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Imperator

Thordruk

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Nombre: Thordruk
Raza: Orco
Edad: 22
Lugar de nacimiento: Campo de concentración.

Descripción física.
De piel verde no muy oscura característica entre muchos de los suyos no es de lo que más destaca Thordruk, más bien su cuerpo trabajado durante su corta vida podría ser su motivo de orgullo, aunque sus más cercanos saben que tal cosa no es cierta, y lo es en realidad que su cuerpo carece de alguna cicatriz por el combate. Su altura ronda la media de los orcos al igual que su peso.

 

Su rostro está marcado por la juventud, quizás la inexperiencia y también por su soberbia. Sus ojos de color rojizo, los cuales no llaman demasiado la atención. Sus pómulos firmes y alzados hacen que su rostro tenga o parezca tener siempre un tono enfadado. Suele ir afeitado, mostrando así su mandíbula cuadrada y sus colmillos que sobresalen de su boca. Una coleta recoge todo su pelo en la coronilla, llegando incluso hasta casi la cintura.
Actualmente carece de alguna reliquia o ropaje exclusivo, salvo su espada larga, el cual es de un material de hierro, nada especial. 

Descripción psíquica.
El honor. El honor es lo más importante para este orco. Ni la vida, ni el dinero, ni el amor, ni la amistad y un largo etcétera que continua esta lista. El honor es lo único que puede preocupar a este orco, y si se mancilla, la vida no tendría sentido para él. Pese a este pensamiento, no quiere decir que no valore sus amistades, que no pueda valorar la familia u otras cosas, pero lo único que hay que dejar claro es que por encima de todo siempre estará el honor.

 

Su comportamiento con el resto suele ser neutral, manteniéndose fuera del foco de atención mayoritariamente acaso que no se necesite de su presencia, con una actitud amigable y cercana con los que considera amigos o familia.

Historia.
No recuerdo un solo día de mi infancia digo cuando me preguntan sobre ella y, ¿miento por ello? Según sean los ojos de quien juzga. Quizás algunos comprendan que quiero olvidar, que no quiero recordar lo que sucedió. Para mi juicio, jamás tendré padre y mi madre murió hace tiempo.
Otros querrán llamarme cobarde o que no debes olvidar para así aprender, pero ellos no saben nada pero creen saberlo todo, ese es su error. Durante la otra etapa de mi vida he vagado de aquí para allá por las tierras de los orcos, junto con una pequeña banda que se dedicaba al saqueo, trabajos de poca monta. Nada que pueda alzarse en gloria o que recuerden los grandes guerreros, eramos simples bandidos. Si había que matar, matábamos sin dudar, si había que proteger, lo hacíamos ciegamente siempre que la paga fuera buena.
Nuestro  comportamiento no era el de un orco noble, ni siquiera diría el de uno simple, pero eramos la escoria sin clan a la que no quería nadie, a la que nadie le importaba, y quizás nuestra venganza contra todos era esto, servir como si de escoria se tratase, pues no eramos más, simple y llana escoria.

 

Pero como todo en esta corta vida, cambia por situaciones en las que nunca esperarías, y quien esperaría que un grupo de 6 orcos fuera abatido por uno solo...Quizás él. Pensamos que sería algo fácil, un viejo con una espada caminando solo por los caminos con una carreta. Era algo  fácil, necesitábamos suministros   y ese orco estaba en lugar equivocado, aunque más tarde fuimos nosotros quienes estaban en el lugar equivocado.
Nos acercamos, dos apuntando al viejo con sus arcos y otros dos rodeando, con sus hachas preparadas, dispuestos ha acabar con el si fuera necesario. Los  dos restantes nos acercamos de frente, dispuestos a intentar convencer al viejo orco o quizás jugar con el, nada honorable, sin duda, pero a quien le importaba en ese tiempo.

 

Unas palabras malsonantes y unas amenazas para que nos diera todo lo que estaba en su poder, pero el viejo no respondió. Tan solo su diestra hizo un rápido movimiento y su espada llameante atravesó al orco que estaba a mi lado en un abrir y cerrar de ojos. Ni siquiera los que estaban a su espalda pudieron reaccionar. Las primeras flechas silbaron, el orco ya estaba lejos de su trayectoria, su hoja había  impactado contra los orcos de su retaguardia. La sangre corría por la tierra seca de Durotar, los otros dos restantes corrieron, no querían que su sangre también se derramase. 
Solos yo y él, mirándonos fijamente sin realizar ningún movimiento. Lo único que pudo hacer mi cuerpo fue paralizarse y mi mente preguntar como había hecho tal  cosa, pero no fui capaz de decir ni una palabra, simplemente estaba paralizado. El viejo simplemente envainó su espada y continuó su camino con la carreta, ignorando mi presencia como si nunca hubiera estado ahí.
Ignoré los cadáveres desmembrados y aún calientes del suelo y corrí, siguiendo al viejo. Dejé sus cadáveres allí, sí, pues  no merecían un entierro de un orco, no eran orcos, no tenían honor y debían estar allí como los perros que eran, todos lo sabíamos, nadie cuestionaría mi decisión, o eso es lo que pensaba yo.

 

Durante un tiempo le seguí, quizás fueron días horas o minutos, pues no tuve la noción del tiempo, no importaba, mi meta era saber de donde venía, quien era y como había luchado de tal forma. Pero el viejo de repente encendió un fuego y se sentó, en silencio, observando el fuego durante bastante rato, tanto tiempo,  que incluso pensé que se había muerto mientras lo hacía.
Me acerqué sigilosamente hacia el viejo e intenté llamar su atención con un leve silbido, evitando sorprenderle por si se le ocurría usar la espada llameante de nuevo. El viejo gruñó y desvió su mirada hacia mí.  Él preguntó y yo respondí, simplemente por tener un momento de seguridad. 
Al sentarme junto a él con el fuego de frente, seguí preguntando de su manejo, de donde provenía y porque me había dejado. El respondía de forma directa y clara, sin miedo en sus palabras y yo lo agradecía. Reuní el valor, le pedí que me enseñara, aunque en todo momento esperé su negativa. Dijo que sí. No supe que camino iba a seguir en ese momento, pero lo descubriría en los meses siguientes, y no me arrepentiría de ello.

Su nombre era Turrok, yo le llamaría maestro. Mi nombre era Thordruk, él me llamaría aprendiz.
 

Editado por Imperator

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