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SwordsMaster

[Trabalomas] Operación Broquel

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Operación Broquel
El viaje

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Las calles de la antigua e imponente ciudad de Stromgarde rebosaban de nieve en la fría tarde de primavera. Algún muñeco de nieve decoraba la parte frontal de algunas casas, en donde los niños (y algunos no tan niños) habían aprovechado la para nada común ocasión de tener nevadas en primavera.

Aunque la situación sin duda era sorprendente y digna de estudio, no era para ello que la caravana eclesiástica se reunía a las puertas de la ciudad. Los territorios fronterizos en las Laderas de Trabalomas, el pequeño fragmento de Lordaeron que el Imperio Humano aún ostentaba, se encontraban alterados ante una serie de macabros incidentes que se habían sucedido. La caravana de la Iglesia se reuniría con un reducido grupo de voluntarios que partirían a ofrecer consuelo, apoyo, seguridad y más importante, protección a todos los afectados en esas duras tierras. Y si la situación se daba, y el Cabo esperaba se diese, llegarían al fondo del asunto, darían con los agresores y los llevarían ante la justicia.

Junto a la caravana se unieron toda clase de personas. Por un lado se encontraba el joven norteño Kaileth, un mercenario con un ego desbocado pero cuyas intenciones parecían nobles, pues había decidido prestar su ayuda incluso ante la carencia de una auténtica paga material. Nadia, una ciudadana con poco más que su arco y las ganas de ayudar a quien el capellán en entrenamiento Elegost había convencido de unirse al grupo tras un par de horas charlando en las nevadas calles. El capellán, sin embargo, no se encontraba junto al grupo pues se retrasaría y había prometido alcanzarlos luego. También se encontraban los dos miembros de la mano de plata, Jared Miller y Audrey "Pecas", maestro y aprendiza que habían decidido acompañar al grupo para llevar justicia y paz a los habitantes fronterizos.

Con una señal del Iniciado Tom, que también acompañaba la caravana, esta se puso en marcha. La caravana, con el símbolo eclesiástico decorándola por todos lados, cargaba toda clase de suministros y a cinco novicias. Acompañando por los lados, el frente y la retaguardia de la misma iban el resto de voluntarios. A medio camino, Elegost alcanzó al fin a la caravana trotando, totalmente sudado tras semejante maratón.

El camino transcurrió sin incidentes, pues pocos eran los bandidos lo suficientemente valientes o estúpidos como para atacar una caravana de la Iglesia, y los ogros se encontraban demasiado ocupados dando guerra a las dispersas casas nobles muy al norte del camino imperial.
A los lados del camino se podía apreciar la belleza de Arathi en un estado que pocas veces se podía apreciar: Las laderas y las colinas, tanto las más cercas como las más lejanas, decoradas y recubiertas por una fina capa nevada que habría sido digna de uno de los días de comienzos de invierno, si no fuese porque obviamente se encontraban en plena primavera.
Y, finalmente, a lo lejos en el horizonte comenzó a alzarse la gigantesca y más imponente estructura que la humanidad hubiese alzado jamás desde los tiempos de Thoradin: La Muralla de Thoradin.

Allí fueron recibidos por los soldados de Stromgarde y Trabalomas aisgnados a la muralla, con una variopinta combinación de tabardos de Stromgarde y Lordaeron. Los documentos fueron presentados y el paso fue concedido. Sin embargo la noche ya había caído sobre sus cabezas durante el trayecto ante el lento movimiento de la caravana, y decidieron realizar su primera parada allí. Pronto varias tiendas de todos los colores y tamaños se habían alzado a los pies de la muralla para los eclesiásticos y voluntarios acompañando la caravana, y un par de hogueras habían sido encendidas por el cabo para mantener al grupo caliente, pues aunque ya estaban dejando la extraña influencia climática de Arathi atrás, aún se sentía un cierto frío remanente en el ambiente en la frontera.

El resto de la noche pasó calma y sin incidencias, con el grupo aprovechando el tiempo para comer, descansar y conocerse entre ellos, estudiar pesados tomos de historia y religión, cánticos de la iglesia, iluminar espadas con fuego para espectáculo de todos (aunque nadie prestase atención al pobre Tudesco excepto el cabo) y disfrutando frente a la hoguera una más o menos decente sopa de pollo realizada por Elegost.
La noche acabó con Kaileth alejándose del grupo por la noche debido a que se había hurgado demasiado en el tormentoso pasado del muchacho.
Y aunque algunos soldados juraron al otro día haber visto al grupo en forma de osos bípedos bailando alegres tonos, pronto se descubrió que, en realidad, estaban ebrios y tal locura nunca había ocurrido. La idea de osos bípedos era, sin dudas, ridícula.

 

 // Primer trayecto del viaje. Fue un rol corto solo para dar inicio.
Participantes y habilidades usadas:

@SwordsMaster como Santiago de Sveri - Atletismo, Supervivencia, Buscar
@Stannis the Mannis como Elegost Friederich Faler Faleri von Falveri - Atletismo, Supervivencia, Cocina
@Blues como Audrey "Pecas" - Atletismo, Religión, Historia humana, Común antiguo, Buscar
@ILUSDN como Kaileth el Tudesco - Atletismo, Encantar arma, Buscar, Hacer nuevos amigos (Más o menos. Creo)
@Curly como Nadia - Atletismo

 

Spoiler

Quizás los soldados no estaban ebrios
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Discurso de Luz............?


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La caravana de la Iglesia finalmente dio los últimos pasos adentrándose en Costasur.
Cruzando las murallas, la ciudad se veía bastante como cualquier otro día para quienes ya habían visitado el sitio alguna vez. El pregonero a lo lejos en la plaza de la ciudad daba largas charlas enumerando las últimas noticias, las cuales no eran precisamente esperanzadoras y denotaba el ambiente que llevaban viviendo allí por años.

El grupo comenzó a descargar la caravana. Lentamente fueron llevando todo fuera de las murallas, en donde montaron un improvisado campamento a los pies de la misma en dónde al menos podrían descansar sin recurrir a los elevados precios de una posada.

Durante la primera noche en aquel sitio todos se fueron a dormir pronto, pues el cansancio de montar el campamento había pasado factura. Santiago, sin embargo, se había quedado observando por horas un viejo mapa de Trabalomas, pensando y preocupándose más de lo necesario ante la creciente responsabilidad y el creciente número de voluntarios que no hacía si no más que estresarle. En cierto momento, Audrey se acercó, observando al mapa y a Santiago. Durante un largo rato debatieron las ideas de Santiago y, finalmente, una chispa de inspiración se encendió en los ojos de Santiago. Tenían el plan, llevarían suministros a las aldeas fronterizas a través del camino principal y todos necesitaban saberlo. La voz se correría. Varias horas más tarde, finalmente todos se encontraban descansando para el día siguiente.

 

Santiago le explicó a quienes pudo reunir del grupo lo que harían. Leonardo era nativo y conocía al pregonero, por lo que este le pediría que avisara a todo el pueblo dos cosas: Sobre la caravana que marcharía por el camino principal hacia las aldeas fronterizas, y sobre un discurso que uno de los miembros eclesiásticos del grupo tendría que dar al pueblo. Durante el resto del día Jared y Elegost se pasarían constantemente al muerto, ninguno principalmente inclinado por ser el orador, por lo que ese tema fue dejado de lado por un momento para centrarse en otros asuntos sobre el discurso.
Jared había sugerido conseguir bastante agua bendita para poder dar un sorbo a cada uno de los habitantes que asistieran al discurso, algo con lo que el Escudero contaba que se ganaría el corazón del pueblo y les daría esperanza.

El grupo se puso en camino a la posada, mientras que Santiago se dirigió a buscar a Elegost al campamento y asegurarse que el camino al río de Costasur estuviese despejado, donde esperaría al resto.
Quienes acompañaban al Escudero a buscar barriles vacíos no se complicaron demasiado con su búsqueda. Dos barriles vacíos los consiguieron del cobertizo de la casa de la familia de Leonardo de la Vega, miembro de los voluntarios. Mientras que otro barril lo compró Kaileth regateando al posadero, en donde consiguió un justo precio de 10 cobres. Con todo listo, se encaminaron al río.

Entre Jared, Kaileth e, increíblemente, Santiago (en donde Elegost no pudo) lograron llevar los barriles vacíos al hombro hasta el río. Allí los llenaron uno a uno con agua sin caer en una terrible verdad: No habían pensado en cómo llevarían los barriles de nuevo estando cargados de agua. Al comienzo trataron de alzarlos de nuevo sobre el hombro, pero todo fue un completo fracaso y Santiago acabó en el suelo quejándose de que se había hecho daño a la espalda de hacer fuerza, mientras Kaileth y Jared desistían en tratar de alzarlos. Por un lado Kaileth pensó en llevarlo rodando, algo que realmente habría funcionado... Pero Leonardo se negó a hacerlo de una manera tan "poco hombre". Se acercó a Kaileth, tomó su barril y como si fuese papel lo levantó sobre su hombro, para humillación y vergüenza del joven norteño.
Jared por su parte, se dio cuenta de que alzar un barril pesado con toda su armadura puesta no era lo más inteligente que una persona podía hacer. Se retiró las partes más pesadas de su armadura, incluida la enorme maza, objetos que encargó a Audrey llevar por él de nuevo hasta el campamento. Entonces Jared sí que logró alzar el barril, también como si fuera poco más que papel para incluso más humillación de Santiago y Kaileth, quienes no entendían de donde sacaban esa fuerza sobrehumana sus compañeros. Y pronto se les sumó a Jared y Leonardo el capellán del grupo; Elegost, quien con ayuda (innecesaria realmente) de Leonardo TAMBIÉN alzó el barril lleno de agua sobre su hombro como si fuese algo insignificante. Santiago siguió a los tres mientras se dirigían de nuevo al campamento, mientras que Kaileth y Audrey se quedaron atrás sin que el grupo se diese cuenta.... Pues Pecas era totalmente incapaz de levantar la pesada armadura y maza de Jared, y la muchacha rechazaba fervientemente la ayuda de Kaileth afirmando que era su prueba de tenacidad. Casi una hora más tarde Pecas finalmente alcanzó al resto, llegando casi muerta de cargar con todo sola.

El grupo se reunió en la plaza. Mientras estaban fuera, el iniciado Tom y las cinco novicias habían movido todo el campamento al interior de las murallas, ya que aparentemente estas últimas les atemorizaba acampar fuera de las murallas. Santiago ya se encargaría de montar su campamento fuera de las murallas como él quería, pero por ahora habían asuntos más importantes.

Con lo tres barriles de agua, dos fueron asignados a las novicias para que bendijesen el agua en su totalidad, mientras que el barril restante lo utilizó Jared aprovechando la ocasión para ayudar y enseñar a Pecas a bendecir el líquido. Con bastante esfuerzo e intentos fallidos y con la ayuda del escudero, al final del día el barril de Audrey al fin había sido bendito en su totalidad, y era algo que sin dudas había resultado extenuante tanto para aprendiz como para el maestro.

Mientras se realizaban los últimos preparativos llegó una nueva incorporación inesperada; Tom, un cartero imperial que Santiago reconoció por haber estado presente cuando vislumbraron el "Mal sin nombre" y al enorme pescado del lago en el sur.

Los minutos pasaron, y con todo listo solo faltaba decidir algo que habían dejado para el final. Quién daría el discurso. Elegost se negó rotundamente y, cuando quedó claro que no había otra forma, Jared accedió a ser el orador. Elegost le dio algunos consejos, Santiago le sugirió llevar su armadura para impresionar a la plebe y Jared, en general, trató de mostrarse tranquilo ante lo que se proponía. Con pesados pasos metálicos se dirigió a la plaza del pueblo, en donde Santiago momentos antes había alzado una plataforma de madera improvisada con los clavos que había proporcionado la Iglesia para que Jared pudiese subir y dar su discurso.

Las palabras fluyeron de la boca del escudero. Al comienzo su efecto era nulo, pues todos estaban hablando y discutiendo a los pies de la plataforma y alzar la voz por encima de tanta gente resultaba poco más que imposible. Pero con paciencia y perseverancia, Jared finalmente logró que sus palabras comenzaran a ser recibidas con silencio y atención. Sus palabras eran las típicas que se esperaba de un paladín, y aquellas personas ya lo habían oído todo antes. Con el paso de cada letra el discurso comenzó a tener cada vez menos impacto, y comenzaron a asomarse los primeros ciudadanos descontentos con el discurso del paladín, que cuestionaban con fuertes argumentos varios de los puntos que mencionaba el joven escudero, incluido un muy inoportuno "Si quieres ayudar, ¡danos armaduras y armas como la tuya!". Desde luego, los ciudadanos no entraron en razón respecto a lo caro que resultaba algo así. Jared intentó de varias maneras. Intentó bajarse de la plataforma, ponerse al nivel de los ciudadanos, contar como él había sido un granjero. En cierto punto, Santiago incluso trató de darle una pequeña ayuda y, sobre el final, Kaileth también se sumó con un discurso mucho más agresivo y nacionalista que lo que Jared había tratado. Pero nada de lo que hizo el grupo acabó teniendo efecto, y la mayoría acabó volviendo a sus quehaceres. Kaileth tuvo que ser alejado de la plaza, ya que ya estaba dedicándose a luchar verbalmente con los lugareños.

 

Al final del día, el grupo estuvo de acuerdo en una cosa: El discurso había sido un desastre. Pero, al menos, el rumor de que la caravana avanzaría por el camino principal se correría por Trabalomas.

Sobre la noche poco quedó que hacer que sentarse en la mesa a charlar. Audrey trató de servir a todos su sopa de caracoles, pero Santiago se negó rotundamente a comer semejante cosa. Tomó avena de entre los suministros y unas pocas especias para dar sabor a la comida y, con tan solo eso, increíblemente logró hacer magia en la cocina. Había creado las gachas supremas, y el grupo pudo tener una cena más que en condiciones y, además, saludable.
Elegost había comenzado a comer como un ermitaño apartado del grupo, pero Jared eventualmente fue a buscarle y lo incorporó a la mesa a cenar con los demás. Incluso si el día no había acabado bien con respecto al discurso, al menos sí había acabado bien para el grupo, que pudo tener una pacífica noche de descanso luego de un arduo día de trabajo. Solo quedaba preparar la caravana para moverse.

 

 // Me da pereza calcular la duración, dejémoslo en "varias horas". El discurso a la hora de la verdad, ha fracasado.

Participantes/Habilidades usadas:

Elegost Faler - Atletismo, Alquimia (Poción Antiflamatoria)
Audrey "Pecas" Lee - Atletismo, Purificar agua, Cocina
Kaileth "Tudesco" - Atletismo, Comercio
Jared Miller - Atletismo, Esencia sagrada
Santiago de Sveri - Atletismo, Cocina
Leonardo de la Vega - Atletismo
Tom - Sin habilidades usadas
Angela - Sin habilidades usadas

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Al otro día, Santiago tomó papel y tinta y comenzó a escribir una lista de tareas de cosas que iban a necesitar si querían sobrevivir, pues aunque la Iglesia había dado suministros para un tiempo lo cierto es que no eran suministros eternos, y se esperaba de ellos que fuesen para las gentes en necesidad de aquella región, no por el grupo.
Así, pronto aparecieron colgados en las entradas de las tiendas varios papeles recordando a los voluntarios que la comida no duraría para siempre.


 

Como bien sabréis, los suministros solo duran por tiempos limitados.
Por esto, será bienvenido cualquier que obtenga algo de lo siguiente:


Comida y agua: Alimento y bebida es lo más básico para sobrevivir. Ya sea cazando, comerciando (En Costasur o en otros sitios), saqueando bandidos, ayudando granjeros para que os recompense con lechugas y tomates o haciendo favores al posadero para que os de cerveza. Cualquier modo que se os ocurra de traer alimentos y bebida para el grupo, sabed que la Luz os lo agradece. Pero a quien se le ocurra tratar de sustituir el suministro de agua con un suministro constante de cerveza, juro que lo cuelgo desde la muralla de Costasur.


Materiales de construcción: Tal y como suena. Desde piedra hasta madera y pasando por clavos y tornillos. Tenemos por delante la tarea de hacer de esta región un sitio seguro, y no es algo que se logre únicamente a base de buenas intenciones y de matar bandidos y renegados. Necesitamos estos materiales si queremos siquiera pensarnos en hacer los caminos más seguros y formar un campamento en condiciones sin recurrir a la generosidad de Costasur de dejarnos acampar dentro de sus murallas. (Os cuento un secreto: Su generosidad dudosamente sea eterna. En especial luego del discurso del escudero).

Dinero: Seamos realistas. No tenemos dinero. Ahora mismo, el dinero de este sitio se resume al sueldo de un cabo, un escudero y un capellán. El dinero sirve para todo, el dinero es la fuente de la vida en cualquier sitio; aquí y en la isla más recóndita del Imperio. Con el dinero se puede comprar comida y agua cuando nuestros esfuerzos por conseguir ambas cosas fallen. Con dinero se compran materiales de construcción cuando no hay ningún sitio de donde seguir rapiñando. Y más importante, con el dinero se consigue que cualquier persona esté dispuesta a ayudar, y carecemos de verdaderos constructores. Por lo que cualquier modo que se os ocurra (Por favor, LEGAL o juro que os mato) de conseguir dinero bienvenido sea. Tenemos un mercenario en el grupo, si alguien quiere saber cómo hacer dinero sin ser nada en la vida más que golpear cosas, él es el hombre al que preguntar. Si queréis buscar dinero de otras maneras (Es preferible), estoy seguro de que en muchos sitios podrán dar uso los habitantes de Trabalomas a todo tipo de habilidades.

Un campamento en condiciones: Si en algún momento rebosamos de materiales y estos sobran, sería muy bienvenido poder mudarnos fuera de las murallas de Costasur y poder alzar un puesto de control y mando más permanente en el bosque, pero por el amor a la Luz, si se os ocurre hacerlo, hacedlo lejos de los renegados. Aprended del pasado del norte. Un campamento en una zona segura evitará muchas muertes, incluso si no es tan épico como en las novelas con las que muchos hemos crecido.

Gente: Finalmente, si conseguimos un campamento fuera de las murallas que podamos expandir libremente, necesitaremos gente. Gente de armas sobra en el mundo, gente de otros tipos es lo que necesitaremos. Constructores y, si la situación lo requiriese, gente capaz de cultivar (¿De verdad creéis que se puede alimentar un campamento a base de rapiñar comida?)

 

 


 // Adicionalmente, adjunto otra clase de misiones. Estas misiones a diferencia de las anteriores NO son locales o relacionadas con el grupo en sí, si no a la situación de toda Laderas de Trabalomas. Estas son las misiones que se podrán realizar para cambiar el panorama siempre que no nos estemos muriendo de hambre. Estas misiones no están especificadas en ningún sitio on rol, sencillamente se tratan de misiones relacionadas con la situación actual de la región, las cuales ya he consultado con Malcador al respecto.
Así pues, aquí tenéis:

 

La unidad hace a la fuerza: Sería de una ayuda inestimable el contar con el apoyo de los principales pueblos de Trabalomas; con especial énfasis en Costasur, aunque la ayuda de cualquier otra aldea debería aportar su grano de arena. Esta es una misión diplomática, y por lo tanto requiere de una gran carisma y capacidad de convencer, o sencillamente de encontrar cualquier modo de probar que se puede ser de ayuda y que el grupo es digno de confianza en la tarea que se propone, pues ningún líder que se precie desperdiciaría recursos de ningún tipo en un grupo que no parezca tener futuro o que solo vengan a dar problemas.
Esta misión es repetible.
La cantidad de apoyo que los pueblos pueden ofrecer se ve reducido por el fuerte bandidaje asentado en Trabalomas.
La dificultad de esta misión puede variar entre 2/6 hasta 5/6 dependiendo de la importancia del pueblo.
La dificultad de esta misión se ve incrementada actualmente por la nula popularidad del grupo en Trabalomas.
En el caso de Costasur se solicitará el rol a un Maestre, no puede ser llevado por un jugador.

Caminos seguros: La cantidad de patrullas que se necesitan enviar por los caminos y su vigilancia sería mucho más eficiente con algunos puestos de control mínimamente fortificados en los caminos, así como la restauración de viejas estructuras abandonadas hace mucho como torres, donde colocando solo un par de tiradores la vigilancia de los caminos podría aumentar enormemente debido a la posición defensiva y la buena visión que ofrecen. 
Esta misión es repetible, ya que los caminos son extensos y hay mucho espacio para alzar puestos de control así como muchas estructuras restaurables.
Alzar puestos de control cuenta con una dificultad de 4/6. Restaurar viejas estructuras cuenta con una dificultad de 6/6.
La dificultad de esta misión se ve incrementada actualmente por la carencia de meteriales, mano de obra y de apoyo económico y militar de los principales pueblos de Trabalomas.

Pioneros fronterizos: La Iglesia ha proporcionado una caravana llena de suministros para repartir entre los pueblos afectados terriblemente en la frontera. Esta caravana ha llegado sana y salva a Costasur, pero ese es solo el primer paso. Ahora alguien debe de repartir parte de estos suministros a las aldeas más afectadas por los renegados para aliviar sus penas y mostrar que la Iglesia y la Luz se preocupa por todos sus hijos.
Esta misión puede ser repetida hasta tres veces con la cantidad de suministros actuales.
La dificultad actual de esta misión es de 4/6.
La dificultad de la misión se ve incrementada actualmente por la falta de caminos seguros.

¿Renegados? No, bandidos: Aunque no tiene que ver directamente con la amenaza renegada, lo cierto es que hay otra amenaza por la que sufren los habitantes de Trabalomas proveniente de Durnholde: Bandidos. Estos saqueadores están muy bien asentandos en el este de Trabalomas y se han vuelto increíblemente agresivos y bravos, dificultando enormemente que circule el comercio entre las aldeas de Trabalomas, algo que es primordial para toda civilización y que en general debilita a toda la región frente a los renegados, y es probable que es lo que les haya permitido en un primer lugar a los renegados el actuar de manera más agresiva con impunidad. Debilitar a los bandidos sería inestimable para Trabalomas en general y aunque la situación actual hace casi imposible el echarles de Durnholde, siempre se les puede hacer retroceder hasta su fortaleza y reducir su área de influencia atacando sus campamentos y frustrando sus constantes ataques a comerciantes y mercaderes en los caminos.
Esta misión puede ser repetida varias veces para mejorar la situación en general de las aldeas.
La dificultad actual de esta misión es de 4/6.
La dificultad de la misión se ve incrementada actualmente por la falta de caminos seguros.

Jack el Media-Flota: Antes conocido como "Jack el Lampiño", este joven solía dirigir una flota pirata entera que se dedicaba a hostigar el comercio tanto de los enanos como de los humanos con el sur del continente. Hace más de un año la mitad de su flota fue bombardeada y se le perdió la pista.
En la actualidad han vuelto al fin con su flota reconstruida, y Jack con una pata de palo y un garfio por las mutilaciones que le dejó el bombardeo. Han comenzado de nuevo su oleada de saqueos con incluso más agresividad y furia que antes, y los rumores dicen que Jack busca fervientemente su venganza contra "El dúo de piratas de agua dulce". Encontrar el modo de sacar del mapa de una vez por todas a la flota pirata de Jack podría mejorar ligeramente la situación de Trabalomas en general, y mejorar enormemente la situación de todas las zonas costeras. Reunir la ayuda de los enanos para esta tarea podría ser algo casi primordial, aunque su tozudez y el que los humanos ya hubiesen fallado una vez no ayudan a que se muestren confiados en asistir a nadie.
La dificultad actual de esta misión es de 6/6
La dificultad de esta misión puede ser reducida hasta el 5/6 si se logra recabar la ayuda de los enanos de Dun Garok.
En esta misión se recomienda encarecidamente consultar con un maestre antes de realizarla, para aclarar como se piensa encarar el asunto. Es una misión de una magnitud mayor, por lo que es preferible que un maestre esté al tanto de cómo se lleva así como de la resolución final de la misma, para poder validar los hechos y asegurase de que la dificultad ha estado a la altura.

 

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Tras hablar por la noche con Kaileth otra nueva nota apareció por el campamento con la misma caligrafía que las anteriores, indicando que claramente habían sido escritas por Santiago.

 

Lumínicos y voluntarios

Se hace saber de que el Tudesco (Kaileth) está organizando un pequeño grupo para poder recolectar alga estranguladora, la cual puede ser usada para venderla a precios reducidos a los habitantes en pos de obtener algunas monedas con las que hacerse con suministros, y a la vez comenzar a ganar la confianza de los nativos.

Le he puesto a él a cargo de esta tarea. Yo le asistiré, pero quien quiera ayudar en la recolección tendrá que reportarse ante el no tan amado y cuestionablemente grandioso Tudesco, no a mí, pues es quien se encargará de organizarlo.

Vuestro amado e incuestionable grandioso Cabo Santiago de Sveri

Obviamente no iba a faltar oportunidad de atacar el ego del mercenario.

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Adiestramiento Montaraz de grado PrincipianteNivel 1
Pupilo 02: 
Audrey Lee

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El sol había asomado hacía ya un par de horas, comenzando su rutina de iluminación sobre los reinos del este.
Varias cajas se apilaban a un lado resguardadas bajo un par de lonas sujetadas con palos, pero su cantidad era notablemente menos que el primer día. La comida se estaba agotando. Era una situación delicada, que requería ser manejada con tacto sin atemorizar a los voluntarios en el campamento.

Así que Santiago decidió gritarle a Elegost que se estaba agotando la comida.

Y como eso no funcionó, Santiago se encaminó al puesto de vigilancia montaraz de Elegost junto a Pecas. Y entonces, bloqueándole la vista al mar, se lo volvió a repetir. Quedaba poca comida.
Por supuesto, Elegost ante esa situación poco pudo hacer ya para ignorar a Santiago. Con pesadez se dirigió a su rincón de pieles al que llamaba "tienda", y se cambió colocándose ropa adecuada para el bosque junto con su arco Artamir. Elegost entonces decidió que saldrían de caza para traer algo por el momento, y que de paso llevarían a Audrey al bosque para enseñarle a hacerlo. Santiago decidió prestar su arco a la muchacha para la ocasión, pues él podría arreglárselas para obtener algo de comida por otros métodos y era una buena ocasión para que Elegost le diese un par de lecciones de arquería.

Lentamente se dirigieron a la salida de la ciudad, en donde tomaron el camino que salía de Costasur y poco más adelante, se adentraron al bosque por la derecha del camino. Antes de avanzar más, Elegost hizo que Santiago y Audrey se revolcaran un poco por tierra y césped para quitarse el olor a civilización. Los dos primeros lo hicieron con bastante naturalidad, claramente habiéndolo hecho varias veces antes. La muchacha, por otro lado, apenas logró hacer un trabajo decente, y ahora se encontraba sucia por algo que solo le había salido medio bien.

Cuando el montaraz del norte dio la señal, el grupo siguió avanzando. Por un buen tramo Elegost y Santiago lideraron la marcha, buscando rastros. Al comienzo rastros fríos, pero finalmente dieron con algo. Sin embargo, dejaron lugar a Pecas para ver si podría darse cuenta por ella misma. Dubitativa y sin saber exactamente qué buscaba, la muchacha acabó encontrando las marcas en el árbol de las astas de un ciervo. Con algo más de esfuerzo, Pecas pudo incluso ver algunas ramas rotas y más marcas en un árbol más lejos hacia el norte. Habiendo encontrado Elegost heces del animal ya frías (pero no endurecidas aún) y estando tan temprano en la mañana, hizo la suposición de que el animal habría pasado allí la noche, lo cual parecía tener cierto sentido.

El grupo siguió avanzando al norte hasta las marcas que la chica había logrado avistar. Allí se dividieron, buscando cada uno rastros en distintos sitios de la zona. Aunque Audrey intentó duramente, lo cierto es que más allá de las marcas en el árbol que pudo ver desde lejos fue incapaz de encontrar la continuación del rastro del animal, si había alguno. Elegost sin embargo tuvo más suerte, y en un terreno algo más elevado que el que se encontraba Pecas logró encontrar más heces, pero esta vez aún ligeramente tibias, y logró retomar el rastro hacia el este. Los tres cazadores avanzaron otro buen tramo, antes de que Elegost se detuviese para avisar de que se adelantaría.

Quedando Santiago y Pecas atrás, el joven montaraz arcano lo consideró una buena oportunidad para enseñarle un par de trucos a la joven. Al comienzo se limitaron a recoger algunas ramas del sitio, pero luego Santiago se hizo cargo de esa tarea para dejar a Pecas buscar algún arbusto con bayas cercano. Como la muchacha no sabía identificar qué bayas eran malas, decidieron que si encontraba llamaría a Santiago para que lo hiciera. Así, mientras Santiago recogía ramas y conseguía fibra para improvisar algo similar a una cuerda, Pecas se dedicó a buscar arbustos con bayas. Y en un comienzo, lo logró. Detrás de dos arbustos y bien escondido encontró un tercer arbusto lleno de unas bayas bastante gordas y apetitosas, que llamaban a la hambrienta novicia a comer. Sin embargo, ésta acabó tomando la decisión más sabia y llamó a Santiago para que pudiera decirle si eran comestibles. Tras inspeccionarlas un momento, el cabo tuvo que informarle para desgracia de la muchacha hambrienta que eran, de hecho, una clase de bayas que causaban estreñimiento... Quedando descartadas del menú.
Sin embargo eso no fue obstáculo para la joven terca, que continuó su búsqueda de bayas. Tras otro largo rato, volvió a llamar a Santiago esta vez rebosante de felicidad y alegría. Lo tomó y jaló de su mano llevándole a la fuente de su felicidad: No uno, no dos, si no tres arbustos de bayas uno al lado del otro había encontrado. Y para mayor fortuna, Santiago pudo afirmar que se trataban de bayas totalmente comestibles. Sin dudarlo mucho comenzaron a llenar sus bolsas y mochilas con bayas, y aprovecharon a saciar su apetito hasta que a los pobres arbustos poco más que hojas y ramas les quedó.

Volviendo a la trampa, Santiago le explicó a Audrey su funcionamiento en detalle, y le mostró paso a paso como montarla. Se trataba de algo diminuto para encerrar liebres, conejos, ardillas o incluso ratas; cualquier alimaña del tamaño adecuado. No era una trampa capaz de matar en sí misma, pero podía encerrar algo dentro que se pudiese comer y eso era lo más importante. Sin embargo, Santiago deshizo la trampa cuando acabó de explicarle para incredulidad de la muchacha. A fin de cuentas, no se quedarían allí el tiempo necesario para atrapar algo, tampoco volverían tan adentrados al bosque... Y dejar la trampa puesta solo sería condenar a alguna alimaña del bosque a morir encerrada por ningún motivo particular.

Finalmente, como Elegost no volvía de su caza, Santiago decidió explicarle a la joven como volver a Costasur, y aunque con algo de ayuda dejó que esta se diese cuenta por sí misma que, en realidad, volver a la ciudad era bastante simple en donde se encontraban. Se habían alejado hacia el norte por el camino de Costasur, y luego habían avanzado por la derecha del camino hacia el bosque; o sea, se adentraron al este del mismo. Además sabían que Costasur era una ciudad costera, y que la costa se encontraba al sur. Lo que finalmente dejaba dos opciones: por un lado podían avanzar por el bosque en dirección sur hasta alcanzar la costa, y luego avanzar hacia el oeste por la costa hasta alcanzar la ciudad. O, como también sabían que no habían cruzado el camino principal que dividía norte y sur de Trabalomas, y que por ende se encontraban en la zona sur, podían dirigirse al oeste hasta dar con el camino principal de Costasur, y luego avanzar al sur por el mismo hasta dar con la ciudad. Pecas decidió, sabiamente, que la opción más segura era alcanzar primero el camino, y tras explicarle a pecas como obtener la dirección del este durante el día, y con este el norte y el sur, se pusieron rumbo al oeste.

Ambos dieron con el camino, y comenzaron su marcha al sur para volver a la ciudad, con las bolsas y mochilas cargadas de bayas. No era mucho, pero al menos sería un suplemento a lo que sea que Elegost acabase trayendo de su caza... Si traía algo.

 

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Mientras tanto...

 

El montaraz del norte continuó avanzando al este, alejándose más y más de donde se había separado de Santiago y Audrey.

No tardó en oírlo. Aunque el sonido se encontraba increíblemente lejos y era bastante difícil de oír, el experimentado oído de Elegost logró captarlo, y con su conocimiento sobre fauna descifró el sonido. Había localizado a su ciervo, pues eran sonidos de apareamiento.
Raudo y veloz comenzó a avanzar en dirección al sonido, hasta que un largo tramo más adelante logró dar con su presa. Con una increíble demostración de habilidad (Que desafortunadamente nadie más que los árboles verían ese día), Elegost logró avanzar y esconderse cerca de los ciervos, hasta estar escondido a apenas un par de metros sin ser detectado, más de lo que varios cazadores podrían jactarse jamás.
El montaraz esperó pacientemente. El animal se encontraba procreando, y la vida era algo que sin duda apreciaba, por lo que dejó que el animal acabara.
Y cuando al fin estuvo a solas con su presa de nuevo, cargo una flecha. Por desgracia no se había tratado del mejor disparo del montaraz, que apenas rozó al animal lo suficiente para generarle un pequeño tajo a un lado. El animal, naturalmente, se dio a la huida con una velocidad increíble. Sin embargo Elegost había logrado acercarse bastante al animal antes, por lo que este no llegó a alejarse demasiado antes de que otra flecha volase hasta él, esta vez enterrándose en el muslo y dificultándole el seguir corriendo. Sin embargo ese era su instinto, y rápidamente el animal continuó su huida del cazador, que ni lento ni perezoso comenzó a correr detrás del animal.

La carrera era algo muy reñido entre Elegost. A pesar de tratarse de un animal herido, un ciervo incluso en ese estado era bastante veloz, y si el montaraz no hubiese estado en tan buen estado físico el animal seguramente habría logrado escaparse a los pocos segundos de persecución. Pero no fue el caso, y el entrenado cazador mantuvo la marcha corriendo detrás una distancia digna de maratón, e incluso logrando recortar una pequeña distancia de tramo en tramo, que aprovechaba para detenerse y disparar antes de seguir corriendo para no perderle de vista. Una flecha más fue todo lo que el montaraz logró dar al ciervo, que se resistía rotundamente a morir.
Llegado a un punto, Elegost decidió que no valía la pena seguir corriendo, y se detuvo a retomar el aliento. Y durante varios minutos, eso fue todo lo que hizo: Retomar el aliento. En frente suyo se escurría un rastro de sangre que el animal herido por varias flechas había dejado. Comenzó a seguir el evidente rastro de sangre a un paso lento, andando por el bosque. La caminata fue algo larga, pero acabó dando con el animal muerto a la distancia por las heridas y la pérdida de sangre. La hembra que el ciervo había preñado hace apenas un rato se encontraba allí, pero Elegost decidió simplemente espantarla, pues ante todo era un cazador con principios.

Finalmente alcanzando su presa, el montaraz se desplomó sobre el suelo y apoyó la espalda sobre el animal ensangrentado. Cerró los ojos un momento cansado... Y antes de que pudiese darse cuenta, había quedado dormido en medio del bosque usando un animal muerto como almohada.

 

 

//
Rol de una noche (Aunque on-rol era de mañana temprano)
Master: @SwordsMaster

Participantes y habilidades usadas:

@Blues como Audrey "Pecas" Lee: Supervivencia - Buscar - Rastrear - Trampas - Fauna
@SwordsMaster como Santiago de Sveri: Supervivencia - Trampas - Sanación/Hierbas - Fauna
@Stannis the Mannis como Elegost Friederich Faler Faleri von Falveri: Atletismo - Arco Largo - Supervivencia - Rastrear - Buscar - Fauna - Sigilo

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El Montaraz contra el bosque


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El montaraz se despertó finalmente. El agotamiento había sido intenso, y solo cuando despertó, hambriento y desorientado, entendió que había estado horas allí y que había comenzado a anochecer.

Viendo que le esperaría una noche dura se puso inmediatamente manos a la obra. Escaló el árbol más cercano, estando a nada de caerse cuando una rama se rompió bajo sus pies. Ya un par de metros más arriba Elegost tomó su cuchillo y comenzó a debilitar la base de las ramas, para posteriormente aplicar fuerza y hacerlas caer. Luego de un par se tornó ambicioso, tratando de ascender más en el árbol. Aquella fue su perdición, pues una mala pisada y la rama bajo sus pies se rompió, luego la otra y finalmente en la que se aferraba con las manos.
Para cuando llegó al suelo había caído sobre su propia pila de ramas, rompiéndolas todas en el proceso y dejándolas en un estado inútil para montar ninguna clase de tienda. Sin embargo al menos pudo usar la madera del pino para encenderse una hoguera juntando algo de yesca de los alrededores.
Seguido a eso comenzó a abrir y vaciar el ciervo que había cazado ese mismo día. Metía hacha, sacaba tripa, metía hacha, sacaba tripa. Todo lo que no servía lo apartó, y con lo que servía tomó una parte, armó unas brochetas y comenzó a calentar la carne sobre la hoguera. Un buen rato después, al fin se encontraba comiendo para reponer algo de energías, pues había dormido todo el día y se había saltado todas las comidas.

La noche ya había caído, y un viento bastante fuerte comenzaba a alzarse con la llegada de nubes que cubrían parte de las estrellas del cielo nocturno. El montaraz, viendo que con ese viento y la mala calidad de los recursos de la zona no podría montar una tienda en condiciones, decidió recurrir a otra forma alternativa aprovechando que el ciervo se encontraba ya vacío, pero habiéndole dejado las costillas. Buscó por los alrededores durante un corto tiempo usando el hacha imbuida en Luz sagrada para poder guiarse en la oscuridad. Cuando regresó a donde su animal muerto y su hoguera lo hizo junto a varias ramas de pino robustas y resistentes.
Con destreza y sin amedrentarse comenzó a usar las ramas para estirar el interior del ciervo, con sumo cuidado de no romper ni las ramas ni la piel. Tras unos minutos lo había logrado, y ese sería su saco de dormir aquella noche. Antes de ello, sin embargo, se retiró hasta su hoguera y se sentó frente a esta, agotado.

Las llamas danzaban fieramente impulsadas por la fuerza del viento. Su baile era casi hipnótico, y pronto estas dejaron inmerso al agotado montaraz en su baile y sus pensamientos, ajeno a la realidad que le rodeaba. Y maldita la hora que se había tomado un descanso, pues pudo sentir algo penetrándolo por encima de la bota, en la pierna. Un mosquito, fue su primer pensamiento, antes de comenzar a sentir el terrible ardor y darse cuenta de una verdad más terrible, mientras algo se escurría por entre la espesura. Cuando alzó la tela del pantalón se encontró con una escena totalmente desalentadora: la marca de dos colmillos. Sin perder ni un segundo tomó su cuchillo y se realizó un corte por encima de la altura del mordisco, tratando de retrasar que el veneno llegase al corazón, pero quien sabe si no era tarde ya. Mientras rebuscaba por vendas y hierbas medicinales en su mochila las posibilidades cruzaron la mente del capellán. ¿Serpientes letales? Sabía de una por esta zona, pero sus síntomas no encajaban del todo con su veneno. Eso dejó como posibilidad varios tipos de serpientes no letales, pero todas podrían acarrear consecuencias nada agradables.
Habiendo dado con vendas y hierbas se puso presto manos a la obra. Lo primero fue vendar el corte que se había realizado, mientras mascaba las hierbas que se aplicaría. Seguido a eso se retiró las hojas y plantas de la boca y las aplicó sobre el mordisco, vendando por encima de este para que las hierbas mascadas se quedaran allí. No había hecho demasiado para aliviar su dolor.

El rato pasó, con el insoportable ardor en la pierna. El viento era ya bastante fuerte y las nubes cubrían el cielo nocturno completamente, mientras un sudor frío comenzaba a recorrer el rostro del montaraz. Había pasado el día, pero nadie había venido a por él. ¿Quizás a nadie le preocupara? No... Él tenía fe. Tendría fe hasta el último momento de que irían a por él.
Se movió con dolor y a duras penas hasta su improvisado y no muy agradable interior de ciervo para refugiarse del viento, pero si una cosa estaba clara es que poco sueño podría reconciliar.

Las horas pasaban. Insoportables, extrañas y ajenas. El mareo era constante e iba a peor con cada minuto que pasaba. ¿O quizás eran horas? A veces su consciencia amenazaba con desvanecerse, o quizás lo hacía pero tan poco cambiaba en el interior de aquel ciervo que le era imposible darse cuenta. Podía sentir la fiebre que tenía y el sudor frío recorriendo todo su cuerpo. Horas luego llegaron los delirios. Una voz, una canción, una canción y una voz. ¿Un viejo amigo? Viejos amigos, gente viva, gente muerta. Más fiebre, más mareo. La noche se había vuelto un desfile insoportable de fiebre y locura.

Y entonces, nada. Solo él, la fiebre y su sudor frío una vez más. Pasó un rato. El viento se oía algo menos feroz que lo que lo era anoche. Cuando asomó la mirada fuera del ciervo pudo ver un cielo matutino totalmente nublado, con nubes grises. Salió lentamente del animal, deshecho y agotado. Nadie había venido. A nadie le importaba. No era importante. Nadie había movido un dedo por él en más de 24 horas. Todo cuanto pudo atinar a hacer cuando vio que algún animal nocturno había aprovechado mientras deliraba para hacerse un festín con la carne del venado, fue tomar un par de hojas de su mochila, volver a encender la hoguera y con algo de agua realizar un té. Sabía a poca cosa. Tampoco había hecho mucho para aliviarlo. La pierna le ardía, le ardía tanto.

El montaraz comenzó a juntar sus cosas y se colgó su mochila a espaldas. Comenzó a avanzar sin revisar la dirección o saber a donde. Unos arbustos sonaron detrás suyo, algo había a sus espaldas, pero el montaraz solo siguió avanzando, hasta que alguien se paró en frente suyo y le posó la mano en le frente...

 

 

Santiago acabó de realizar una infusión para Elegost, que con cuidado ayudó a beber pues no estaba en ninguna condición de hacer nada. Seguido a eso, le rodeó con el brazo y le ayudó a ponerse de pie y lo guió de nuevo hasta los pies de la ciudad de Costasur.

El mundo solo había movido un dedo por él, y solo al último momento.

 

 // Rol final de Elegost, que habría ocurrido desde el inicio del viaje de Santiago, Kaileth, Pecas y Jared (El cual aún debe ser posteado) a una aldea fronteriza hasta la mañana del día siguiente.

@Stannis the Mannis como Elegost Faler: Supervivencia - Sanación/Hierbas - Buscar - Advertir/Notar - Fauna - Escalar - Crear Luz
@SwordsMaster como Santiago de Sveri sobre el final: Rastrear - Sanación/Hierbas

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Suministros por aquí, suministros por allá.

Santiago y Jared estaban reunidos en el improvisado campamento en el interior de Costasur. Hablaban sobre defensas, ataques, estrategias... lo que normalmente era el tema central tanto del Cabo como del Escudero. Finalmente se pusieron manos a la obra y comenzaron a mover la carreta de suministros a la aldea más próxima a Costasur, a a unas pocas horas de camino usando el camino Imperial. Pero el Cabo no usaría ese paso, usaría uno más escondido más alejado de las vistas y de posibles ataques. Pues de momento las fuerzas para proteger dicho cargamento eran escasas.

Finalmente el grupo formado por el mercenario Kaileth, el Cabo Santiago, la Novicia Audrey y el Escudero Jared, se equiparon y pertrecharon adecuadamente para salir con la carreta de suministros. Prontamente alcanzaron el camino secundario que Santiago le hizo saber a Jared, era un camino casi olvidado, comido por la maleza, además del estado irregular y los innumerable baches que había provocó que la burra, llamada Roberta, intentase ir por dicho sendero, aunque Santiago hábilmente consiguió mantener bien a raya al animal en todo momento.

Poco después el grupo tuvo que detenerse para descansar, beber algo de agua, para poder así proseguir con la marcha, aunque, Kaileth advirtió algo en la maleza, Santiago sin pensarlo de demasiado disparó hacia donde provenía dicho ruido. Quizá fue suerte o quizá sea cierta la habilidad magistral con el arco de los Montaraces, pero Santiago acertó un disparo a un conejo justo en el aire. Tras una breve charla y con el nuevo trofeo el grupo se dispuso a partir nuevamente hacia su destino. Pero fue entonces cuando una figura a lo lejos, se acercaba hacia el grupo. Una vez que estaba más cerca, se trata de un hombre, con bastantes inviernos a sus espaldas, de ropas sencillas y sucias, con una espesa barba gris en su rostro y una espada que le colgaba del cinto, se presentó a los demás como el "Mercader Mike". Era un hombre un tanto peculiar y sospechoso, pero aún así el grupo aceptó que marchara con ellos hacia la aldea vecina, pues compartían el mismo destino.

Tras unas charlas y más largas presentaciones, el grupo se topó con su primer obstáculo, un enorme árbol interponía la llegada a la aldea, el Mercader Mike, aseguraba que esto se debía a unas tormentas y que él conocía un camino, pero que tendrían que dar un rodeo e internarse en el bosque. A Santiago no le gustaba la idea y no solo porque no confiara en Mike, si no, que además nunca ocurrían cosas buenas. Rechazaron dicha propuesta, pero como no había más alternativa. Kaileth se ofreció para acompañar a Mike, poco después tanto Mike como Kaileth, se perdieron por el bosque, mientras que Santiago, Audrey y Jared se quedaron con el carro. 

El joven mercenario cada vez, sospechaba más de Mike, además de que también se sentía observado, sin pensarlo mucho desenfundó su pistola de chispa y apuntó a Mike, el cual se descubrió a si mismo como cabecilla de un grupo de maleantes y tras decirlo unos tres más salieron de la maleza directos a Kaileth, el joven no lo dudó y disparó a uno de sus emboscadores, el disparo erró por escaso metros y el combate parecía inevitable. Pero gracias al enorme estruendo, el grupo de Santiago pudo oírlo. Mientras que Jared se quedó vigilando la carreta, Audrey y Santiago fueron en busca de Kaileth, allí encontraron al muchacho combatiendo y defendiéndose como podía de sus agresores. La escaramuza se decantó rápidamente a favor del grupo, aún así escaparon un par de bandidos, entre ellos Mike. Mientras que Santiago y Kaileth tenían una discusión moral sobre asesinar a bandidos.

Aún así no todo lo que dijo Mike era mentira, pues si que había un camino para rodear dicho árbol y es el que el grupo usó para finalmente llegar a la aldea. La cual mantenía un estado precario, con apenas defensas, se notaba que la vida era difícil por esta modesta y humilde aldea. Más tarde conocieron al anciano que "dirige" la aldea, planearon como repartir todos los suministros y tras un pequeño desorden y caos, todo el mundo pudo recibir su justa parte o eso es lo que el grupo pensaba. La gente de la aldea no tenía palabras suficientes para agradecer esta pequeña ayuda. Además de eso, el grupo acordó ayudar a quitar ese árbol caído para así mejorar las comunicaciones de la aldea y a posteriori, asegurar todo el paso.

Allí estaban todos los trabajadores reunidos, esperando que Santiago les dijese cómo proceder para cortar el árbol. Fue en ese entonces cuando el Montaraz escuchó un leve siseo y él conocía de sobra ese siseo, por ello se agachó automáticamente, rozándole una flecha la cabeza e impactando en el árbol. Habían caído en una emboscada o más bien una trampa, la cual había orquestado Mike.

Unos cuantos mozos cayeron muertos debido a la lluvia de flechas, mientras que el grupo, gracias al carro de los suministros vacíos pudo protegerse, finalmente llegaron a una cobertura y la lluvia de flechas cesó. El grupo fue rápidamente hasta la aldea, allí presenciaron un horror, pues los maleantes estaban provocando el caos y la discordia por toda el lugar. Santiago y Audrey se vinieron un poco abajo, pero Jared rápidamente pudo alentar a ambos y se pusieron a trabajar. Mientras Audrey y Jared distraían al grosor de maleantes, Santiago se infiltraría para darle fin a Mike.

No todo salió como se había planeado, se había complicado un poco más, pues resultaron ser más de los avistados poniendo en serios aprietos tanto a Audrey como a Jared. Por otro lado, Santiago tuvo que hacer gala de sus mejores habilidades de sigilo y atletismo para poder llegar a Mike y acabar con él.

Los trabajadores que habían sobrevivido a la emboscada en el árbol llegaron con refuerzos y así poco a poco la situación fue controlándose, hasta que los bandidos y maleantes restantes se rindieron. 

Los aldeanos volvieron a agradecer al grupo, por haberlos salvado de esos crueles desalmados. Todos salieron notablemente afectados emocionalmente, pues había sido un gran momento de estrés y nervios a flor de pie, pero esto sólo sería el comienzo de lo que les espera por Trabalomas.

 

//

Master @Kario Duración: 7-8h aproximadas.

Participantes - habilidades.

@SwordsMaster como Santiago -> Atletismo, Advertir/notar, Fauna, Cabalgar, Reflejos, Evocación Básica, Arco, Espada, Sigilo, Defensa, Callejeo, Rastrear

@ILUSDN como Kaileth -> Atletismo, Advertir/notar, Reflejos, Pistola de chispa, Espada ligera, Defensa

@Blues como Audrey -> Atletismo, Purificar agua, Reprender Esencia, Crear Luz, Maza ligera, Defensa, Sigilo, Rastrear, Reflejos, Advertir/notar

@Kario como Jared -> Atletismo, Crear Luz, Esencia Sagrada, Maza de guerra, Defensa, Reflejos, Advertir/notar

 

 

 

Editado por Kario
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Una pesca común y corriente sin nada fuera de lo habitual ni locuras delirantes

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-Vamos a pescar- Es lo que había dicho el Montaraz del Norte hacía unos minutos. Dirigirse a pescar era lo que hacían ahora. Se estaban quedando sin comida y, si nadie daba un paso al frente para conseguirla luego del fracaso de caza de Elegost, ellos dos tendrían que hacer algo.

Dirigiéndose a la orilla del río cercano al Campamento de avanzada militar falverino de la Luz, ambos montaraces comenzaron las preparaciones. Mientras Santiago se dedicaba a buscar un buen banco de peces, Elegost se dedicó a buscar carnada. Cuando ambos habían localizado lo que necesitaba, siguió la realización de algo para pescar. Caminaron hasta un enorme árbol caído cerca del que buscaron y rapiñaron buenas ramas y madera, la cual aunque Elegost obtuvo con facilidad Santiago tuvo que dedicarse un buen rato a ello ya que el hacha no dejaba de quedarse enterrada en la madera, siendo incapaz varias veces de desatorarla.

Mientras tanto, Elegost se fabricó una excelente caña de pescar junto con un anzuelo que poseía en su mochila de explorador, y Santiago le siguió con una caña de una calidad algo inferior pero utilizable. 

Con eso dicho, comenzaron a pescar. Se dirigieron hacia el banco de peces que Santiago había localizado, colocaron la carnada y arrojaron los anzuelos al agua.

Al comienzo la espera se hizo larga. Elegost acabó sucumbiendo y se durmió en el sitio. En cierto momento algo picó en la caña de Santiago... Demasiado pesado para sus endebles brazos.

Para cuando Elegost despertó Santiago ya no se encontraba allí, pero Elegost no pareció notarlo quien creyó que su compañero simplemente seguía por ahí. Con paciencia continuó su pesca. Su primera captura fue un pequeño pescado del tamaño de una mano.

El Montaraz luego de esa pesca, que al menos había sido algo, continuó. Durante uno o dos intentos solo se dedicó a perder más carnada. Sin embargo fue entonces cuando el GRAN MONSTRUO del río se desveló ante los ojos del montaraz. La caña jaló y se retorció, pero su calidad de construcción resistió. Los músculos del hombre se tensaron, peros su brazos resistieron. Comenzó a retroceder, paso a paso y de manera lenta mientras luchaba con lo que fuese que aferraba su caña de pescar, amenazando con arrastrarlo y hundirlo al fondo del agua si por un solo momento cedía en sus esfuerzos. Otro paso. Las manos le sudaban. Otro paso. Los músculos le ardían. Otro paso. Y otro. Y otro. Y finalmente, logró sacar a tierra aquello que había sido aferrado por el anzuelo. Se trataba de nada más ni nada menos que un gigantesco pez del tamaño de un hombre del cual era imposible explicarse cómo había siquiera llegado en primer lugar al río. Pero Elegost no se detuvo a hacerse esas preguntas, su primer instinto fue aferrar su hacha y correr para tratar de darle al pez y evitar que este volviese al agua. Pero no solo falló, pues el enorme monstruo se encontraba dando saltos y retorciéndose en su desesperación por volver a respirar. Si no que además recibió un coletazo en la cara que casi le hizo caer.
El montaraz estaba determinado a no permitir que ese pez se escapase a como diese lugar. Arrojó el hacha a un lado y se arrojó a propinarle un puñetazo al pez.... Una idea que solo a Elegost en toda su insensatez se le habría ocurrido. Luego de un breve intercambio de golpes y coletazos, el pescado acabó demasiado cerca de la costa e, impulsándose de un salto y con una maravillosa voltereta en el aire, volvió al agua salpicando completamente al estupefacto montaraz.

Luego de eso, mientras Elegost aún se encontraba congelado observando el agua a donde su enorme presa se había escapado, Santiago salió de entre el agua luchando con un pequeño múrloc que le llegaba a las rodillas en altura al cabo. Aparentemente había sido arrastrado dentro del agua por el pequeño ser infernal mientras pescaba y recién ahora lograba escapar. Agotado remató al pequeño múrloc (Quizás una cría abandonada) y se tomó un segundo para recuperar el aliento ignorando su estupefacto compañero, pues ambos habían sufrido experiencias increíbles y dolorosas a su propia manera.

En ese momento llegó Pecas, quien comiendo bayas tranquilamente se dedicó a observar al par. Santiago luego de aquella experiencia con el múrloc decidió que no pescaría más ese día, pero Elegost siguió adelante desalentado completamente por la pérdida del gran monstruo del r-
Y entonces, volvió a picar. ELEGOST LO SINTIÓ, Y VOLVIÓ A INCORPORARSE LLENO DE VIGOR. Comenzó a jalar de la caña y visto como el agotado Montaraz no se las arreglaba tan bien esta vez, Santiago corrió a echarle una mano. Entre ambos aferraron la caña y comenzaron a retroceder, acercando al gran monstruo a la costa. Y finalmente allí estaba de nuevo para dar guerra a Elegost. Pecas y Santiago se mantuvieron al margen sin estar seguros si el pez sería de la clase "Come-hombres".
Pero Elegost en su determinación infranqueable por conseguir esa suculenta fuente de alimento y en una casi muestra de locura se lanzó con los puños contra el gran monstruo. Por un segundo intercambió un par de golpes y un coletazo. Pero esta vez, cuando el gran monstruo se acercó a la costa preparándose para huir de nuevo Elegost lo tomó de la cola con fuerza y comenzó a jalar, arrastrándolo más y más lejos. Luego se le arrojó encima para inmovilizarlo e, increíblemente, lo logró. Inmovilizada la enorme monstruosidad solo fue mantenerla en ese estado hasta que finalmente murió de asfixia. Elegost se había hecho con el Monstruo del río.
Luego de eso el montaraz trató de seguir pescando, pero cuando una vez más se encontró con una extraña criatura marítima jalando con fuerza de su caña, decidió que era mejor soltar la caña y olvidar lo de la pesca. Ya tenía un pez gigante. Era suficiente. No necesitaba más.

Los tres charlaron por un rato. Pecas comentó a Santiago de un extraño comerciante en ropajes blancos y con acento extranjero que había pasado por el campamento junto a dos guardaespaldas hacía rato, afirmando que quería hablar con "el líder del campamento" y que se estaría hospedando en la posada de Costasur. Santiago interrogó durante un par de minutos a la muchacha sobre el mercader, antes de acabar afirmando que tendría que dirigirse a Costasur cuando tuviese tiempo.

Finalmente entre charlas, enfados y otras cosas diversas el grupo se dirigió de nuevo al campamento, en donde el agotado cabo acabaría recurriendo a una de las poticosmos de Elegost para aliviar su dolor y armando un alboroto en el campamento, haciendo volar varios de los estandartes de Lordaeron y asustando a las novicias.

Un día común y corriente sin nada fuera de lo habitual ni locuras delirantes.

 

// Rol de una tarde para obtener comida. Gracias a la racha de dieces y la perseverancia de Elegost ahora se cuenta con un enorme pescado del tamaño de una persona entre los suministros de comida y dos pescados más pequeños del tamaño de una mano.
Además Pecas ahora odia a Santiago.

Master: @SwordsMaster

Participantes/Habilidades usadas:
@Stannis the Mannis como Elegost Faler: Supervivencia - Buscar - Carpintería - Reflejos - Combate desarmado - Defensa - Pesca - Alquimia (Poticosmos) - Esencia sagrada
@SwordsMaster como Santiago de Sveri: Supervivencia - Buscar - Carpintería - Reflejos - Pesca - Nadar - Arcanokinesis - Defensa
@Blues como Audrey "Pecas" Lee: Esencia sagrada - Defensa

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Reconocimiento ¿no-letal? de la vieja torre

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No era ningún secreto ya para los miembros del campamento que no muy al noreste del asentamiento que habían alzado se encontraba una vieja torre abandonada y derruida, en desusos desde la gran guerra contra los orcos y que había sido maltratada por el tiempo.

Era desconocido si la torre poseía o no gente ocupándola, si estos serían amistosos u hostiles o incluso podía estar siendo usada como una base secreta renegada. Hasta donde el grupo sabía, era un misterio. Y Elegost y Santiago sabían mejor que nadie que el desconocimiento era el primer paso de la perdición. Estaba lloviendo, así que se equiparon con sus capuchas y trajes de exploradores, preparándose para una misión de reconocimiento. Algo rápido, ir y volver sin ser vistos o reclamar el control de la torre si estaba desocupada.

Arcos en mano comenzaron a avanzar fuera del Campamento de avanzada militar falverino de la Luz en dirección este. Por el camino Santiago y Elegost fueron discutiendo la estrategia para la misión de reconocimiento. El plan era simple: Mientras Santiago funcionaba como oteador cercano, Elegost buscaría un sitio elevado desde el que mantener vigilado a su compañero.

Avanzaron cada uno por su lado. El Montaraz del norte avanzó en dirección norte, y encontrando un enorme árbol al oeste de la vieja torre comenzó a escalarlo. Para su fortuna llegó a la cima con una destreza increíble, y además logró mantenerse oculto a los ojos de la única persona visible en la entrada de la torre, una persona con una lanza y una hoguera protegida de la lluvia por una lona y cuatro palos. Simple, pero ingenioso. En la cima de la torre no logró divisar a nadie vigilando en ese momento, por lo que era imposible para el montaraz saber si habían más desde su posición.
Santiago por otro lado escaló unas colinas también al oeste de la vieja torre, pero desde otro ángulo más cercano al frente que Elegost y desde bastante más cerca. Santiago logró mantenerse oculto de la vista del vigía frontal.

Todo estaba bien y Santiago se mantenía vigilando, si todo seguía así en un rato podrían volver y poner puesta en común de lo que cada uno había visto. Pero obviamente las cosas no podían ser tan simples. Elegost pudo notar desde su árbol que los ocupantes de la vieja torre habían improvisado una plataforma de madera desde la que vigilar en la cima. Aunque ahora mismo no había nadie allí, pudo ver una improvisada escalera formada de sogas que llevaba a la plataforma sacudiéndose de un lado al otro. Alguien estaba subiendo y, lo que era peor, desde la cima de la torre sería excesivamente fácil descubrir a Santiago. Pero Santiago, estando en una zona inferior a Elegost, no tenía forma de saber que debía alejarse y ponerse a salvo si Elegost no encontraba el modo de llamar su atención, y el tiempo se agotaba.
El montaraz intentó primero imitar el sonido de un ave típica de Elwynn, de manera que Santiago reconociera que era Elegost y se diese la vuelta. Pero debido a la lluvia camuflando el sonido y un desperfecto en la entonación del montaraz Santiago continuó completamente ignorante al sonido. Entonces fue cuando Elegost tomó la única decisión que creyó correcta: Lanzaría un pequeño golpe de Luz al cabo que no debería de hacerle, en teoría, una cantidad excesiva de daño más allá de una molestia. Pero que sorpresa para Elegost cuando la Luz, de entre todas las veces, decidió aquella en particular para acudir a su llamada con todas sus fuerzas, dirigiéndose en forma de un brillante destello hacia Santiago, que recibió el choque de Luz en el pecho y se dejó caer al suelo gritando de dolor ante las quemaduras. Y para mal de males, el vigía de la entrada también había visto el enorme destello de Luz viajando desde la posición de Elegost, ahora revelada, hasta la posición de Santiago, ahora también revelada.

El dúo, sin embargo, había llegado en una misión de reconocimiento y no estaban dispuestos a entablar combate solo ellos dos contra un número de fuerzas desconocida, aunque luego lograría ver Elegost que se trataban de tres.
En un comienzo, Santiago fue el primero en reaccionar luego del desastroso choque de Luz. Anteponiéndose al dolor y apenas manteniendo su conciencia el montaraz arcano emprendió una carrera hacia la espesura del bosque, en donde apenas desapareció del rango de visión del vigía decidió ocultarse, buscando arbustos y revolcándose entre el barro y la tierra para camuflar sus olores corporales.
Elegost por otro lado decidió bajar del árbol, pero en el apuro de bajar deprisa antes de la llegada del vigía se apoyó con demasiada fuerza en la rama equivocada, que se rompió llevándose consigo al montaraz al suelo. El vigía comenzó a correr hacia el grupo y Elegost pudo ver a dos personas más salir de la torre. Tenía que salir de allí. Haciendo gala de su entrenamiento físico, el montaraz comenzó a correr por la espesura del bosque como si fuese su entorno natural, y en apenas una fracción de tiempo ya había perdido a sus persecutores y pudo llegar a salvo al río que daba con el campamento.
Santiago por otro lado permaneció escondido. Al comienzo el vigía se quedó en la espesura para buscar y vigilar que nadie se hubiese quedado detrás, pero fue incapaz de encontrar a Santiago y tras desistir volvió a la torre. En el momento en el que Santiago al fin quedó solo en el bosque salió de su escondite y se dirigió también al Campamento de avanzada militar falverino de la Luz, en donde debería de ponerse al día con Elegost y pedir explicaciones por aquel aberrante ataque con Luz que le había propinado y que había puesto en riesgo toda la misión.

Pero, al menos, la parte de "reconocimiento" había sido una especie de éxito precario... Incluso si les había costado enfadar a sus vecinos. Y solo la Luz sabía que consecuencias podría acarrear eso.

 

 // Rol corto como preparación para investigar a los moradores que habitan una torre derruida y abandonada al noreste del Campamento de avanzada militar falverino de la Luz. El éxito de la misión respecto al reconocimiento ha sido positivo, pero con el efecto secundario de haber abierto las hostilidades con los vecinos del campamento, lo cual puede traer consecuencias hacia todo el campamento y todos quienes habitan el campamento.

Participantes/Habilidades usadas:

@Stannis the Mannis como Elegost Faler: Escalar - Atletismo - Reprender esencia - Sigilo - Advertir/Notar - Esencia sagrada - Reflejos
@SwordsMaster como Santiago de Sveri: Escalar - Atletismo - Sigilo - Advertir/Notar - Reflejos

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Actualización con estado actuales para reflejar lo que se ha hecho o no hecho:

 

 

Comida y agua: Alimento y bebida es lo más básico para sobrevivir. Ya sea cazando, comerciando (En Costasur o en otros sitios), saqueando bandidos, ayudando granjeros para que os recompense con lechugas y tomates o haciendo favores al posadero para que os de cerveza. Cualquier modo que se os ocurra de traer alimentos y bebida para el grupo, sabed que la Luz os lo agradece. Pero a quien se le ocurra tratar de sustituir el suministro de agua con un suministro constante de cerveza, juro que lo cuelgo desde la muralla de Costasur.
Estado actual: Se posee comida en forma de pescado para un tiempo. Si no se encuentra variedad, se espera una racha de mucho estofado de pescado, sopa de pescado, pescado asado, pescado "a la brocheta" y toda dieta de pescado imaginable.


Materiales de construcción: Tal y como suena. Desde piedra hasta madera y pasando por clavos y tornillos. Tenemos por delante la tarea de hacer de esta región un sitio seguro, y no es algo que se logre únicamente a base de buenas intenciones y de matar bandidos y renegados. Necesitamos estos materiales si queremos siquiera pensarnos en hacer los caminos más seguros y formar un campamento en condiciones sin recurrir a la generosidad de Costasur de dejarnos acampar dentro de sus murallas. (Os cuento un secreto: Su generosidad dudosamente sea eterna. En especial luego del discurso del escudero).
Estado actual: Se posee una cantidad ínfima de madera recogida de los alrededores y bastantes clavos y algo de cuerda enviados por la Iglesia junto a la caravana, así como un par de algunas herramientas básicas de construcción pertenecientes a Elegost y Santiago. Se necesitan más suministros y herramientas para el resto del grupo.

Dinero: Seamos realistas. No tenemos dinero. Ahora mismo, el dinero de este sitio se resume al sueldo de un cabo, un escudero y un capellán. El dinero sirve para todo, el dinero es la fuente de la vida en cualquier sitio; aquí y en la isla más recóndita del Imperio. Con el dinero se puede comprar comida y agua cuando nuestros esfuerzos por conseguir ambas cosas fallen. Con dinero se compran materiales de construcción cuando no hay ningún sitio de donde seguir rapiñando. Y más importante, con el dinero se consigue que cualquier persona esté dispuesta a ayudar, y carecemos de verdaderos constructores. Por lo que cualquier modo que se os ocurra (Por favor, LEGAL o juro que os mato) de conseguir dinero bienvenido sea. Tenemos un mercenario en el grupo, si alguien quiere saber cómo hacer dinero sin ser nada en la vida más que golpear cosas, él es el hombre al que preguntar. Si queréis buscar dinero de otras maneras (Es preferible), estoy seguro de que en muchos sitios podrán dar uso los habitantes de Trabalomas a todo tipo de habilidades.
Estado actual: El grupo no posee dinero en lo absoluto más que los sueldos oficiales que a veces ni llegarán.

Un campamento en condiciones: Si en algún momento rebosamos de materiales y estos sobran, sería muy bienvenido poder mudarnos fuera de las murallas de Costasur y poder alzar un puesto de control y mando más permanente en el bosque, pero por el amor a la Luz, si se os ocurre hacerlo, hacedlo lejos de los renegados. Aprended del pasado del norte. Un campamento en una zona segura evitará muchas muertes, incluso si no es tan épico como en las novelas con las que muchos hemos crecido.
Estado actual: El campamento se movió fuera de Costasur hacia los bosques, en un sitio en donde la recolección de madera y agua es buena debido al río cercano y los abundantes bosques, así como contar con la defensa natural de varias colinas a los lados. Se han alzado tiendas y algunas defensas muy precarias, pero se necesita aún el alzamiento de defensas más duraderas que sean capaces de resistir algo de verdad.

Gente: Finalmente, si conseguimos un campamento fuera de las murallas que podamos expandir libremente, necesitaremos gente. Gente de armas sobra en el mundo, gente de otros tipos es lo que necesitaremos. Constructores y, si la situación lo requiriese, gente capaz de cultivar (¿De verdad creéis que se puede alimentar un campamento a base de rapiñar comida?)
Estado actual: El campamento cuenta con los voluntarios habituales así como las cinco novicias y el iniciado que la Iglesia ha enviado junto a la caravana, pero estos últimos no son ninguna clase de trabajadores experimentados, incluso si pueden hacer el apaño con la guía necesaria. Se necesita un modo de atraer gente, pero la situación actual del campamento hace completamente insostenible grandes poblaciones si no se toman medidas para garantizar un suministro de comida constante.

 

No han habido cambios significativos respecto a las otras misiones ni nada lo suficientemente impactante como para alterar las dificultades, aunque se ha realizado una entrega de suministros a las fronteras (Que ni siquiera salió tan bien) que ha puesto al menos al grupo en la mirada de algunos pocos muertos de hambre.

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Un Duro Golpe.

Will quería seguir aprendiendo y ser útil, sabía que su puesto en un futuro combate estaría en primera línea así pues se dispuso a hablar con Jared, tal y como Santiago le había dicho. Tras que ambos hombres tuvieran una conversación íntima sobre sueños y ambiciones, Will quería entrenar con Jared y el Escudero accedió a tal propuesta. 

Justo cuando iban a marchar a algún lugar más adecuado para entrenar, Santiago los avisto y se acercó, finalmente se unió a ambos hombres y los guió hasta un claro en el bosque no muy lejos del campamento, apenas un paseo.

Cuando llegaron al sitio comenzaron a calentar un poco y una vez el calentamiento estuvo realizado, ambos desenfundaron sus armas y fue Will quién tomó la iniciativa del combate. Por otro lado Santiago, tomó asiento y comenzó a leer su libro de hechizos, algo más distraído del combate entre ambos hombres. Hasta el momento era lo que se esperaba Santiago, Jared dándole unos cuantos golpes a Will, sin llegar a nada serio, pero, Will, consiguió golpear a Jared fuertemente en la boca con el pomo de su arma, de la cual comenzó a sangrar abruptamente. Eso llamó la atención de Santiago y dejó el libro a un lado para centrarse en el combate.

Cuando el Escudero se recuperó del golpe, centró toda su atención en Will y no le dejó si quiera respirar. Bloqueaba todos sus ataques manejando la maza con una gran maestría y sorprendente velocidad no dándole oportunidad alguna al joven Will. Finalmente un brutal golpe del Escudero directo a la cadera del joven muchacho finalizó el combate. Will quedó aturdido por varios minutos tumbado en la hierba de aquella planicie. Tanto Jared como Santiago aplicaron los primeros auxilios pertinentes a Will y más tarde llevaron a Will de vuelta a su tienda para que descansara.

A Santiago le había entrado la curiosidad, él mismo se había sorprendido y no esperaba el que el Escudero fuera tan buen luchador, así que decidió retarlo a un duelo. Como se sabe del Montaraz no iba a retar a Jared sin tener un plan entre manos. Lo tenía e iba a aplicarlo durante el duelo.

Una vez llegaron nuevamente al lugar, acordaron las reglas del duelo y comenzaron el combate. La rapidez del Montaraz era infinitamente superior y antes de que Jared pestañeara ya tenía al Montaraz encima de él. Aunque no le atacó, solo posó sus manos sobre la maza de Jared. El Escudero extrañado observo su maza y luego a Santiago, al ver que no ocurría nada, le proporcionó un contundente y doloroso golpe en las piernas a Santiago.

Tras un pequeño quejido de dolor, el Montaraz lo volvió a intentar, posó sus manos sobre la maza de Jared y esta vez, si que funcionó. El Escudero no se esperaba ni se creía lo que estaba viendo, Santiago había transformado la cabeza de su maza, en una especie de flor. Le había dejado su maza inservible. Aún así, Jared se había visto en situaciones parecidas así que no supuso mayor problema para él. Dejó la maza en suelo y Santiago aprovechando su velocidad comenzó a fustigar a Jared que ahora se encontraba desarmado e indefenso o al menos eso creía el Montaraz.

Tras una última estocada en una de las partes débiles de la armadura, Jared giró sobre si mismo y proyectó un rayo de Luz cegador a los ojos de Santiago, quedando momentáneamente sin visión, el Escudero aprovechó para desarmar al Montaraz y cuando Santiago recuperó el sentido se sentía molesto y quizá algo enfadado, así pues comenzó a dispararle flechas arcanas, mientras que Jared creaba pantallas protectoras de Luz, que servían como defensa ante los ataques mágicos del Montaraz. Finalmente el duelo se había convertido en un duelo mágico. Tanto el Montaraz como el Escudero creaban escudos mágicos para defenderse de los proyectiles de Luz o Arcanos.

Hasta que en uno de ellos, Jared arrojó una descarga de Luz sobre el Montaraz, a las piernas y consiguió derribar a Santiago, el cual ya estaba demasiado fatigado y se rindió. Sin duda fue un combate exigente y cansado. Tras una charla y elogios, Santiago encendió una hoguera y pasaron unas horas ahí descansando y preparando el siguiente movimiento que llevarían a cabo en la zona.

//Master: @Kario Horas: 2-3.5h aproximado.

Participantes:

@C0rt3x como el joven Will "Henry": Reflejos, Defensa, Espada. 

@SwordsMaster como el Montaraz Arcano Santiago: Reflejos, Defensa, Espada, Cuchillo, Evocación básica, Abjuración Básica, Transmutación Básica, Hierbas/Sanación.

@Kario como el Escudero de la Mano Jared: Reflejos, Defensa, Maza de guerra, Reprender Esencia, Esencia Sagrada, Toque de Luz, Proteger Esencia, Crear Luz.

 

Editado por Kario
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VTP
Nombre en clave: Vecinos de la Torre Próxima

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Era de tarde en las Laderas de Trabalomas. Desde el campamento, observando la posición del sol, se podía intuir que quizás faltaban unas horas aún para el ocaso.

Jared y Santiago se habían reunido en un inicio debatiendo sobre la torre abandonada que se encontraba al noreste del campamento, y pronto se les unieron Elegost y Pecas. Jared propuso una idea que quería tratar de descartar: Iría a dialogar con los habitantes de la vieja torre, acompañado por Pecas, mientras Elegost y Santiago cuidaban ocultos desde los flancos. Cuando se disponían a partir una visita inesperada llegó al campamento; Alayratiel. Santiago no le dio mucho tiempo a saludar a nadie o ponerse al día con Elegost, pues nada le gustaba la idea de retrasar la misión con semejantes impertinencias: Destinó a Alayratiel junto a Jared en la misión diplomática y entonces se pusieron en marcha.

A mitad de camino Elegost y Santiago ya se habían separado del grupo diplomático, buscando alcanzar los flancos de la torre por el bosque, subirse a un buen árbol y tratar de no llamar la atención para poder vigilar tanto al grupo como a la torre desde allí.

Cuando el grupo alcanzó la torre, un lancero estaba frente a una hoguera improvisada en la entrada, que no tardó en desenfundar su lanza al avistar a los campistas vecinos.

Las palabras se intercambiaron durante largo rato. Se intentó ofrecerles ayuda, alojamiento, trabajo, comida. Toda ayuda ofrecida lo denegaron fervientemente. Sobre el final, el hombre de la lanza había llamado a casi cuatro más de los suyos de dentro de la torre que solo esperaban problemas por parte del grupo. Sin embargo el grupo diplomático de campistas se retiró pacíficamente, con la única advertencia de tomar su campamento y marcharse, además de una insinuación de que habían descubierto que tenían a un vigía armado en los árboles haciendo guardia mientras hablaban.

 

Al final, al grupo solo le quedó volver al campamento con un amargo sabor en la boca y una sensación de que se acercaban problemas.

 

 // Rol corto de diálogo con los vecinos, creo que no fueron mas de 2 horas. Este es el primero de los dos resúmenes sobre este rol, el siguiente lo postearé luego con lo que ocurrió un par de días luego.

Master: @SwordsMaster

Participantes:

@Kario como Jared Miller - Advertir/Notar
@Blues como Audrey Lee - Advertir/Notar
@Rupphire como Alayratiel Aureaster - Advertir/Notar
@Stannis the Mannis como Elegost Faler - Escalar, Sigilo, Advertir/Notar
@SwordsMaster como Santiago de Sveri - Escalar, Sigilo, Advertir/Notar

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