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Nathan

La colina del aullido

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Una banda de guerreros orcos, enemistada en sus propias entrañas, empujada por una promesa de muerte y batalla hasta la cima de la colina rocosa que envolvía la cara norte del Oasis donde un grupo avanzado de centauros del clan Gelkis afilaban sus lanzas día tras día para reclamar con violencia aquella fuente de vida. Menores en número pero exuberantes del coraje de los Grito de Guerra , pobremente pertrechados  pero con la astucia  de los Filo Ardiente, y toda esta fuerza tras "El Huargo": Gazmuk, hijo de Gazred.

 

Desde la muerte de su padre bajo las lanzas de los hombre-caballo del clan Gelkis Gazmuk Grito de Guerra recorre con los Aulladores los derroteros Baldíos, lejos del frente de su clan, para perseguir un juramento de sangre, otorgar gloria a todos  los temerarios orcos que deseen seguirle y forjar hermandades bajo el hacha de guerra. En esta espiral hasta la muerte y mutilación Gazmuk se presentó en El Cruce entre vítores y proclamas a su nombre y el de los suyos, tomando tras de si los guerreros cuyas motivaciones confluían en la batalla o la derrota de los centauros, entre ellos orcos Romu´go y Grolkar.

 

Sobre aquella colina ambos orcos hacían a un lado sus diferencias, pero no así aquella banda de los Aulladores. Romu´go fue aceptado con poco que celebrar en la hoguera de los Grito de Guerra y solo gracias a Grolkar, pronto el joven Filo Ardiente fue amonestado por los suyos y estos miraron con vanidad a Grolkar; un conflicto arraigado en la historia de aquella banda de guerreros afloraba en las vísperas del combate, enfriando la hermandad entre orcos y exponiendo sus debilidades.  Gazred fue un líder sabio para los Filo Ardiente de los aulladores, así también para los Grito de Guerra, pero el padre de El Huargo siempre tuvo reservada la ultima palabra para la sagacidad por los que los Filo Ardiente eran reconocidos en su lucha contra los centauros. Con su hijo Gazmuk ahora al mando imperó un orden de igualdad donde los Filo Ardiente en su orgullo no sentían que fueran lo suficientemente reconocidos y los Grito de Guerra veían una retribución por los años de un menosprecio que nunca fue intencionado. A los Filo Ardiente ya poco les importaba ser escuchados, resignados en su destino y en la muerte que vendría bajo un movimiento bélico sin consejo, pero no fue así la voluntad de Grolkar y Romu´go.

 

Tark, el más veterano de los Filo Ardiente, llevó a ambos orcos hasta un extremo de la colina donde otear el puesto Gelkis y elaborar un plan de ataque. El viejo maestro del filo confió en ellos y les dio todo lo que sus ojos habían sabido apreciar de los centauros durante años de combate. Con su voluntad para la victoria y el saber del maestro elaboraron un estrategia tal que tendrían una gran oportunidad para poner el primer pie en aquel Oasis durante mucho tiempo, pero solo si Gazmuk y los otros Grito de Guerra escuchaban el plan esto sería posible y por ello eligieron a Grolkar Grito de Guerra para que su sangre y ancestros comunes abrieran sus mentes al plan.

 

*********

 

La noche alcanzó rauda mientras los preparativos se llevaban a cabo en el alto de la colina. Romu´go supervisaba el soporte para las rocas que los peones llevaban a cabo mientras que Grolkar tomó un huargo junto a Gazmuk y dos fieles jinetes más. El primero aguardaría junto a las fuerzas de choque hasta que los jinetes asaltasen los campamentos en un golpe relampago y atrajeran al grueso Gelkis hasta los pies de la colina a medida que la rodeaban para dejar caer las grandes piedras sobre los hombre caballo, rematar a los sobrevivientes contra la pared de rocas y arrancar cuanto antes la cabeza del lider Gelkis. 

En la lejanía el fuego emergió de la densidad formada por la vegetación del oasis y las tiendas centauro a la par que los preparativos eran acabados en el alto de la colina. Cuando el ultimo de los jinetes de huargo pasaba el punto de caída la orden fue dada, el cuerno se hizo sonó como un aullido atronador, y los peones desmontaron el soporte provocando una lluvia de escombros que dejó todo anegado de polvo y cadáveres. Entoces los Aulladores no dejaron ni un segundo más de aguardar por el combate y cargaron contra los supervivientes y la columna de Gelkis que se aproximaba por el otro lado del Oasis. Polvo, estampidas y sombras emergían de la nada contra ti. La ultima de esas sombras fue la de un Gazmuk  manco, sobre una pila de hombres-caballo, portando la cabeza de su líder.

 

Mientras los centauros huían malheridos y propinando maldiciones, Golkar y Romu´go remataban al colosal Gelkis que frente a sus propios ojos había derramado las entrañas del maestro de espadas Tark. Ambos orcos caminaron entumecidos hasta el sabio Filo Ardiente mientras el polvo se apartaba y despejaba un nuevo día. Sus ultimas palabras fueron para ambos orcos, palabras llenas de tradición y honor, y el mayor de ellos, su espada, en manos de Romu´go para que el espíritu del maestro viviera a través de ella.

 

 

//

Masteado por @Cernunnos

Duración: 2 sesiones de 4 horas aprox

Participantes:

- @Grol como Grolkar. Habilidades usadas: Hacha de guerra - defensa - advertir/notar - reflejos - fauna - cabalgar

- @Nathan como Romu´go. Habilidades usadas: Espadón ligero - defensa - advertir/notar - reflejos - buscar

 

Cernunnos llevará el aspecto técnico y las consecuencias, así como la modificación de cualquier cosa necesaria en este post. 

 

 

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tcg-series2-074-full.jpg Mor'ok Aiz, un poderoso khan Gelkis había  estado sufriendo terribles  alucinaciones  inducidas por las femias de su  aldea para  calmarse tras todo lo ocurrido. Desde que la  noticia de que Gazmuk el  Huargo, y su  repulsiva peña de invasores orcos  habían  destruido uno de los asentamientos  Gelkis  más cercanos a los caminos de los  Baldíos. Y  por lo tanto habían perdido parte del  territorio  que poseían en el lado oeste del oasis.

 ¡Malditos sean todos los débiles orcos y sus  ansias de robarles lo que era suyo! ¡Maldito  sea Gazmuk el Huargo, y su banda de  guerra asesina de centauros! ¡Malditos sean  los frágiles guerreros de Korkash que se  dejaron derrotar con tal facilidad! El enorme  khan se libró de su trance solo con ayuda de su enojo, y  salió de la tienda solo para darle una paliza al primer desgraciado que se cruzara en su camino, para su infortunio ningún otro centauro se atrevió a interponerse en su camino o plantarle cara. Aunque tan pronto como el jefe le diera la espalda a sus subordinados, las miradas dudosas se clavaban como flechas en su espalda.

Sabía que quedaban suficientes centauros en el oasis como para exterminar a una amenaza así si se volvía a presentar, de hecho, había llegado a sus oídos que la cruenta batalla casi había extinguido la vida de todos los invasores que se habían atrevido a atacar sus dominios. Sonrío para sí, necesitarían a una legión entera de guerreros de clan para arrebatarles su preciado oasis. La perdida de uno de sus asentamientos no significaba nada, con el tiempo necesario volverían a erigirlo y fortificarlo. No permitiría que los orcos volvieran a entrometerse en sus tierras sin un escarmiento, y conocía la medida perfecta para su escarmiento. Ahora su sonrisa de dientes partidos se iba ensanchado cada vez más conforme galopaba hacia la tienda más alejada de la aldea.

Al ingresar, le dio la bienvenida un guerrero apaleado, una de sus patas carecía de pezuña y su rostro se había desfigurado al punto que debía concentrarse para hallar sus ojos mientras le hablaba. Era el mismo que le había traído la noticia de la desaparición del asentamiento y el ataque de los orcos. Lo enviaría pronto a dar el mensaje al resto de centauros a lo largo y ancho del oasis.

Mor'ok se giró, y salió de la tienda. Necesitaba volver a sus asuntos, que claramente eran más importantes que todo este desastre causado por unos simples alborotadores de piel verde. Aunque muy en el fondo, un nerviosismo que creía haber aplacado hace mucho tiempo volvía a florecer en sus entrañas.

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Aulladores

Puesto Colina del Aullido. establecido después de que Gazmuk, hijo de Gazred, alzara victorioso la cabeza de Korkash y la fuerza de los centauros fuera puesta en entre dicho. Las fuerzas que se perdieron en la batalla de la Colina del Aullido, el constante hostigamiento de los centauros y la ausencia de iniciativa bélica a llevado a otros orcos a abandonar la promesa de conquista por la que los Aulladores se asentaron allí. 

Ruinas Empalizada Rompecrines. durante la alianza de orcos y trols con la antigua y sabia raza de los tauren la nueva Horda de kalimdor levantó muchas empalizadas en su lucha contra los centauros y otras bestias no menos amenazantes del nuevo mundo. Estas daban control sobre amplias zonas y eran difíciles de asaltar: rodeadas por afloramientos de roca y con barrereras de afiladas estacas de madera, metal o hueso, forma de cúpula que la hacia difícil de escalar y por supuesto una guarnición de orcos y taurens a los que no amedrentaban los centauros Gelkis.  

Ahora no tiene ni las defensas ni los guerreros para vigilar a los centauros y asegurar el paso entre el sur y el norte de los Baldios, lo que también dificulta el abastecimiento del puesto de la colina. Solo una inversión considerable puede proveer de material y trabajadores lo suficientemente rápido como para recuperar la empalizada antes de que  la presión de los centauros empeore la situación.

Desprendimiento. la avalancha de rocas aplastó a la columna Gelkis que avanzaba hacia la Colina del Aullido y sirvió de paredón para que los orcos en guarnición cargaran contra los centauros restantes. Esta pared de rocas sigue ahí, limitando el movimiento en el corto espacio que hay entre la colina y el Oasis. Los Aulladores que siguen en el puesto están abiertos a sugerencias sobre que hacer con él.

 

Centauros Gelkis de Mor´ok

Asentamiento Korkash. incendiado y arrasador por los jinetes de huargo de Gazmuk como provocación para atraerlos al desfiladero en el que las rocas cayeron contra su grupo. La maleza del Oasis, antes exuberante, recubre marchitamente sus restos expuestos ahora que el control del lado oeste está a favor de los Aulladores.

Puestos de extracción.  que eran astutos y despiadados no cabía duda, pero nadie se atrevió a prever que zanjarían la disputa acabando con aquello por lo que se había derramado tanta sangre: el agua. Los Aulladores tampoco son capaces de imaginar como son capaces de obtener y consumir el liquido elemento de forma tan rápida y eficiente. ¿Acaso no se limitaban a arrodillarse y beber del Oasis? ¿eran inteligentes como para desarrollar la tecnología necesaria o habían recibido ayuda externa, quizás robado? ¿Hay magia y artes retorcidas tras este proceso? ¿O quizás la frondosidad del Oasis ocultaba un numero nunca visto de centauros que trabajaba sin cesar?

Cuadra del maestro de Hienas. los centauros no siempre recorren las llanuras solos. En sus muchos viajes aprendieron a dominar a otros seres y quizás estos encontraron en sus nuevos dueños una mano que a cambio de ordenes le aseguraba la caza y el alimento sin tener que recorrer la sabana de forma solitaria y enfrentados a otros depredadores por la carroña. Las hienas son poderosas bestias de presa cuya mandíbula solo iguala la del crocolisco y más inteligentes de lo que su risotada aparenta. La fuerza que tanto valoran los centauros congenia con la estructura jerárquica de estos animales que se doblegan ante sus dueños cuando temen su castigo y desean el premio de roer un delicioso hueso.

El maestro de Hienas Ge´kharsk, desde sus cuadros, encabeza un grupo reducido de centauros que junto con sus compañeros de caza se lanzan a azuzar  las rutas que conectan norte y sur de los Baldios, así como cazar piezas para los suyos y para  privar a sus enemigos de ellas. Su presencia acaba no solo extermina la fauna e impide el intercambio si no que limita el movimiento de los jinetes de huargos que se topan con sus cepos colocados estratégicamente entre la hierba seca o con las batidas sorpresa de los cazadores.

 

Gruta de las brujas. desde lo alto de la colina hay oteadores que aseguran ver como retorcidos espíritus asciende por chimeneas de roca situadas en unas colinas al sur de las ruinas del asentamiento Korkash. Los guerreros más supersticiosos están inquietos y aquellos que no lo son tensan el ambiente arengando para marchar sobre aquellas colinas y acabar con la brujeria. Los Filo Ardiente aseguran que las responsables son las hechiceras Gelkis y que dada su forma de poner la naturaleza a sus servicios nada bueno debe de estar ocurriendo en aquellas grutas.

 

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