Buenos samaritanos.

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Por todos es sabida la precaria situación en la que se encuentran los barrios bajos de la villa, los que allí habitan son pobres, la mayoría viven en la calle o en casas a medio derruir, a menudo ocupadas, no compradas.

Si algún rayo de esperanza se alzó, sin duda fue la ocupación de la taberna "La Capital" por sus actuales regentes, desde la cual se han organizado diversas actividades y mejoras para la salubridad y bienestar de la más baja purria de los alrededores.

Desde ofrecer comida y cama a los que no puedan pagarla, hasta habilitar un dispensario para atender a los heridos y enfermos, pasando por la construcción de un pequeño campo de entrenamiento y la adecuación de unos camastros en un local abandonado para los refugiados...

Todo el barrio conoce la posada, así como también en mayor o menor medida a su dueño, y a los trabajadores que la mantienen en pie, uno de ellos, el carpintero Nicholas Stevenson.

De una familia de leñadores, Nicholas comenzó a trabajar la madera desde muy joven, logrando tras meses de trabajo abrirse un pequeño puesto de carpintero justo al lado de la herrería de "La Capital", no era nada ostentosa, todo lo contrario, los precios variaban según el comprador, pero  el beneficio que le reportaba a la taberna, o al mismo carpintero era nulo, los pagos a penas cubrían los gastos de la madera, pero al fin y al cabo, no era una carpintería para ganar dinero, era para que los propios habitantes de los barrios bajos, comprasen los muebles a precio de costo (a veces incluso inferior) con el fin de, como llevaba haciendo tiempo la taberna, ganarse el respeto del pueblo y por supuesto, hacer que los barrios bajos vuelvan a tener casas habitables y que no sea un nido infestado de escoria y malechores.

Algo que sin duda llevaría demasiado tiempo todavía, pero que algún día, podría llegar a conseguirse...

 

Los habitantes empiezan a hablar... Si alguien se preocupa por los barrios bajos... Son los habitantes del mismo...

 

 

//Lo anterior escrito haría referencia a lo popular que es la taberna en los barrios bajos, algunos la miran con recelo, otros con admiración, pero sin duda son conocidos al menos los empleados y los trabajos que desempeñan.