lord Wilton me ha pedido que te diga algo, Teigan- comentó con tranquilidad el ahora comandante mientras caminaba con su hermano con las manos tras la espalda, observando con detalle el bosque. Su hermano simplemente se iba desperezando por el camino con total despreocupación y una sonrisa constante. -¿Sí? Digo, claro que sí. Entiendo que no puede nombrar a DOS comandantes, pero ya sabes. Sé que las levas de Lord Wilton son pocas, pero tenga esta increíble idea de crear aún así dos mandos por DEBAJO DE TI ¡y así yo podré ser algo!- Mientras Teigan comentaba sus ideas, Rodrick de pronto se frenó y se giró hacia su hermano con la mirada envuelta en seriedad. -Teigan, eres un pésimo comandante, Lord Wilton no te dará un puesto de mando de nada relacionado con sus hombres. Además son pocos, y con un comandante es más que suficiente.- Teigan para ese momento ya había borrado su constante sonrisa, pero antes de poder replicar Rodrick continuó -Careces de cualquier habilidad mágica, por lo que no puedes ser el asesor mágico de Lord Wilton, careces de educación religiosa para pedir a la Iglesia que te acepte como capellán y te designe aquí, tienes… Nulas capacidades administrativas, por lo que dudosamente puedas ocupar el puesto vacante de madre… Y tienes la habilidad diplomática de una piedra con musgo- Acabó sentenciando Rodrick con la mirada seria. Su hermano gemelo hacía rato que había borrado su sonrisa y se le había ido de la cabeza cualquier línea de diálogo para poder quejarse de lo que su hermano decía. Era todo verdad, pero el modo en el que había sido expuesto le había dejado de piedra… Y se lo había dicho nada menos que su hermano gemelo, con quien había crecido, incluso si había sido por orden de Lord Wilton. -Pero…- -Sin peros, Teigan. Encuentra algo en lo que ser útil o…- Rodrick apartó la mirada y entrecerró los ojos, con las manos tras la espalda y una pesadez indescriptible en su tórax. -O tendrás que irte. Lord Wilton no quiere cargar peso muerto.-
El bosque se quedó en silencio y una suave brisa sopló, moviendo algunas hojas muertas por debajo de ambos gemelos.
-Entiendo.-
Y el bosque volvió a estar en silencio…

 

92 años atrás… Año 61 antes del Portal Oscuro
Teigan y Rodrick Ridley

 

-¡Atrapadlo!- Los ladridos de los perros de caza de Lord Wilton sonaban por todo el bosque. Era de noche y hacía frío, pero no tenía otra opción. Teigan corría por el bosque a toda velocidad, saltando obstáculos, trepando los que no podía saltar y cortando con su espada aquellos contra los que no podía hacer ninguna de las otras dos cosas. Su respiración era agitada y un sudor frío le corría por el rostro por debajo de la capucha y el embozo.
Por un segundo se detuvo junto a un diminuto río a recuperar el aliento. Aún con los ladridos de los perros de fondo y la adrenalina haciendo que sus latidos retumbasen en sus oídos, metió las manos en el agua y dio un trago. Luego volvió a tomar del suelo el pesado saco que tantos problemas le estaba dando, emitiendo varios sonidos metálicos dentro, y observó en todas direcciones, pensando un modo de sortear el río. No podía saltar, trepar ni cortar a espadazos su camino a través de esto. Intentó correr por la orilla del río hasta dar con un puente, un árbol caído o rocas que le permitiesen pasar, pero apenas un par de docenas de metros más adelante fue interceptado por un joven moreno con un sable en la mano y un peto con grabados, que rápidamente se abalanzó y se interpuso en su camino, bloqueándole la carrera. -¡Eso es propiedad de Lord Wilton! ¡Devuelve lo que has robado, ladrón, y quizás se te perdone la vida!- Teigan tragó saliva. ¡No! No era momento de dudas. Aferró el saco con más fuerza en su mano izquierda y se dio la vuelta para correr en dirección opuesta, pero el joven moreno no tardó en seguirle detrás.
Como un chico que había crecido haciendo bromas en la haciendo de Lord Wilton para luego huir de los consejeros, correr rápidamente y evitar obstáculos era el ambiente natural para Teigan. Pero su destreza en evitar obstáculos no podía ni siquiera equipararse al buen estado físico del comandante que le seguía por detrás. Finalmente la suerte le dio un revés a Teigan como siempre lo hacía, y tropezando con una enorme raíz de árbol en su camino cayó al suelo, el saco voló dos metros por delante y cayó al suelo derramando varias monedas, así como una diadema de plata que Teigan reconocía, pues la había visto siempre durante su infancia: era aquella que portaba el heredero primogénito de Lord Wilton. Estaba seguro de que valía bastante, y saber en donde la dejaba el primogénito durante las noches para descansar le había ayudado a hacerse con ella con facilidad. Pero ahora de poco importaba, pues tan pronto trató de ponerse de pie sintió la bota del comandante en su espalda impidiéndoselo y, aunque no lo veía, sabía que el sable estaría apuntando en su dirección.
-Ríndete, ladrón- Dijo entre jadeos el comandante de las fuerzas de Lord Wilton. -Vendrás conmigo y devolveremos lo que has robado a su señor, y luego serás entregado a las fuerzas de Lordaeron para que sentencien tu castigo.- El comandante, de ojos verdes y pelo negro, hizo al ladrón darse la vuelta y entonces removió con brusquedad la capucha y el embozo.
Ambos hombres permanecían en completo silencio mientras los ladridos de perros de caza y los gritos de algunos hombres sonaban haciendo eco en la lejanía del bosque.
-… Teigan…- La voz de Rodrick fue la primera en sonar, como un hilo tensado hasta su límite que estaba ahora a nada de romperse en dos. Teigan permaneció en silencio, con un nudo en la garganta impidiéndole responder nada en ese momento a su hermano. -¿Qué has hecho? No puedes ser tú…- Teigan tragó saliva. Entonces el nudo en su garganta se desató -¡No tenía otra opción, Rodrick! Lord Wilton no me quiere aquí, ¡BIEN! ¡Pero si me iba a obligar a irme, al menos quería tener una vida decente!- Los ojos de Teigan se humedecieron, y los de Rodrick no tardaron en hacer lo mismo. Los del primero llenos de ira, los del segundo… De pena. -Esto es un crimen muy grave. Tú… Deja las cosas de Lord Wilton atrás y vete. No vuelvas jamás o te delataré, Teigan. Simplemente…- Los ojos de Teigan en aquel momento eran del tamaño de dos lunas -¡NO PUEDES HACERME ESTO! ¡Solo quería- -¡No tiene justificación, Teigan! Solo… Vete. No me importa a donde, otro reino, ¡Gilneas!... no lo sé. Solo vete.- Rodrick se acercó al saco y comenzó a juntar las monedas y la diadema, arrojándolo todo dentro de la bolsa. Teigan se puso de pie lentamente, observando con un aire de derrota a su hermano. -Sin ese dinero no podré hacer nada…- -No me importa. Esto no es tuyo.- Rodrick se colgó el saco a espaldas y comenzó a avanzar entre los árboles, dejando a su hermano gemelo atrás. No tuvo la fuerza de mirar atrás. Solo pudo oír un leve sollozo de su hermano antes de largarse a correr por la orilla del delgado río, buscando un sitio por donde cruzar y huir de allí.

 

 

Rodrick ya había vuelto a la hacienda y devuelto sus cosas a Lord Wilton, quien había quedado completamente satisfecho. Se habían levantado algunas sospechas sobre Teigan al nadie encontrarle en la hacienda, pero trató de aliviarlas diciendo que se había llevado a Teigan a perseguir al ladrón y se separaron. Había mentido también sobre la descripción del ladrón, diciendo que era un joven pálido de 17 años que, luego de arrebatarle lo que había robado, había huido.

Los días pasaron. Rodrick no supo más nada de Teigan, pero con sus cosas de nuevo en su poder, Lord Wilton no se molestó en indagar más. Teigan Ridley fue dado por desaparecido.

Rodrick continuó con su vida como consejero marcial de Lord Wilton… Y sus caminos con su hermano jamás volverían a cruzarse en esa vida.

 

86 años atrás… Año 55 antes del Portal Oscuro
Rodrick Ridley y Teigus Rollers

 

El viento soplaba pacífico fuera durante la noche. Un aire de tranquilidad se respiraba luego de que el médico del nuevo y más joven Lord Wilton hubiese asistido al parto de Rodrick y su esposa. Una pequeña niña había nacido. La educaría para algún día ocupar su lugar… Y la llamaría Helen. Helen Ridley. Y sería la mejor comandante de los bosques de Tirisfal.

Rodrick sonrió a su esposa ligeramente, que se encontraba agotada por el esfuerzo. Se asomó con la pequeña niña y la abrazó. Eran lo único que tenía ahora. Eran su nueva familia…

 

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El viento soplaba pacífico a su alrededor durante la noche. Un aire de tranquilidad se respiraba mientras el ahora autoproclamado Teigus Rollers abrazaba a su pareja mientras observaba las tierras que acababa de comprar. La vida no le había resultado fácil, había tenido que huir lejos de Lordaeron luego de la traición de su hermano y el intento de robo a Lord Wilton… E incluso había tenido que dejar su viejo nombre atrás por el temor de que, si algún día se daba a conocer su grave crimen contra la nobleza, fuesen capaz de rastrearle hasta su nuevo hogar en Gilneas y poner en peligro a la nueva familia que estaba tratando de comenzar. Ahora que trabajando duramente en ese nuevo reino como mercenario y explorador, revendiendo toda cosa que obtenía en sus viajes y aventuras por Gilneas, había logrado al fin comprar un pequeño trozo de tierra en el que trabajar algunos cultivos era hora de pensar en armar una nueva familia con el amor de su vida.

Estaba listo para asentarse y transmitir una nueva vida de paz a sus descendientes, trabajando la tierra y lejos de los problemas del pasado, incluso si había perdido su apellido noble por el camino. Los Rollers era un nuevo comienzo…

 

19 años atrás… Año 12
Tiagus Rollers

 

-¡Vamos Isaac, debemos encontrar a ese perro!- Tiagus Rollers, un muchacho de 12 años, correteaba por las calles de Villadorada; con su cabello negro, su piel morena y sus ojos verdes llenos de energía. La guerra contra los orcos los había afectado duramente a él y a su amigo, Isaac Person. Ambos habían pasado un tiempo refugiados en Lordaeron con sus madres, en donde se habían conocido, y ambos habían visto a sus padres salir a luchar contra los orcos. El único que había regresado, sin embargo, era el de Tiagus.
-¿Y luego qué?- Preguntó Isaac, un muchacho rubio, de piel clara y ojos celestes que parecía tener un año más que Tiagus. -¡Y luego le damos su merecido!- -¿Por qué?- -Bueno, ¡¿por qué más?!- Tiagus se frenó y se dio la vuelta, con los mofletes hinchados -¡Por perseguir a ese gatito hasta el árbol!- -¿Y cómo le darás su merecido?- -¡Con una PATADA SUPERGIRATORIA ROLLERS!- Gritó con entusiasmo el muchacho moreno alzando los brazos -No creo que funcione. Y oye, ¡podrías hacer daño al perro!- -Pffff, ¡claro que no! Es un perro, esos bichos resisten lo que sean- -Oye, a mi me gustan los perros- Ambos muchachos volvían a corretear por el pueblo, buscando al susodicho animal e intercambiando gritos de un lado al otro -¡Pero a mí no! Prefiero los gaaaaah!- Tiagus tropezó y cayó al suelo, raspándose la rodilla -Ugh…- -¿Estás bien?- Comentó Isaac acercándose y tendiéndole la mano. Cuando Tiagus estuvo de pie solo se sacudió un poco la tierra y asintió. -Claro, ¡ahora sigamos buscando a ese perro!- El muchacho rubio simplemente se rascó la nuca en respuesta -Sobre eso, tengo que ayudar a mi madre con algunas cosas, así que creo que deberíamos abortar la misión- Ah, bueno… ¡Claro! Lo terminaré solo, ¡por nosotros!- -Claro. Nos vemos, Tiagus- -¡Adiós!- Tiagus alzó y sacudió la mano, pero Isaac ya estaba de espaldas y se alejaba. Bajó la mano lentamente.

Buscó el perro durante casi una hora más por su cuenta, pero la búsqueda no tuvo frutos. Pero al menos había logrado tomar prestada una manzana del mercado para la vuelta a casa, si por tomar prestada se entiende el tomar sin permiso y sin fecha de vuelta. Como un muchacho creciendo con una gran autonomía había aprendido toda clase de trucos por la ciudad, y a veces incluso se escapaba a los peores barrios arrastrando a Isaac con él, alegando que eran aventuras. A veces le regañaban por ello.
Pero en ese momento, debía darse prisa por volver a casa tras acabar su manzana. ¡Tenía un increíble raspón que mostrarle a su padre! ¡Una prueba más de la resistencia de Tiagus Rollers!

 

13 años atrás… Año 18
Tiagus Rollers

 

Tiagus pasó una mano por las marcas en uno de los árboles a las afueras de las murallas de Villadorada, con Isaac a su lado. Ambos eran ya jóvenes “adultos” de 18 años.
-Y pesar que solías golpear este árbol con una vara y los puños y… Un cuchillo de la cocina para entrenarte como luchador- Comentó Isaac cruzado de brazos, dos pasos por detrás de Tiagus. -Y ahora soy uno de los mejores espadachines de Elwynn- Comentó Tiagus con un aire solemne, dos pasos por delante de Isaac -Yo no iría tan lejos, campeón- Comentó Isaac con un aire burlesco, dos pasos por detrás de Tiagus. -A que te parto la cara- Comentó Tiagus con un tono ligeramente hostil, dos pasos por delante de Isaac -Paso- Comentó indiferente Isaac, dos pasos por detrás de Tiagus.
De la espalda del joven moreno colgaba ahora un manto de color gris, y del mismo modo colgaba de su cintura un sable y un carcaj con algunos virotes para su ballesta. Caminando cerca de la muralla se acercó otro muchacho de casi la misma edad que Tiagus, con el mismo manto y de cabello marrón -Eh, Tiagus. Solo faltas tú para partir- -Ah, claro Jericho. Ya voy, dame un segundo más con Isaac- El joven de cabello marrón asintió y se retiró de nuevo caminando cerca de la muralla al interior del pueblo. -Entonces te vas de verdad- Dijo Isaac detrás de Tiagus -Bueno, debería de ser solo un par de años, o tres, ya sabes… El primogénito tiene que cerrar algunos tratos con algunas casas del norte- Tiagus se dio finalmente la vuelta, observando a Isaac con las manos apoyadas sobre la cintura -Le tomará algún tiempo, pero su padre cree que servirá para pulir su habilidad diplomática- Acabó por comentar. -Bueno, solo trata de no morir en el camino o algo- Dijo su amigo, y comenzaron a caminar al interior de Villadorada. -¿Me acompañarás hasta el puerto? Estoy seguro que no te querrías perder como el mejor espadachín abandona la tierra madre, embarcándose en una importante misión en las lejanas tierras del norte- -Una importante misión de oír nobles todo el día lanzándose indirectas por la espalda- -Sí, bueno, estoy en proceso de convertirlo en una misión más épica. Improvisaré algo.- -Vamos, deja de hablar y démonos prisa o encima llegarás tarde al puerto y te dejarán atrás.-

 

12 años atrás… Año 19
Tiagus Rollers

 

-¡Y así, fue como derroté al terror de Elwynn!- Lilián soltó una risilla ante el comentario de Tiagus. Se trataba de una muchacha joven de cabello marrón, ojos grises y piel clara nativa de Costasur: la segunda parada del señor al que Tiagus había jurado servir, y el cual de alguna forma le había nombrado a él encargado de liderar a su guardia personal en el norte.
-No necesitas mentir Tiagus, eres impresionante sin necesidad de las exageraciones.- La muchacha se inclinó y depositó un beso en los labios de Tiagus, antes de levantarse de la mesa de la posada. -Iré a revisar como está mi madre- -¡Te acompaño!- Tiagus se puso de pie rápidamente, pero Lilián le posó una mano sobre el hombro -Los médicos te prohibieron la entrada, ¿recuerdas?- Esbozó una leve sonrisa y se dio la vuelta -Nos vemos esta noche en el puerto- Y tras eso la muchacha se dirigió a la salida. Ahora estaba solo y necesitaba encontrar algo con lo que entretenerse.

Se dirigió fuera de la taberna y comenzó a caminar lentamente. Costasur le parecía una ciudad simpática del norte. Algo en su pecho y sus fuertes sentimientos por Lilián le decían que quizás sería un buen sitio para asentarse, pero no quería renunciar a una vida de aventuras tan pronto, además de que le ligaba un juramento a un señor del sur. Pero le había prometido a la mujer que tan pronto el hijo del señor al que servía acabase todos sus asuntos en el norte, volvería al sur e intentaría persuadir al señor mismo de liberarle de su juramento, aunque en el fondo sabía que era una fantasía que quizás no tuviese éxito. Pero por el amor a la Luz, era Tiagus Rollers y no iba a rendirse sin haberlo intentado al menos un millón de veces. Habría agradecido si hubiese tenido un gemelo al cual cambiarle de lugar, darle su puesto en la guardia del primogénito y la paga y todo lo que significaba a cambio de la libertad. Y a pesar de eso le dolería, pues en el fondo también sentía aprecio por la casa a la que servía y que había acogido a un muchacho revoltoso de Villadorada entre sus sirvientes. No todos los días veía algo así ocurrir; y justo le había ocurrido a él.

Aburrido y con aún un par de horas por delante antes de rencontrarse con Lilián, Tiagus se dirigió a revisar como se encontraba el primogénito…

 

11 años atrás… Año 20
Tiagus Rollers

 

Tiagus estiró en la cama. Era una cama espaciosa para dos personas, y girando la cabeza pudo ver que la luz del día brillaba ya con fuerza fuera, aunque había varias nubes. Dirigió la mirada a su derecha, pero el otro espacio en la cama estaba vacío. Lilián ya se habría levantado.
Estiró la mano tomando su ropa y comenzó a vestirse. Se acomodó bien el manto gris sobre su espalda y acomodó su sable en su cintura.
Saliendo de la habitación no pudo ver a Lilián. Tampoco le preocupaba, solía ir por las mañanas a visitar a su madre al cementerio de la ciudad, así que aún se encontraría allí. Tomó la copia de las llaves y cerró la puerta al salir, encaminándose a la posada. Había encontrado una pequeña falla en su plan al quedarse: No tenía trabajo en Costasur. Pero Lilián pronto había solucionado eso, consiguiendo que aceptaran a Tiagus como asistente en la cocina de la taberna. Sabía hacer una o dos cosas, pero no estaba a la altura de una taberna y al final le habían acabado destinando a atender a los clientes. Al menos ganaba unas monedas.

Sin embargo, se detuvo un segundo a medio camino hacia la posada. Sentía una presión indescriptible en el pecho. Desde hacía varios meses había sabido ya que Lilián llevaba un niño en su vientre… Pero aún no sabía como reaccionar. Lentamente se desvió de su camino a la posada y se encaminó hasta el puerto, en donde se sentó observando el mar. Hacía medio año había tenido que tomar la decisión más difícil de su vida: Se le había presentado la oportunidad de continuar viajando por el norte y dejar a Lilián atrás como un romance pasajero, o ceder las aventuras y permanecer junto a Lilián. Había escogido la segunda opción, pero ahora… Ahora ya no estaba tan seguro. Ahora Lilián esperaba un niño y, ¿qué ocurría si él no estaba listo para esa clase de vida? Era un paso muy grande, un paso enorme que cambiaría su vida… Le ataría. Le cortaría las alas. Nunca más podría moverse de esa ciudad hasta que el niño o niña no fuese mayor, tendría que ser un padre… ¡Y él era aún demasiado joven! ¡Lilián también! En el fondo sabía que sus pensamientos eran despreciables, pero eran solo pensamientos. Era una persona de honor. Protegería a Lilián y a su futuro hijo o hija a como diese lugar, incluso si debía sacrificar su vida en el proceso, su libertad… Todo.

 

-¡EL NORTE! ¡EL NORTE ESTÁ EN GUERRA!- Un grito proveniente de detrás suyo le despertó de sus pensamientos. Parecía que había una enorme conmoción en la entrada a la ciudad, así que se puso de pie y se dirigió corriendo.
Cuando llegó, todo lo que podía ver era a los soldados de Lordaeron en la puerta y un hombre que no dejaba de gritar de manera casi desquiciada algo sobre una guerra y muertos vivientes. Pronto más refugiados habían llegado en apenas minutos y toda la ciudad se encontraba en estado de alarma, con los soldados de Lordaeron corriendo de un lado al otro. Ya había escuchado que no se tenía noticias de la capital desde hacía un día, pero esto… ¡Una guerra! ¿Contra criaturas oscuras?
Lilián apareció entre la multitud, parecía haber estado buscando a Tiagus y le aferró la mano al encontrarlo. -¡Tiagus! ¿Qué ocurre?- -Algo ha ocurrido al norte del reino. Ve a la casa- Lilián dudó un segundo, pero pronto se dio la vuelta y se dirigió de manera apresurada a su hogar.
Tiagus tragó saliva y se acercó a uno de los refugiados -Tú, ¿qué ha ocurrido con el norte?- Saltando directo al grano, Tiagus observó de manera detenida al refugiado. Estaba mal herido, pero vendado lo suficiente para poder alcanzar Costasur. -¡Es Lordaeron, ha caído! ¡Todo caerá! ¡Los muertos se alzan de su descanso y atacan a los vivos, por todos lados!- El refugiado se encontraba claramente trastornado por lo que sea que hubiese visto. Las palabras “Muerto” y “Viviente” eran sencillamente difíciles de imaginar juntas, pero allí estaba él, espetándolas a los cuatro vientos. Él y otros muchos refugiados que le daban credibilidad a una historia que, bajo otras circunstancias, habría sido imposible de creer y desechada.
-Quiero que los exploradores tracen un perímetro y vigilen los alrededores- Podía oír de fondo a los soldados ya tomando acción, a los ciudadanos cotillear alarmados, los refugiados. Pero era la noticia lo que le aturdía más que los sonidos. Una guerra significaba que el hijo del señor estaba en peligro, aquel que había intercedido ante su padre para reclutar a Tiagus, un revoltoso de Villadorada y su amigo. Si lo que los refugiados decían era verdad, todos estaban en peligro. Y fuese lo que fuese ponía en peligro también a Lilián si no era detenido. No tenía otra opción… O quizás simplemente quería creer que no tenía otra opción. ¡En cualquier caso, Lordaeron le necesitaba ahora más que nunca! Necesitaba evitar que el avance de las criaturas descritas por los refugiados llegasen a Lilián.

Se encaminó corriendo a la casa y entró. Lilián estaba allí -¡Tiagus! ¿Qué está ocurriendo fuera? Todo el mundo se oye preocupado- -Han llegado refugiados afirmando que Lordaeron ha caído a mano de unas criaturas. Tengo que ir a luchar, Lilián.- Se hizo el silencio algunos segundos -¡Tiagus, te necesito aquí!- -No lo entiendes, Lilián. Yo…- Por un segundo iba a decirle que todas las personas que conocía se encontraban en el corazón de Lordaeron, que tenía que ir a por ellos… Pero no. -¡Simplemente tengo que ir, Lilián!- Tiagus apartó la mirada, pero la muchacha tenía un don para leer a las personas y saber cuando no debía intervenir o indagar más. Simplemente asintió con la mirada apagada. -Te escribiré en cuanto pueda, si las cosas se ponen difíciles lárgate al sur- Tiagus dio un último beso a Lilián -Adiós, Tiagus…- Fue lo último que dijo, antes de que Tiagus se diese la vuelta y saliese de la casa.
Todo hecho, solo quedaba una cosa por hacer. Se encaminó a la salida de la ciudad y emprendió la marcha junto al primer grupo de exploradores de Costasur lo suficientemente valiente o estúpido como para intentar adentrarse más al norte e indagar sobre la situación de Lordaeron.

El viaje por el camino de Costasur se hacía más espeso con cada paso que daban y el pánico claramente comenzaba a invadir el corazón de los hombres alrededor de Tiagus. En un par de ocasiones había intentado animar la marcha y aligerar el ánimo, pero no era el tipo de persona que servía para ese tipo de cosas; uno creería incluso que había empeorado la moral del pequeño grupo de 5 valientes. Finalmente tras mucho rato caminando habían encontrado el suicidio que buscaban, y la respuesta a una terrible incógnita. De los lados del camino aparecieron horribles constructos de carne y hueso que parecían tener más garras que carne. No tenían un nombre para llamarle en ese momento más que “Los muertos”, pero más tarde serían denominados por el mundo como “Necrófagos”. Aquellos horrores habían cortado la armadura de los dos soldados mejor armados del grupo como si fuese papel, pero por desgracia no venían solos. Mientras el grupo trataba de defenderse malamente contra la emboscada por los lados de aquellas criaturas infernales por el camino aparecieron auténticos esqueletos con espadas y escudos cargando contra los soldados. Flanqueados por los lados y con un ataque directo por el frente el grupo rápidamente estaba comenzando a ceder, pero el peor momento del combate llegó para Tiagus cuando uno de los esqueletos alzó su espada y asestó en la cara del espadachín, realizando un horrible corte vertical y, como cabría esperar, cegándole del ojo derecho. En ese momento le era imposible distinguir si se trataba de ceguera temporal o permanente, pero tampoco tenía tiempo para pensarlo, con un veloz arrebato desarmó al esqueleto, pero cuando lo creía ganado un necrófago le flanqueó por el lado ciego tras acabar con uno de sus compañeros, arrojando al espadachín contra el suelo. Pudo sentir un golpe en la nuca y sus sentidos fallarle por unos segundos, pero no había llegado a perder la consciencia por el golpe. Llegó a ver varios destellos de luces doradas mientras trataba de ponerse de pie, pero solo podía ver la sangre caer desde su cara en donde debería tener el ojo. Finalmente, tras un enorme destello de luz blanca el dolor y la pérdida de sangre le hicieron sucumbir, y todo pasó de un completo brillo blanco y cegador a una nada vacía y oscura….

 

9 años atrás… Año 22
Tiagus Rollers

 

Un anciano de larga barba permanecía sentado en una silla mecedora a su lado, fumando de una pipa. -¿En dónde estoy?- Preguntó aún aturdido Tiagus, tratando de recobrar sus sentidos. Podía jurar que había algo que no iba bien… -¡Vaya, la princesa durmiente ha despertado! Eso sí que es una sorpresa. Estás en mi casa, desde luego. Es una cabaña un poco en el medio de la nada, pero bueno… ¡Parece el mejor sitio para estar estos días, cuando estás rodeado de criaturas oscuras!- Soltó una risa que pronto se mezcló en una tos a causa seguramente del humo de la pipa. Tiagus pestañó varias veces y entornó la mirada, aún notaba algo mal que le incomodaba pero no podía resolver qué era. Solo lo notó cuando se refregó los ojos somnoliento. Tenía algo sobre uno de sus ojos… -¡Eh, tranquilo muchacho! Yo no movería el parche de su lugar si fuera tú. Esa cosa te hizo un buen destrozo, pude salvar tu ojo y, más importante, tu vida pero… Bueno. Digamos que tu visión seguramente no corra tanta suerte.- El anciano inhaló de la pipa y exhaló el humo hacia una de las ventanas. Parecía una cabaña pequeña con apenas lo suficiente para sobrevivir. Fuera llovía y parecía estar el bosque. Tiagus probó a levantar y bajar varias veces el parche, comprobando que efectivamente había perdido la visión. Con algo de suerte sería temporal. -Tengo que levantarme y- -No tan rápido, chico- Comentó el anciano con seriedad, pero Tiagus ya se encontraba poniéndose de pie y buscando sus cosas. -Estás rodeado por muertos en todas direcciones de esta cabaña, este es el sitio más seguro donde te puedes quedar, no nos encontrarán- Tiagus ya se encontraba vistiendo -He protegido las cercanías con algunos símbolos sacros. No sobrevivirás si sales ahí fuera- Tomó su sable y lo colgó en la cintura, y finalmente se acomodó el manto gris -Muchas gracias por los cuidados, pero no me puedo quedar. Tengo que ir al frente de batalla y- -El frente de batalla ha caído, muchacho. ¿Eres consciente que llevas en esa cama dos años?-
De pronto la realidad se congeló para Tiagus, a un metro de la puerta que salía de la cabaña. Se había congelado todo menos sus pensamientos. -¿Dos… Años?- -Claro. He tenido que estarte dando comida en forma de puré y obligándote a tragar, pero bueno… Eras al único que había podido traer con vida, supongo que me sentía un poco responsable- Tiagus tragó saliva y retrocediendo un par de pasos se dejó caer sentado a los pies de la cama en la que seguramente había pasado todo ese tiempo. -Dos años… ¿Y la guerra…- -Se perdió- Comentó el anciano con la voz seca -¿Cómo me has salvado?- -Soy un ermitaño con un cariño especial por la Luz- Se hizo un silencio varios minutos. -¿Sabe algo de Costasur?- -Nada. Mucho temo que hemos estado aislados aquí. Los alimentos y el agua no fueron problemas, hay un pozo fuera y planté un par de tomates y patatas antes de que todo estallase.- Tiagus suspiró y se pasó las manos por el cabello. Eso significaba que todos a cuantos conocía en el frente… Seguramente habían caído. Lilián, su padre, su madre… Era probable que todos hubiesen simplemente asumido que había muerto. -Oye, chico. Se te nota algo decaído. Yo me alegraría más, has salvado la vida. Y sé que ahora estamos un poco aislados en el medio del territorio enemigo pero… Já, bueno, encontraré un modo de sacarnos de aquí.- Tiagus simplemente permaneció en silencio, con la mirada en el suelo. Lilián… El hijo que llevaba… -¿Cómo te llamas?- -Tiagus Rollers.- Respondió con la voz seca el espadachín... -El mayor espadachín de toda Ventormenta…-

 

1 semana atrás… Año 31
Tiagus Rollers

 

-¿Y el resto de la historia?- Preguntó una niña en el orfanato de Costasur que Tiagus acababa de visitar. -¿A qué te refieres?- Tiagus se estaba ya acomodando el manto gris a espaldas para irse. -Que no nos has contado el final de la historia… Has llegado aquí hace una semana, te faltan 10 años de historia- -Ah- Tiagus simplemente continuó acomodándose el manto gris. -…- -…- -… ¿Y nos lo vas a contar?- -Es que estoy cansado, niña. Que me he tirado todo el día contando la puñetera historia.- -…- La mirada de pena, sin embargo, penetró el alma de Tiagus soltando un pesado suspiro. -Está bien, si de verdad necesitas saber puedo resumirlo. El sacerdote ermitaño y yo nos pasamos cuatro años en la cabaña planeando nuestro escape, como pasar por entre las líneas de no-muertos y no morir en el intento. ¡Estábamos en el medio de Bosques de Argénteos, sabes! No era tarea fácil llegar hasta aquí.- Pronto los niños se habían vuelto a reunir para oír el final. -¿Y qué ocurrió con el ermitaño?- Preguntó uno de los niños -Bueno, no sobrevivió.- Se pudo oír varios suspiros de decepción entre los jóvenes -Fue muy valiente, los no-muertos nos habían visto y nos pisaban los talones así que… ¡Bueno! Dijo que a mi me quedaban más años, tomó sus cosas de sacerdote ermitaño y se quedó atrás para darme tiempo a salir de esos bosques malditos.-
Tiagus se preparaba para marcharse de nuevo, pero la niña perspicaz no pudo evitar hacer otro comentario que le encadenaría al orfanato durante al menos varias palabras más. -Pero eso deja todavía un vacío de 5 años antes de llegar a Costasur- Tiagus suspiró. Se dio la vuelta y ladeó la cabeza. -Traté de hacer mi vida entre los pueblos fronterizos, sin levantar la atención y ayudando a quien lo necesitase. No tenía la fuerza de volver a ver a Lilián, ni el dinero para regresar al sur. Ahora, si me disculpan…- -¿Y qué te hizo cambiar de opinión?- Preguntó uno de los niños -¿Qué?- Tiagus parecía atónito por la pregunta -Te habías ido a los pueblos fronterizos a mantener un perfil bajo, pero has vuelto. ¡Y nos has dicho que para matar a muchos dragones y salvar a muchas doncellas! ¿Por qué ahora?- Tiagus por un segundo había quedado atónito, siendo incapaz de entender como un niño podía tener tanta perspicacia. Pero simplemente le sonrió de medio lado. -Eso se queda entre mis pensamientos y yo.-

 

Tiagus finalmente se dio la vuelta y comenzó a andar fuera del orfanato, camino a la salida de Costasur y con el viento ondeando en su capa mientras el sol se ponía en el horizonte…

Había oído rumores horribles sobre el norte, y era hora de que un auténtico justiciero alzara su espada por el pueblo…

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El Tuertote

 

Hola soy El Tuertote y soy espadero
Mi madre ama de casa, mi padre un guerrero
Vengo de  Villadorada, allí aprendí a matar
Soy más peligroso que múrloc con su clan

El renegado es mi enemigo y yo su pesadilla
Si se ponen muy chulitos les hago papilla
Quiero que comprendas que tu novia no te quiere
Desde que escuchó a Tuertote es mi próstata a quien quiere
Me gustan los muros, con muchos pinchitos
A todo enemigo hará llorar
ESTILO LUCHA LIBRE
FLIPANTE
Así te lo cuento, saludos a tu madre
Hago super rimas, me gusta... tu madre
Soy peligroso no te metas en mi barrio
Porque si te metes... te doy un espadazo.

Estribillo en élfico:
Queldo queldorei, quelda queldalas
Quel quel beloré quel quel sin dal
Belo belore alielyalá, bala bala ba-bala dall

Queldo queldorei, quelda queldalas
Quel quel beloré quel quel sin dal
Belo belore alielyalá, bala bala ba-bala dall

(Frases en "èlfico" inéntendibles)
No, perdón, mejor te humillo en común
Los elfos no tienen alma el imperio es mejor
Y si me discrepas te meto la espada
Soy un espadero con mucha humildad
Todas las tías me quieren golpear
Soy una persona con personalidad
Y tengo personalidad
El otro día mi amigo dijo que cantaba muy mal
Y después de una paliza, me hizo disculpar
Y otro día mi amigo dijo que cantaba bien
Pero no me lo dijo a mí y le tuve que golpear
Caballos y gatos a perros y a patos
Todo lo vivo yo cojo y lo mato
Soy El Tuertote, no lo olvides nena
ese es mi nombre

Queldo queldorei, quelda queldalas
Quel quel beloré quel quel sin dal
Belo belore alielyalá, bala bala ba-bala dall

Queldo queldorei, quelda queldalas
Quel quel beloré quel quel sin dal
Belo belore alielyalá, bala bala ba-bala dall

No me toques los webos

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Solo una canción aleatoria más de un lunático
 

Si me atraca
Si me atraca un bandido
Aprovecho y le enseño
A hacerlo bien

Si me roba
La espada me evito
Perder una de mis piernas
Otra vez

Y si Costasur
Pusiera precio a mi cabeza
Habré logrado
Que me presten atención

Y si me mutilo
Si por ahí pierdo una mano
Apostaré en guerras de garfios
Y a comer

Voy a soltar 500 risas
Y luego a comer toh el día
Para ver el lado positivo
Detrás de cualquier adversidad

Si Elegost
Si Elegost muere por ahí
No tendré ya que meterme
Entre juncos

Si me embosca
Si me embosca un renegado
Quizás me alzan
Con una pierna real

Si no me alzan
Si no me alzan y he petao
Pues quizás me hacen estatua
Por ser yo

Y si hay Gilneas
Si hay Gilneas y me mandan
Quizás veo porque a todos
Le encanta

Voy a soltar 500 risas
Y luego a comer toh el día
Para ver el lado positivo
Detrás de cualquier adversidad

¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!

Y si me enseñan
Si me enseñan magia arcana
Al fin podré lanzar defensa
Mágica

Y si no lo hacen
Si no lo hacen o no puedo
Pues no gano nada
Y me van a violar

Elegost: ss Tiagus, positivo

Si me quedo
Si me quedo sin amigos
Al fin podré ser
El mejor del grupo

Y si mi pata
Si mi pata se estropea
Quizás al fin pueda
Usar una de acero

Voy a soltar 500 risas
Y luego a comer toh el día
Para ver el lado positivo
Detrás de cualquier adversidad

¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!

Voy a soltar 500 risas
Y luego a comer toh el día
Para ver el lado positivo
Detrás de cualquier adversidad

¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!

Voy a soltar 500 risas
Y luego a comer toh el día
Para ver el lado positivo
Detrás de cualquier adversidad

¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, falalala!
¡Falalala, lalalala lalala!




Y murloquín azulado... Este año ha casi acabado

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