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Elireth

Dajaka Grito de guerra

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  • Nombre: Dajaka Grito de guerra
  • Raza: Orco
  • Sexo: Mujer
  • Edad: 35
  • Altura: 2.10
  • Peso: 110
  • Lugar de Nacimiento: Nagrand - Draenor
  • Ocupación: Grunt y herrera
  • Historia completa

 

Descripción física:

Espalda y hombros anchos, cuerpo musculado y marcado como el de muchos orcos como ella. Piel verde intensa y cabello azul, corto. Tiene cicatrices en el cuerpo de batallas anteriores, riñas y peleas común entre los miembros de su clan, pero principalmente debido a las batallas gestadas previamente. Suele portar un equipo típico de su clan con colores rojos y confeccionados con cuero duro. También porta el hacha de su padre y su armadura tiene huesos de algunos de sus enemigos antiguos, tanto de draeneis como de humanos.

Generalmente lleva una mirada que transmite un estado constante de malhumor, aunque no es para nada cierto, las cicatrices no ayudan a disminuir esa impresión. Se le suele ver con collares y prendas que fueron otorgadas por su padre. Un colmillo de lobo tallado con runas y unos pendientes cada uno entregado por su padre y madre respectivamente.

 

 

 

 

Canción de guerra.

 

 

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El sol golpeo el rostro indefenso de aquella pequeña bebe alzada ante el clan por su padre. El rio sonaba con calma mientras los miembros del clan orgullosos veían uno más de los suyos ser aceptado por su padre. El líder del clan entonces acepto a la criatura y ofreció sus deseos de que fuera una nueva adquisición que trajera honor y gloria al clan grito de guerra y fue aceptada bajo su protección como todos los demás. El chaman del clan entonces clamo a los espíritus y elementos para que protegieran a la criatura como es debido para cada niño nacido y que los ancestros cuidaran de la pequeña. Todos gritaron en júbilo y así Dajaka fue aceptada. Pero su camino apenas comenzaba aquel día.

 

Seis años pasarían, la joven Dajaka era educada por su madre en el arte de la cocina, y trabajar el metal. Mientras que su padre le enseñaba a combatir, la guerra y el uso de las armas. Con tan corta edad no podía hacer más que observar en la mayoría de los casos, pero su padre le dictaba pequeños entrenamientos armados para fortalecer sus músculos y su mente.

 

Largas eran las horas que pasaban en la arena, mientras su padre con una vara dibujaba en esta campos de batalla mientras explicaba a su hija los conflictos pasados y presentes, y como se gestaban. Dajaka sentía una predilección por estas lecciones y esperaba con ansia cada siete lunas para recibirlas. Los entrenamientos físicos iban haciéndose más fuertes a medida que el tiempo de la selectividad se acercaba y la gran prueba de adultes debía ser presentada. Dajaka había desarrollado un físico adecuado,  y una predilección por el uso de las hachas  de combate como su padre.

 

Ambos padres quería asegurarse de que su hija estuviera capacitada para el Om'riggor y para tal caso, la hicieron participar en distintas partidas de caza a sus doce años, unas cuantas un poco antes de dicha edad en privado con su padre. Su primera gran caza fue un enorme jabalí del cual se quedó con uno de los colmillos. Para este punto, sus padres estaban seguros de que habían engendrado el futuro de su línea sanguínea. Algún tiempo después nacería su hermano menor Datrek y su hermana Rahaka.

 

 

Om'riggor

 

Las aves cantaban mientras los arboles se mecían guiadas por el viento. Dajaka tensaba su  arco para verificar que estuviera bien preparado y revisaba las flechas de las cual solo disponía de diez. Para la prueba solo se le permitió escoger un arma, llevaba un taparrabos de cuero y arneses, nada de armaduras ni equipo extra le fueron permitidos, tampoco tenia provisiones. En el primer dia de exploración no encontró a su objetivo, los rastros se mantenían pero no lograba dar con él. El segundo día fue igual, al final el Talbuk era más esquivo de lo que había imaginado, pero no desistía. Mientras tomaba agua de un estanque, observo por el rabillo del ojo a la distancia lo que tanto buscaba. Un Talbuk de pelaje blanco se asomaba para beber agua mucho más abajo. Lentamente tomó sus cosas y se fundió, para buscar una posición adecuada. Cuando ya estaba cerca tenso el arco muy lentamente para no hacer ruido y soltó la flecha, esta viajo por el aire clavándose en el cuello y el animal malherido salió corriendo, pataleando el aire, Dajaka se pego detrás para no perder su rastro mientras el enorme Talbuk perdía fuerza y finalmente caía a la distancia muerto. Arrancó la flecha ensangrentada y uso la sangre del animal para marcar su rostro y brazos. Con una piedra afilada del rio corto la carne del animal, separando la piel de los músculos. Comió lo que pudo y se llevo lo demás sobre su cuerpo.

 

Se presento ante la tribu con la piel del animal sobre su cuerpo, lleno de sangre y la cornamenta así como la osamenta sobre su cabeza a modo de capucha. Caminó hasta el chaman quien, verificando la evidente muerte. Con gusto fue enviada junto al resto de jóvenes que habían pasado la prueba y la ceremonia dio lugar poco después, donde el gran jefe del clan otorgo a todos su estatus como verdaderos gritos de guerra y todos, fueron considerados  adultos tras aquel día. La fiesta duro varios días con un festín de carne y bebida en honor a los recién aceptados

 

 

 

La celda.

 

 

Tiempo había pasado desde aquellos días. Dajaka se había vuelto mayor, las cicatrices marcaban su cuerpo en distintos lugares y las arrugas de la experiencia marcaban su rostro. Con esmero tallaba una tabla de madera con la historia familiar, temiendo que se perdiera en el tiempo si no salía de su jaula. Había sido capturada en una emboscada, cuando luchaban por liberar a los orcos atrapados en los campos. La vida en un campo de trabajo humano era mala como poco. Los hacían luchar por comida, matarse entre ellos. Dajaka se negaba a matar a ningún orco, luchaba y nada más. Debido a esto la mantenían aislada la mayor parte del tiempo, pero se había ganado el respeto de sus compañeros. Pronto sus temores terminarían cuando un estruendo anunciaba lo que tanto anhelaba. Así como ella junto a sus hermanos habían liberado a otros, ahora ella estaba siendo liberada por Thrall y Gromm quienes finalmente tenían un plan y con los orcos liberados, partieron hacia otras tierras lejanas para reconstruir los restos de su sociedad. Ella no se arrepentía de nada, sirvió con valor y lucho hasta su ultimo aliento por su gente. Los demonios solo fueron una herramienta más que se les fue en contra, nunca cometería ese error de nuevo.

 

Debido a su trabajo para la construcción de Orgrimmar, no estuvo durante la batalla contra Cenarius y la dominación demoniaca de manos de Martillomaldito, pero aquella historia le ocasiono tristeza por el destino de todos, aun cuando el objetivo era entendible, ser dominados jamás seria aceptado por ella. Los orcos debían ser dominantes no sumisos ante nadie, ni siquiera ante la peor de las situaciones. Asi debía ser y ese era su objetivo.

 

Lucharía por los suyos y encaminaría su vida en construir la supremacía de la horda en todo Azeroth de una forma u otra. Los orcos debían prevalecer y ella, aseguraría el futuro de la horda orca o morirá en el intento.

 

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