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Featherstorm

[Canon Antiguo] La Novicia Bardo

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Viaje hacia la noche

 

El canto de un pájaro sacó de sus pensamientos a Alay. La elfa se encontraba pelando patatas para la cena en el pórtico de la casa de Elegost. Era una tarde cálida. Fergus  corria de un lado a otro en la calle con Ele II tras de sí. Lylia observaba al muchacho con desdén. No quería jugar con él. No hoy al menos. Era solo un incordio que no solo pasaba tiempo con su madre en la Iglesia, sino que también tenía el atrevimiento de estar interrumpiendo los pocos momentos que compartía con ella en su propia casa. Le molestaba demasiado.Pero había algo que le molestaba aún más.

 

-¿Ya has puesto a hervir el agua,Lyl?-preguntó la elfa con una sonrisa afable, tan comun en ella.

-Claro. 

Algo le pasaba a Alay. Algo no estaba bien. Fergus no lo notaba porque era un subnormal.Pero ella era lista y lo notaba. Y le preocupaba.

Fergus regresó corriendo hacia donde estaba Alay con algo entre sus manos y Ele II ladraba detrás de él

-¡Alejate de mi! Fijo quieres arrojarme lodo.

-¡Eso toca mañana!-chillo Fergus, con cierta picardía-Pero hoy no me importas. Le traje algo a Alay.

Movida por la curiosidad, de repente, Lylia se acercó.

-¿Que es?

-Un escarabajo

-Eso es muy corriente. Venga, vamos a aplastarlo

-¡No, no voy a aplastarlo! ¡Este es especial!

 

Alay observaba la escena, dejando que ambos niños interactuaran, pero atenta a intervenir en cualquier momento.

-¿Que tendrá de especial un bicho corriente?

-¿Que sabe una niña mimada de bichos? Seguro no has visto nada como esto.

-Ya muéstralo.

-No. Es para Alay.

-¡Que me lo muestres!-Lylia se acercó para abrirle las manos a Fergus. Alay se puso en pie para separarlos pero llego tarde. Ambas manos se abrieron y el insecto, de un brillante tono verde metalizado, expandio sus alas iridiscentes y emprendió vuelo, ante el quejido de decepcion de Fergus.

-Noooo....

-Era metalizado...pues era bastante único.

Fergus parecia molesto. Pero Alay se apresuró a acercarse y posar una mano en su espalda y otra en su hombro, consolandole.

-Gracias por mostrarmelo, Fergus. Ese fue un insecto muy bonito.

-¿Lo viste?

-Claro.¿No eras tu el que me preguntaba que veían mis ojos elficos? Pues lo vi perfectamente.

 

El niño sonrió y le alegró tal cosa.

-Era bonito. Pense que te asustaría ver un escarabajo. Ya sabes...a las niñas les asustan los insectos.

-Pues...me gustan los insectos, en realidad, Fergus. Mis favoritos las libélulas. Cuando llegue el verano te enseñaré a atrapar algunas.

-¿En serio? Guay. Mas te vale cumplir tu promesa.

-Lo prometo.

-¿Por que te gustan los insectos? Hasta a mi me dan asco a veces.

Alay se quedó callada unos segundos,meditando la respuesta.

-Pues porque son bellos.A su manera. Y como cambian es sumamente fascinante. ¿No te parece que las cosas tienen un tipo de belleza?

-Mmmh...si....menos tus ojos. ¿Los puedes apagar?

 

Alay torció la boca y negó.

 

-Te responderé eso,cuando laves tus manos y te prepares para la cena. Estas completamente sucio.

 

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Una vez más, Alay recorría aquellas largas escaleras de la Iglesia, descendiendo. Hasta una sala que llevaba a las celdas mas profundas y oscuras. Siempre se repetía la misma escena. Ella descendía las escaleras. Peldaño tras peldaño. Bajando a la agradablemente iluminada habitación. Pero la puerta oscura que se encontraba en la mitad de la sala parecía absorber toda luz. Tras titubear, la abría. Y el calor y la luz la hacían cerra los ojos.

Allí, en la mitad de un campo de batalla  donde batallones corrían con sus estandartes en alto, el fuego se alzaba y devoraba todo. Alay ingresaba al campo y comenzaba a andar, primero despacio, dando pasos cada vez más largos y mirando alrededor, buscando...comenzaba a correr. Algunos cañonazos la hacian trastabillar y tener que arrastrarse por momentos. Gritaba a vivo pulmón pero no era suficiente para hacerse oir entre el rugido de las maquinarias y las muertes. 

Al filo de una arboleda, encontraba una cara conocida. Santiago,esta vez era Santiago. 

-Esto...esto no es justo.  Yo-Santiago traga saliva-No debía irme así...

Alay solo lo observaba pero aunque sus manos buscaban la fuente de sus heridas, de su sangre, la forma de salvarlo, no lograba encontrar nada.

-Deja de perder tiempo conmigo...sálvalo a él...

La idea la invadía y recordaba a lo que había venido. Elegost. Se ponía en pie y echaba a correr.

-¡ERA BROMA, NO ME DEJES, SÁLVAME A MI PRIMERO....!

Gritaba el moreno...pero Alay no retrocedía. Seguia corriendo.

Cuando llegaba hasta el centro de la arboleda Alay podía saborear la sangre en el aire. Sentir el hedor a muerte y lodo. En el claro, los bultos heterogeneos que eran los cadaveres de soldados se apilaban por aquí y por allá. 

-¡Elegost!

Lograba gritar y oir su propio llamado por primera vez. De entre las figuras danzantes que el fuego y la sombra generaban, parecía emerger Elegost.

Alay corría hacia él. Era la primera vez en este sueño que llegaba a él.

-Alayratiel...mi Dama...

-Vamos Ele, debemos salir de aquí.

-Alay.

Elegost no se movía. Su mirada, fija en la elfa. Elegost la aferraba de ambos hombros.

-Eres una cobarde, Alay.

-¿Que?

-Eres una cobarde,Alay-repetía.

-No, no...vine a salvarte.

-¿Salvarme?-Elegost se reía con sorna-¿De que?

-Del daño. Te llevaré a casa.

-Eres una cobarde, Alayratiel. Normal de un elfo que solo piense en huir. ¿Asi dejaste morir a Elrys?

-¡No, no había opción!

-Eres una hipocrita, además de cobarde.¿Que no lo ves? Muerte, dolor, pena...todo...-Elegost extendió los brazos-Todo esto...podrías haberlo parado. Pero eres una cobarde y una conformista. Dices ver la belleza en las cosas.Lo bueno en todo...pero no haces nada para protegerlo. Me da asco verte. Debería acabar con un ser tan repulsivo como tu ahora mismo

 

Alay sentía como el agarre del humano sobre sus hombros se trasladaba a su cuello, asfixiandola.

-Salvarme. No puedes salvar a nadie. Ni a nada. Ni siquiera puedes llamar a la Luz. No hay belleza en este mundo. Incluso tu cuerpo es una carcasa vacía...-Alay pateaba y forcejeaba.

Y cuando el mundo se  torno oscuro, despertó.Jadeante retrocedió sobre la enorme cama matrimonial hasta sentir el tacto de Lylia. Se aferró a la niña hasta calmarse, hasta que el corazón logró serenarse. Hasta que comprendió que estaba a salvo. Luego se incorporó.

 

Esa misma noche estaba preparando todo para partir al día siguiente. Ya había planificado previamente el viajar a ver a Elegost, antes de que Lylia regresara sin previo aviso junto a Fergus. 

Había debatido sus sueños con los demás sacerdotes. Ella creía que podían ser premoniciones o algun mensaje especial. ¡Había estudiado que muchos discipulos de la Luz recibieron visiones de sus seres queridos! Pero su superior a cargo, la Madre Aurelia, la había tratado practicamente como si estuviese diciendo una herejía.

-Luz, no.  Usted....señorita...lo que tiene es algo común. Quiere llamar la atención.Todos queremos ser los elegidos de la Luz. Pero no todos podemos. Solo son sus sueños jugandole una mala pasada. ¿De verdad cree que la Luz le "hablaría" a una mujer que ni siquiera puede llamar a la Luz para que acuda a ella? Ni pensarlo...

-Bueno, la Profetisa Mereldar tuvo...

-Ni una palabra más, elfa. Sé a donde va esto y salvo que quieras otra semana limpiando caballerizas, te conviene no terminarla. Ahora por favor, regresa a tus rezos.

 

Alay no podía tolerarlo. No podía tolerar el sentir que Ele estaba en peligro.Aun peor, un peligro proveniente quizás de él mismo o de una situación que lo quebraría. No podía tolerar quedarse de brazos cruzados tampoco. No volvería a limpiar otra caballeriza. Alay abrió una ventana y tomó una bocanada de aire fresco.

-Luz...-entrecerró los ojos-Yo sé que no soy la Aprendiz mas apta. Tengo miedo.En mi primer intento bajo presión no pude llamarte. Solo pude llorar. No puedo sentirte. No puedo pedirte tu ayuda...-suspiró y tragó saliva-Pero por favor, dame Fuerza para el camino que voy a emprender. Guíame en mi camino hacia la noche. Se que no debería marcharme de mis deberes como novicia...pero tampoco creo poder aprender sobre la Luz encerrada en un claustro cuando hay un mundo allá, un mundo que me podría necesitar. No es la manera en la quiero saber sobre la Luz. Los libros solo son utiles en la medida en que puedes aplicar lo que aprendes.

 

Alay observó los libros de reflexiones y rezos que le habían asignado.

 

Cuando los primeros rayos del sol habían despuntado, Alay preparó su mochila, su arco, su laúd y su espada. Dejo una nota en la mesa.

-¿Por que te vas, Alay?

Se giró para encontrarse con Lylia.

-Lylia...es que, verás...

Lylia negó, molesta.

-No me llevarías contigo ¿verdad?

Alay suspiró.

-No. Lo siento Lylia. No es lugar para ti. No aún.

-Siempre me dejais atrás. No es justo. Soy casi una adulta.

-Lylia, Ele y yo solo queremos que estés bien, queremos que tu seas

-¡ENTONCES QUEDAROS AQUÍ!

Alay retrocedió un paso ante el súbito arranque de emoción de la niña. No lloraba, pero la rabia le tensaba los musculos.

-No podemos, Lylia. Hay cosas que hacer. Tenemos que asegurar que haya un lugar para ti en el futuro-dijo la elfa abrazandola.

-No me importa el futuro...me importa el ahora.

-Lo sé. Pero prometo que volveremos. Y no estarás sola. Tendrás unas guardianas y a Fergus.Cuidalo a él también. Sé que te aprecia, en el fondo.

Lylia no respondió. Durante unos segundos solo abrazó a Alay.

-Eres mi mamá, Alay. No deberías dejarme...

Alay reprimió las lágrimas que amenazaban con aflorar.

-Pero...-y Lylia adquirió un  tono mas calmado o resignado-También eres su Dama y su Escudera. Y tienes que estar con él también. Sino él cometerá tonterías. Santiago lo hace hacer tonterías peligrosas. 

-Lylia...

De repente Lylia parecía mucho más madura. Alay podía notar los primeros rasgos de madurez naciendo dentro de la que consideraba aún su hija. Y de pronto se sintió muy muy grande. Y si Lylia no la hubiese apartado, probablemente Alay se habría quedado allí, sin soltar a Lylia.

-Anda, ya vete, ma-dijo tratando de parecer desinteresada- Cuando tu te vas me voy a dormir tarde y robo fruta de los árboles...así que no puedo esperar a que te vayas.

 

Alay sonrió. Se iba un poco mas en calma. Llegó a la Abadía donde dejó una rápida carta y se apresuró a unirse a una caravana camino a Ventormenta. Parte de su corazón se quedaba en esa acogedora casa cerca de la avenida principal. Otra parte de su corazón estaba ya en Costasur.

 

//Pequeño espacio para recopilar los avances y viajes de Alay ahora que va a Costasur. A ver que tal va.

 

Editado por Featherstorm
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