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Murdoch

[Taberna] El Chichi de la Puerca

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ÍNDICE

Comida, bebida y servicios.

Personal, y otras gentes.

Sótano.

[...] 

El Chichi es una posada de mala estampa como tantas otras que abundan en las callejuelas sórdidas y fangosas del arrabal de Villadorada. Desde fuera puede parecer poco más que un largo barracón de madera erigido en mitad del Callejón del Tordo, al que el tiempo ha maltratado hasta hacer lucir su estructura algo desvencijada y añeja.

Sobre el umbral de la entrada un viejo rótulo aún permite adivinar el nombre gravado sobre la roña. Y clavada a la puerta, para que cualquiera que ose adentrarse lo tenga presente, cuelga una adusta tablilla que enmarca las leyes de la casa:

A todos los hombres y mujeres de bien,  sed bienvenidos a esta honrada fonda.

Afuera quedan las riñas y los lances. Los sabuesos pueden entrar, la chusma no.

No se sirve a traidores:  los hijos de Alterac y de Gilneas no tienen lugar aquí.”

Al otro lado el viajero hallará un salón amplio y lóbrego, con algunas mesas y sillas esparcidas por toda la estancia, y un angosto pasillo flanqueado por varias alcobas para los huéspedes. Quizá algún ingenuo lo haya descrito antes como un rincón pintoresco y hogareño, pero la cruda realidad es que se trata de un tugurio con todas las letras: la humedad carcome techos y paredes, el polvo se amontona en los estantes, y la limpieza brilla por su ausencia. Hace frío, aunque las brasas arden en la chimenea durante casi todo el año para caldear el ambiente, y por ahí cuelga la jaula que confina tras sus barrotes a un desagradable pajarraco desnutrido y feo, que aletea y grazna ajeno a la miseria que lo rodea.

Tan entrañable lugar solían frecuentarlo parroquianos locales ávidos de enterrar el morro entre el indulgente seno de la bebida, o de matar una noche más jugando a los naipes y los dados después de curtirse el lomo trabajando arduamente toda la jornada. De cuando en cuando, algún incauto trotamundos se afincaba de paso en sus habitaciones por la única causa de ser más pobre que una rata, antes de proseguir el camino hacia tierras más gentiles. Pero las últimas semanas han caído como un jarro de agua fría sobre el negocio; rumores de peleas y problemas han ahuyentado a parte de la clientela y ahora tan solo un menguado grupo de harapientos se deja caer por allí tras el ocaso: el resto del día suele estar miserablemente vacío, con la honrosa excepción de quienes se hospedan en aquellos lares.

Resumen de responsabilidades.

Mesonero – Caleb (ST)

Administrador – James Hoat.

Asistenta del administrador – Nora Folch.

Ayudante de barraAurora.

Seguridad Will y Brutt (STs) / Hadrian

Huéspedes con alcoba – Varno / Doyran y Alondra / Madlyn / Hadrian / Elodía

Situación actual.

El establecimiento conocido como El Chichi de la Puerca es propiedad de su dueño y mesonero: Caleb (ST – masteado por @Murdoch, pero que cualquiera podéis interpretar para cosas rutinarias sin problema). Después de vuestros arriesgados tejemanejes James Hoat se ha convertido en el administrador de facto con la bendición de Jake Bedlam.

El contenido del acuerdo negociado con el prestamista no solo le da derecho a recuperar íntegramente la deuda de Caleb con intereses, que asciende a 70 monedas de plata, sino también a 1/3 de las ganancias recaudadas por cualquier actividad, legal o ilegal, ejercida en el local a perpetuidad, sin participar en modo alguno en las pérdidas.

Os habéis vuelto contra Bedlam, o él lo ha hecho contra vosotros. Todo depende de la perspectiva con la que queráis mirar. El acuerdo negociado se ha suspendido, y no parece claro qué ocurrirá en el futuro con él si alguien llega a suceder al prestamista. 

Will ha muerto a manos de los Camisas Largas. Y Brutt se ha alineado con Brandon en el conflicto sucesorio. Hadrian ha asumido las labores de mantenimiento del orden en el tugurio.

La hija del mesonero, Elizabeth, ha sido liberada. Se recupera de las fiebres en el dispensario del arrabal.

Aún no se ha celebrado ninguna pelea en el sótano.

Habéis apoyado a la mano que movía los hilos de Bedlam, don Zavros.

Jake Bedlam está acabado, pero se ha atrincherado en su almacén con tres o cuatro mozos leales, y lo ha convertido en un auténtico polvorín del que se niega a salir.

[Actualizado a 02/05/31]

 

Notas offrol.

Venimos de aquí (enlace): Problemas en el Paraíso. 

E iba siendo hora de darle a esto cierta apariencia por el foro. Se trata de un foco de rol abierto, para todos los personajes que alguna vez os dejéis caer en el arrabal de Villadorada. En este momento la trama “principal” relacionada con el negocio y su dueño sigue su curso, y otras líneas o tramas menores pueden desplegarse. Por supuesto, puede albergar toda clase de rol casual, o servir de escenario para escenas, reuniones, o sucesos en las tramas y eventos de otros personajes aunque estas no estén relacionadas con el desarrollo del negocio. Sentíos libres de hacer, y de preguntar.

Durante los próximos días la información que se recoge en este hilo se irá ampliando, hasta intentar que quede plasmado algo medio decente. Así se queda esto, ¡un saludo peña!

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(Esta es la lista aproximada de lo que habría en el Chichi ahora mismo; sin perjuicio de que por los roles la oferta pueda ampliarse o modificarse).

[...]

HABITACIONES
***

Alcoba de huésped.

(1215i25w2.png por noche, 7015i25w2.png por semana)

El Chichi cuenta con un puñado de cuartuchos fríos y pequeños diseminados a lo largo del pasillo. Lo mejor que puede decirse de ellos es que tienen solo una o dos camas, y procuran una intimidad que es desconocida en la mayoría de fondas del arrabal. Las comodidades son las justas, desde luego. Paredes y techos carcomidos por la humedad, muebles viejos, alguna gotera, mantas raídas y bastante suciedad. No es un palacio, y cualquiera que espere algo así ya debería intuir su decepción al comprobar los precios.

Banco en el salón común.

(515i25w2.png por noche)

Por un puñado de monedas, el mesonero te puede sacar una manta y dejarte dormir en algún banco, o en el propio suelo una vez que se han cerrado las puertas. Tal vez estés huyendo del rodillo de tu parienta, o simplemente no tengas dónde caerte muerto. Tranquilo, todos podemos pasar por una mala racha.  Por supuesto no será la noche más memorable, ni cálida, ni cómoda, pero es mejor que pasarla al raso. Eso sí, a primera hora, te echarán fuera.

BEBIDA
***

Agua del pozo.

(115i25w2.png por jarra simple, 415i25w2.png por jarra hervida con hojaplata o flor de paz)

La elección predilecta de virtuosos y ascetas, aunque ni el propio Caleb la recomienda. Por el arrabal el agua suele correr turbia, y los días reposando en los toneles del Chichi no ayudan a mejorarla. Quizá nadie haya muerto aún por beberla pero podrías acabar con una buena indigestión. Mejor hervirla antes, por si las moscas.

Algún tontaina ya ha pagado algo más por un poquito de agua hervida con hierbajos resecos de los que la oronda esposa de Caleb guarda en la despensa, de manera que si te gusta pagar el triple por un poco de agua manchada, estás de enhorabuena.

Sidra de manzana.

(315i25w2.png por jarra)

En el Chichi no se sirven zumos. Lo más parecido por su escasa graduación son las sidras en las que el mesonero convierte las manzanas que están a punto de echarse a perder completamente. Tienen un sabor dulzón e intenso, y beber de más podría tenerte pegado a la letrina durante un par de días.

Cerveza.

(315i25w2.png por pinta, 215i25w2.png por media-pinta)

La piedra angular de todo el bebercio en el tugurio. Se trata de una rubia algo ligera porque ha sido rebajada con agua. Aunque pocos replican a esto, tal vez por lo barata que resuelta. No será la mejor que sirvan en la villa, ni siquiera a este lado de las murallas, pero se deja tragar con cierta amabilidad. Y eso a Caleb le parece un éxito del que sentirse orgulloso.

Vino.

(315i25w2.png por jarra)

Un caldo peleón que se deja beber. No suele estar picado, y eso ya es mucho decir en esos lares. Se sirve directamente desde la barrica y no en botella. Es después de la cerveza una de las elecciones más frecuentes. Cuando aprieta el frío muchos lo piden caliente y especiado, tal vez para disimular un poco más el sabor.

Destilados.

(unos 315i25w2.png por vaso, y 1215i25w2.png por botella)

Whisky, ron, bourbon, aguardiente o incluso vodka enano. Del Siete Rosas de Poniente al Meado de Trogg, la variedad está lejos de ser impresionante, pero al menos existe. Varias hileras de botellas cogen polvo en el estante detrás de la barra; la calidad de todas ellas deja bastante que desear (son poco más que matarratas) así que sus precios rondan una misma horquilla. Se sirven solo en vasitos metálicos, rellenados hasta la altura de tres o cuatro dedos huesudos, o por botella entera. Una jarra equivaldría a un par de vasos.

COMIDA
***

Estofado de la casa.

(115i25w2.png por cuenco)

La especialidad del Chichi. Cada día el mesonero y su esposa se afanan por preparar una olla de este peculiar guiso parduzco. A veces es más espeso y otras más acuoso, ¡qué incertidumbre! Suele contener algún tropezón menudito flotando para darle algo de gracia. La receta ancestral es un misterio, de lo que no cabe duda es de que se trata de un puchero con mucho cuerpo. Huele fuerte, no muy bien, y no es precisamente una delicia para el paladar, aunque más de uno (incluido el propio Caleb) se lo zampa cada noche sin mucho reparo, de tal suerte que podríamos aseverar que en general no es venenoso. Algunas malas lenguas dicen que puede dar cagalera a los estómagos más finos, pero eso son solo burdos rumores. ¿No, Hadrian?

Queso, pan y embutido.

(515i25w2.png por platillo)

Para paladares más exigentes y bolsillos algo más llenos, en las despensas del Chichi quedan algunas piezas de queso, cecina, chorizo y demás encurtidos que han logrado salvarse de las ratas y la podredumbre, acompañada por un buen mendrugo de pan duro.

Manzanas.

(115i25w2.png por pieza)

Detrás de la barra siempre hay un cesto repleto de manzanas. La mayoría algo resecas y maduras; otras sencillamente agusanadas. Nada que un buen lavado no pueda solucionar.

OTROS SERVICIOS
***

Cuba de agua.

(1215i25w2.png por uso)

Con un pellizco de jabón. Esta bañera de madera es lo suficientemente grande para permitir que un adulto encogido quepa en ella. Por algunas monedas podrás quitarte toda esa roña que tienes pegada. O incluso frotar esa camisola amarillenta que algún día fue blanca. La tinaja está en la cocina, en la antesala del sótano, pero se te procurará cierta intimidad para que chapotees agusto. Por algunos cobres más el desgraciado mesonero podría hacer que alguien te la llevara a tu misma alcoba (por otros más, incluso que te echen una mano con el baño, todo puede hablarse), para que disfrutes de un placer de reyes tan poco comprendido en estos tiempos.

Letrina.

 (215i25w2.png por uso)

Todos los huéspedes tienen derecho a usar la letrina que hay construida fuera del barracón sin soltar ni un cobre. Los demás podrán evitarse por tan solo un par de moneduchas el jaleo de tener que evacuar las entrañas en medio de la calle, y limpiar con la mano las secuelas de tal hazaña. Por consideración a las buenas gentes de la vecindad, ráscate el bolsillo y usa la letrina.

 

 

 

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