[Misiva] Casillero de los Caballeros de Sangre: Azálea Belore'zaram

[Curly 265]

Una sencilla carta de papel blanco y la lengüeta sin ser lacrada, simplemente metida hacia el interior del sobre, reposa dentro del casillero de la caballero de Sangre, ubicado en las instalaciones de la organización.

 

Bal'a dash malanore, Azálea Belore'zaram. Espero que perdone el informalismo que sujeta en estos instantes entre sus manos al haber tenido la motivación de depositar la presente misiva dentro de su casillero. El motivo que me ha llevado a entregarle de esta manera la cita no es más que la preocupación sincera por el estado de salud de ciertos miembros de nuestra raza, los detalles se los daré gustosamente en persona. Si me lo permitís quisiera reunirme con vos el día de hoy en este mismo lugar a las X en punto. Un admirador del gran servicio que prestan los Caballeros de Sangre al Alto Reino.   Neofito Varom Diasolar

 

Casualidad o no, la hora prefijada corresponde a poco después de la finalización de la sesión de entrenamientos del cuartel.

[Galas 628]

Las voces eran enérgicas y animadas en los pasillos del cuartel de la Orden. Mientras que numerosos iniciados y adeptos se marchaban con las primeras horas del sol a sus casas tras haber reportado sus patrullas nocturnas por algunas de las zonas más conflictivas de la ciudad capital de Quel'thalas, la mayoría se presentaba a primera hora para atender a sus labores en el gran cuartel de la Orden de Sangre, un complejo kilométrico de enormes salas de entrenamiento tanto al aire libre como bajo techo, enormes capillas donde se rezaba, meditaba y practicaba en las artes de la Luz Sagrada, así como las zonas donde las finas armaduras de los Caballeros, hechas por los mejores artesanos del Alto Reino, eran guardadas, protegidas, mantenidas y reparadas.

Azálea llegó, charlando de manera animada con otras Iniciadas (Aun que más correcto seria decir que estas charlaban respecto a las últimas noticias tanto de carácter militar como civil, mientras ella caminaba varios pasos por detrás, en silencio) a la gran zona donde dispuestos en filas de cientos y cientos, las órdenes para las patrullas del día y posibles cambios en los horarios de entrenamiento eran dispuestas en pequeños casilleros individuales.

Mientras Azálea abría el suyo, se sorprendió. No solo estaba ahí el horario semanal de patrullas, donde debería hacerlas y con quién, si no que a sus pies cayó una pequeña nota escrita. Tras un par de chanzas de las iniciadas que la acompañaban, bromeando sobre algún admirador secreto para la carapán, rápidamente perdieron el interés al leer el corto mensaje.

Por su parte, la iniciada Belore'zaram se lo guardó doblándolo e introduciendolo en uno de los numerosos bolsillos internos de su pesada toga. Había, como mínimo, despertado su curiosidad.